El nuevo siglo
En el siglo XXI el escrutinio gubernamental sobre los ovnis se revivió con el Programa de Identificación de Amenazas de Aviación Avanzada (AATIP, por sus siglas en inglés), programa secreto dirigido por el Departamento de Defensa que operó desde 2007 hasta 2012, cuando sus fondos fueron destinados a otras instancias federales.
En 2017 varios medios de prensa revelaron su existencia. En pocos años se convirtió en el Proyecto Libro Azul, concentrado en el estudio de los avistamientos de ovnis durante la Guerra Fría. Se concluyó que el Gobierno de Estados Unidos tenía en su poder aleaciones y compuestos supuestamente obtenidos de los ovnis. Muchos científicos, sin embargo, mostraron su escepticismo.
En mayo de 2021 el Congreso celebró una audiencia pública sobre los ovnis, esta vez denominados fenómenos aéreos no identificados (Unidentified Aerial Phenomena, UAP por sus siglas en inglés, en lo adelante FANI). Se pasó revista a una serie de avistamientos documentados por personal militar durante las últimas dos décadas, desclasificados por el gobierno.
El mes siguiente, la Oficina del Director de Inteligencia Nacional presentó al Congreso un informe preliminar sobre los FANI. Entre sus conclusiones, sobresalen las siguientes:
La cantidad limitada de informes de alta calidad sobre fenómenos FANI dificulta nuestra capacidad para sacar conclusiones firmes sobre su naturaleza o intención.
La mayoría de los FANI reportados probablemente representan objetos físicos, dado que fueron registrados mediante múltiples sensores, incluidos radares, infrarrojos, buscadores de armas y observación visual.
Según se informa, en un número limitado de incidentes de FANI, el vuelo parecía exhibir inusuales características. Pueden ser resultado de errores del sensor o percepción errónea del observador. Requieren un análisis riguroso adicional.
Los FANI plantean, claramente, un problema de seguridad de vuelo y pueden representar un desafío para la seguridad nacional de Estados Unidos. Las preocupaciones de seguridad se centran principalmente en los pilotos que se enfrentan a un medio cada vez más desordenado. Los FANI también representarían un desafío de seguridad nacional si provienen de un adversario extranjero, de plataformas de datos recolección hostil o dan evidencia de que un adversario potencial ha desarrollado una tecnología innovadora o disruptiva.
Luego, en diciembre de 2021, el presidente Biden promulgó una nueva Ley de Autorización de Defensa Nacional que incluye el requisito de que las fuerzas armadas crearan una nueva oficina para investigar los FANI, así como también para proporcionar un informe anual y dar sesiones informativas semestrales al Congreso.
El 9 de junio de 2022 la NASA anunció que le estaba encargando a un equipo suyo examinar el tema. El estudio se centraba en identificar los datos disponibles, la mejor manera de recopilar datos futuros y en cómo la NASA podría usarlos para avanzar en la comprensión científica de esos fenómenos.
El mismo año, el Pentágono liberó más de 1 500 páginas relacionadas con su programa secreto de ovnis, al cabo de más de cuatro años de litigios. Incluía informes científicos encargados por el Gobierno e información general sobre el programa sobre los ovnis. Además, investigaciones sobre los efectos biológicos de los avistamientos de ovnis sobre los seres humanos. La Defense Intelligence Agency (DIA) dijo que “algunas partes” de los documentos “debían ser retenidas” debido a problemas de privacidad y confidencialidad.
Cinco avistamientos
En este siglo, de lado de los mulderianos —es decir, de los creyentes—, sobresalen las alusiones a por lo menos cinco avistamientos:
1. La autopista de Nueva Jersey (2001). El 14 de julio de 2001, poco después de la medianoche, choferes en una autopista de Nueva Jersey reportaron haber visto durante alrededor de 15 minutos extrañas luces anaranjadas y amarillas en forma de V sobre el estrecho Arthur Kill, entre Staten Island, Nueva York, y Carteret, Nueva Jersey. El teniente del Departamento de Policía de la localidad, Daniel Tarrant, fue uno de los testigos, así como otros residentes del área metropolitana.
