Al presidente estadounidense Donald Trump le gusta hablar sobre lo mejor, lo máximo, lo que nadie ha visto jamás. Ahora trata de hacer que un número no tan grande sea virtuoso, argumentando que las labores de su gobierno han evitado una cifra mayor de muertes.
Pero el número de decesos a causa del coronavirus superó el miércoles los 60 mil, una cantidad que en las últimas semanas Trump había señalado podría ser la cifra total. Había citado la cantidad estimada como señal de éxito relativo luego de que la Casa Blanca advirtió previamente que Estados Unidos podría registrar entre 100 mil y 240 mil muertes.
“No creo que nadie haya hecho un mejor trabajo con las pruebas, los respiradores, con todas las cosas que hemos hecho”, comentó Trump a los reporteros el jueves en la Casa Blanca. “Y nuestros totales de muertes —los números por cada millón de personas— son muy, muy sólidos. Estamos muy orgullosos del trabajo que hemos hecho”.
Trump también ha utilizado en varias ocasiones la cifra más elevada de cualquier estimación -el potencial de que 2,2 millones de estadounidenses podrían haber muerto si no se hubiera adoptado ninguna medida preventiva-, para tratar de sustentar su argumento.
La cifra de muertes por Covid-19 en Estados Unidos seguramente seguirá aumentando.
Y al igual que la tasa de desempleo, los números también serán corregidos, y probablemente al alza, debido a que muchos casos no se han registrado. La atención sobre las cifras de muertes también pasa por alto otros indicadores importantes, tales como los niveles de inmunidad y las tasas de infección.
“Todas estas piezas de datos son como un rompecabezas gigante que estás armando”, comentó el doctor Howard Markel, director del Centro de Historia de la Medicina de la Universidad de Michigan. “La cifra de muertos es sólo una de ellas”.
Kathleen Hall Jamieson, directora del Centro Annenberg de Política Pública en la Universidad de Pensilvania, dijo que es simplista que Trump u otros funcionarios se enfoquen en la cifra de muertos, ya que está incompleta. Los casos que en un principio no fueron clasificados de Covid-19 podrían ser integrados en fecha posterior.
“El problema es que cuando uno mira la cifra en la televisión parece real”, agregó. “Lo que no se tiene es que debería haber un asterisco junto a esa cifra”.
La doctora Deborah Birx, coordinadora del equipo de respuesta de la Casa Blanca contra el coronavirus, presentó el 29 de marzo modelos que proyectaban entre 100 mil y 240 mil muertes de estadounidenses, asumiendo que continuara la aplicación de medidas de distanciamiento social. Al mismo tiempo, Birx dijo que los modelos epidemiológicos habían pronosticado inicialmente un escenario peor de entre 1,5 millones y 2,2 millones de fallecidos sin acciones de mitigación como el distanciamiento social, lavado de manos y permanecer en casa lo más posible.
Poco después, Trump empezó a conjeturar que la cifra de 100 mil era el límite más elevado. Luego se inclinó más hacia la proyección de 6 mil.
“El número mínimo eran 100 mil vidas, y creo que nos situaremos considerablemente abajo de ese número”, afirmó el mandatario el 10 de abril. “Es difícil creer eso si uno tenía 60 mil… uno nunca estaría contento, pero es muchísimo menos de lo que en un principio nos dijeron y pensábamos”.
Trump suaviza sus comentarios aseverando que incluso una sola muerte es demasiado, aunque también parecía aliviado ante la idea de que fuesen 60 mil. La cifra rebasó en cuestión de meses los 58 mil 220 muertos que Estados Unidos sufrió en la Guerra de Vietnam, pero está muy por debajo de los 675 mil fallecimientos por la pandemia de gripe de 1918 que Trump cita con frecuencia.
El mandatario ha utilizado la proyección de 2,2 millones de fallecimientos para dejar entrever que salvó millones de vidas gracias a un liderazgo que él y otros funcionarios afirman fue “decisivo”. Sus acciones han sido criticadas por autoridades de salud pública estatales y locales, que se han quejado de la escasez de materiales para pruebas y de equipo protector para médicos y personal de enfermería.
A menudo Trump menciona entre sus primeras medidas más importantes las restricciones impuestas a la llegada de personas desde China, donde se originó el virus, y de Europa, donde se propagó ampliamente antes de causar estragos en Estados Unidos.
“Hicimos lo correcto, porque si no hubiera sido así, tendríamos un millón, un millón y medio, quizá dos millones de personas fallecidas”, señaló el presidente el 20 de abril.