Estados Unidos está bajo el impacto de la actuación de su presidente en la conferencia de prensa con Vladimir Putin.
Desde que el lunes 16 de julio el ex director de la CIA, John Brennan, calificara la actuación de Donald Trump en términos nunca antes vistos, las reacciones no han cesado: “Nada menos que traición”, dijo Brennan. Sus comentarios “no sólo eran imbéciles, él está totalmente en el bolsillo de Putin”. Y terminó con una apelación: “Patriotas republicanos: ¿dónde están?”.
Muchos congresistas republicanos recogieron el guante. Ben Sasse, de Nebraska, emitió una declaración reprendiendo la afirmación de que ambos países eran responsables del deterioro de relaciones.
“Estados Unidos quiere una buena relación con el pueblo ruso, pero Vladimir Putin y sus matones son responsables de la agresión al estilo soviético”, dijo. “Cuando el presidente juega estos juegos de equivalencia moral, le da a Putin una victoria propagandística que necesita desesperadamente”.
Un aliado de Trump, el senador republicano por Utah, Orrin Hatch, emitió un comunicado de respaldo a la comunidad de inteligencia, pero no criticó directamente al presidente. “Rusia interfirió en las elecciones de 2016”, dijo.
“Las principales agencias de inteligencia de nuestro país están de acuerdo en este punto. Debemos hacer todo lo que esté a nuestro alcance para proteger nuestra democracia asegurándonos de elecciones futuras libres de influencia e interferencia extranjeras, independientemente de lo que diga Vladimir Putin o cualquier otro agente ruso”.
El representante Trey Gowdy dijo que nunca ha visto a Rusia como un aliado estadounidense. Y expresó su confianza de que funcionarios de la administración Trump “serán capaces de comunicarle al presidente que es posible concluir que Rusia interfirió en nuestras elecciones de 2016 sin deslegitimar su éxito electoral”.
Lindsey Graham, republicano de Carolina del Sur que ha tenido una estrecha relación con Trump, fue drástico: la Cumbre constituyó una “oportunidad perdida”. Y Paul Ryan entregó a los medios una declaración fuerte: “no hay duda de que Rusia interfirió en las elecciones presidenciales. El presidente debe apreciar que Rusia no es nuestro aliado, y que sigue siendo hostil a nuestros valores e ideales básicos”. El senador Bob Corker, de Tennessee, ironizó: “Supongo que ahora mismo [Putin] esté comiendo caviar. Creo que fue un día muy bueno para el presidente Putin”.
Como era de esperarse, dos republicanos históricamente críticos de Trump, Jeff Flake y John McCain, se sumaron a la ola. “Nunca pensé ver el día en que nuestro presidente se parara en el escenario con el presidente ruso y culpara a Estados Unidos por la agresión rusa. Esto es vergonzoso”, dijo Flake.
Por su parte McCain, que ha estado ausente del Congreso por un cáncer, dio a conocer una declaración en la que, entre otras cosas, afirma: “La Conferencia de prensa en Helsinki fue una de las actuaciones más vergonzosas de un presidente norteamericano. El daño infligido por la ingenuidad del presidente Trump, el egoísmo, la falsa equivalencia y la simpatía por los autócratas es difícil de calcular. Pero está claro que la Cumbre de Helsinki fue un error trágico”. Y remató: “el presidente Trump y demostró no sólo ser incapaz, sino también que no tenía la voluntad de enfrentarse a Putin”.
Newt Gingrich, prácticamente un incondicional del presidente, declaró que su actuación en Helsinki fue el error más grave de su mandato. “El presidente Trump debe aclarar sus declaraciones en Helsinki sobre nuestro sistema de inteligencia y Putin. Es el error más grave de su presidencia y debe ser corregido inmediatamente”. Christine Todd Whitman, republicana de New Jersey, fue más categórica: “Señor presidente, usted debería estar avergonzado. Por favor, renuncie. Usted no está capacitado para dirigir esta gran nación”.
Por último, el director de inteligencia nacional, Dan Coats, defendió el dictamen de inteligencia: “Hemos sido claros en nuestras evaluaciones sobre la intromisión rusa en las elecciones 2016 y sus continuos y omnipresentes esfuerzos por socavar nuestra democracia. Seguiremos proporcionando inteligencia objetiva”, dijo en una declaración.
Las palabras del periodista Thomas L. Friedman quedan en el aire. “A cada congresista republicano se le va a preguntar en su camino hacia las elecciones [de noviembre]: ¿está Ud. con Trump, Putin o con la CIA, el FBI y la NSA”?
Qué hipocresía! Un país que ha interferido en los asuntos internos de todos los demás ahora se escandaliza por la supuesta injerencia de Rusia en sus elecciones. Buscar un razonable entendimiento con el país más extenso del mundo y de paso conseguir una más que necesaria distensión es una de las pocas cosas acertadas que ha hecho Trump y lo critican! Qué quieren? Guerra con Rusia? Está claro que la distensión no es un buen negocio para el complejo militar industrial, pero se supone que la vida humana está por encima. O no, Oncuba?