Los controladores de tráfico aéreo negaron que aviones pudieran ser la causa de las luces. Un grupo conocido como New York Strange Phenomena Investigators (NY-SPI) afirmó haber recibido datos de radar de las Fuerzas Armadas corroborando avistamientos de onvis en ese lugar. La tesis de que el Gobierno estaba conspirando tuvo varios tantos a favor.
2. El incidente del portaviones USS Nimitz (2004). El 14 de noviembre de 2004, el USS Princeton, parte del grupo de ataque del portaaviones USS Nimitz, detectó en el radar una nave desconocida a 100 millas de la costa de San Diego, California. Durante dos semanas la tripulación había estado rastreando objetos que aparecían a 80 mil pies y después caían en picada para terminar flotando sobre el Océano Pacífico.
Dos aviones de combate del portaviones USS Nimitz llegaron al área. Según los pilotos, lo primero que vieron parecía ser “agua agitada con una sombra de forma ovalada debajo de la superficie”. En unos momentos, un objeto blanco apareció sobre el agua. No tenía marcas visibles que indicaran la existencia de un motor, alas o ventanas.
El comandante David Fravor y el teniente Jim Slaight intentaron interceptarlo, pero aceleró y reapareció en el radar a 60 millas de distancia. Se movió tres veces a la velocidad del sonido y a más del doble de la de los aviones de combate.
3. El Aeropuerto Internacional O’Hare (2006). El vuelo 446 de United Airlines se estaba preparando para partir a Carolina del Norte desde el Aeropuerto Internacional O’Hare de Chicago. Un empleado de la línea aérea notó una nave metálica de color gris oscuro que se cernía sobre la puerta C17. Ese día, 7 de noviembre de 2006, un total de 12 empleados de United, y algunos testigos fuera del aeropuerto, vieron una nave con forma de platillo alrededor de las 4:15 p. m.
Testigos presenciales afirmaron que el objeto se mantuvo en el aire durante unos cinco minutos antes de salir disparado hacia arriba, y que abrió un agujero en las nubes, lo suficiente como para que pilotos y mecánicos pudieran ver el cielo azul. Fue la historia más leída en el sitio web de The Chicago Tribune. Sin embargo, debido a que el ovni no se vio en el radar, las Fuerzas Armadas lo calificaron de un “fenómeno meteorológico” y se negaron investigarlo.
4. Stephenville (2008). La noche del 8 de enero de 2008, decenas de los residentes Stephenville, Texas, a unos 160 kilómetros al suroeste de Dallas, dijeron haber visto algo único en el cielo. Informaron haber visto luces blancas sobre una autopista, primero en un solo arco horizontal y luego en líneas verticales paralelas. El piloto Steve Allen estimó que las luces “se extendían alrededor de una milla de largo y media milla de ancho”, viajando a unas 3 000 millas por hora. No se informó ningún sonido.
La Fuerza Aérea reveló semanas después que los F-16 estaban volando en las áreas de operaciones militares de Brownwood, al suroeste de Stephenville, pero muchos habitantes no creyeron esa explicación. Dijeron que lo que habían visto resultaba demasiado avanzado tecnológicamente.
5. Video de la costa este (2015). Cuando se filtró la noticia en 2017 sobre el Programa de identificación de amenazas de aviación avanzada, surgió un video que reveló un encuentro entre un F/A-18 Super Hornet y un fenómeno aéreo no identificado. Visto a lo largo de la costa este en una cápsula de rayos infrarrojos, la nave era similar a la que habia visto en San Diego (2004): un óvalo blanco de movimiento rápido de unos 45 pies de largo y sin alas.
Los pilotos rastrearon el objeto a 25 000 pies sobre el Océano Atlántico mientras se alejaba y al mismo tiempo giraba sobre su eje. Nunca se dio ninguna explicación.
Las últimas encuestas
Según una encuesta del Pew Research Center de julio de 2021, el 51 % de los estadounidenses cree que los ovnis constituyen probable evidencia de vida extraterrestre inteligente.
Alrededor del 65 % de los encuestados dijo creer que hay vida extraterrestre inteligente en otros planetas, además de la Tierra. El 87 % piensa que los ovnis no son una amenaza para la seguridad nacional. Y en el otro extremo, que representan una amenaza menor.
“Algunos segmentos del público son más propensos que otros a creer que la hay en otros planetas”, escribieron los encuestadores. “Esta opinión es especialmente pronunciada entre los estadounidenses más jóvenes. Alrededor de tres cuartas partes (76 %) de los adultos menores de 30 años dicen que existe vida inteligente en otros planetas, frente al 57 % de los mayores de 50 años”.
Mas recientemente, el 4 de octubre de 2022 una encuesta de YouGov encontró que el escepticismo respecto a la existencia de extraterrestres había disminuido desde la década de los 90. En ese entonces, según una encuesta de Newsweek (1996), solo el 20 % de los estadounidenses creía que los ovnis tenían más probabilidades de ser prueba de vida extraterrestre que una explicación científica (32 %).
Ahora mismo el 34 % de los estadounidenses cree que los ovnis son, probablemente, naves extraterrestres, mientras solo el 32 % dice que es probable que tengan una explicación científica.
Una encuesta de 1996 a cargo del mencionado Pew Research Center, encontró que solo el 4 % de los estadounidenses esperaba un contacto humano-alienígena en los próximos cincuenta años. La última encuesta encuentra que el número ha aumentado al 13 %. Esta encuesta se implementó entre el 9 y 12 de septiembre de 2022 en una muestra de mil ciudadanos estadounidenses adultos.
El 16 de febrero el presidente Biden se dirigió a la nación para explicar por primera vez los diversos objetos voladores no identificados derribados sobre Alaska, Canadá y Michigan. De acuerdo con The Daily Dot, la reacciones más típicas fueron molestias porque no había admitido que el gobierno había encontrado extraterrestres.
Los siguientes son algunos de los mensajes colocados en la red por los usuarios de Twitter:
- “¿Por qué Biden se niega a reconocer que los ovnis son extraterrestres?“.
- “Los ovnis son laboratorios para experimentar con humanos”.
- “Biden no dice la verdad sobre los extraterrestres que vienen a atrapar a personas […] con quienes experimentaron. No es un globo, es un laboratorio móvil que ELLOS están explorando preparándose para lo que los luteranos llaman el día del juicio”.
El globo chino (y sus correlatos)
Los efectos acumulados de esa historia sobre ovnis, que forma parte de la cultura popular estadounidense, inevitablemente permean las representaciones sobre el tema a varios niveles. Una buena cantidad de cómics, filmes, programas de TV y series se han dedicado a imaginar los contactos con naves y viajeros extraterrestres, abrumadoramente percibidos como invasores de la Tierra.
Es una herencia de los años 50 y tiene un impacto específico sobre los receptores. Aliens y conspiradores constituyen la base de una serie tan defintiva en estos dominios como The X Files (1993), con David Duchovny (Fox Mulder) y Gillian Anderson (Dana Scully) en los roles de investigadores del FBI que buscan lo que el poder ocultaba.
Ambos encarnan las actitudes clásicas ante los ovnis y los secuestros de personas (abductions). El primero, los mulderianos, a los creyentes; la segunda, los sculianos, a los escépticos.
El 4 de febrero de 2023, días antes de un encuentro del secretario de Relaciones Exteriores de Estados Unidos con su contraparte en Beijing, cazas estadounidenses derribaron un globo chino a gran altitud, descrito como “un globo de vigilancia”.
Fue el inicio de una verdadera serie. Tres días después, del 10 al 12 de febrero, aviones estadounidenses derribaron tres objetos no identificados sobre Alaska, Canadá y Michigan.
El 13 de febrero el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby, le dijo a los periodistas que el presidente Biden le había ordenado al asesor de seguridad nacional, Jake Sullivan, “redoblar los esfuerzos“ para comprender y mitigar los FANI.
La declaración se produjo después de que la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA) y los servicios militares dieron cuenta de avistamientos de FANI, incluido un informe de enero que reportó 163 avistamientos de globos u objetos similares.
El 13 de febrero, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores chino, Wang Wenbin, afirmó que Estados Unidos había volado sus propios globos de gran altitud sobre el espacio aéreo chino más de diez veces desde principios de año. Kirby dijo que la afirmación no era cierta, pero que no la expandiría a otros territorios que China reclama como propios, incluidos Taiwán y el Mar de China Meridional.
Por su parte, el Comando de Defensa Aeroespacial de América del Norte (NORAD) dijo haber ajustado la configuración de sus radares, ampliando las posibilidades de examinar más de cerca el espacio aéreo y de detectar objetos que se mueven más lentamente, de acuerdo con el comandante general de la Fuerza Aérea de Estados Unidos Glen VanHerck.
Ese mismo día, al hablar durante un evento de la Brookings Institution, el jefe de Estado Mayor de la Fuerza Aérea, el general Charles Q. Brown, dijo que el avistamiento del “globo de vigilancia chino” había captado “toda nuestra atención”. “Pero no apreciamos o entendemos exactamente lo que estamos viendo, así que a medida que avanzamos en los esfuerzos de recuperación de algunas de las cosas que derribamos, sabremos más”, dijo.
El pasado 17 de febrero se anunció que se habían recuperado los componentes internos de ese globo. De acuerdo con las autoridades, el personal de la Marina, la Guardia Costera y el FBI recolectó todos los restos del fondo del mar, que incluían equipos que podrían revelar la información que pudo monitorear y recopilar. Pero hasta hoy no ha habido notificación pública acerca de lo que contenía.
Los destinos de los tres objetos fueron distintos. Primero la Casa Blanca reconoció que no eran ovnis. En una conferencia de prensa, Karine Jean-Pierre descartó que hubiera participación extraterrestre en los tres objetos no identificados derribados. ”No hay indicación de extraterrestres o de actividad extraterrestre “, dijo, y agregó que “quería asegurarse de que el pueblo estadounidense lo supiera“.
Más tarde, dijeron que se trataba, probablemente, de “objetos de propiedad civil atacados después de que los radares de defensa se recalibraron para detectar objetos aéreos de movimiento más lento”. Y, finalmente, que debido a su pequeño tamaño y a las áreas remotas donde fueron derribados, recuperar los escombros era “difícil y poco probable”.
John Kirby, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, dijo a los periodistas que “todo tipo de naves inocuas” pueden volar a las mismas altitudes. Eso incluye aeronaves utilizadas por empresas y países para fines que “no son nefastos en absoluto”.
También dijo que los tres objetos derribados no representaban una amenaza directa para las personas en tierra. Carecían de tripulación y tenían habilidades limitadas, desde la falta de señales de comunicación hasta capacidad de propulsión obvia.
“La evaluación actual de la comunidad de inteligencia es que estos tres objetos probablemente son globos vinculados a empresas privadas, instituciones recreativas o de investigación que estudian el clima o hacen otras investigaciones científicas”, dijo Biden.
En otras palabras, si esto es así, significa que tres globos civiles de bajo calibre utilizados para mediciones del tiempo han sido derribados por misiles de última tecnología desde un F-22. El costo de cada uno se estima en unos 400 mil dólares. Dado que uno no dio en el blanco y hubo que lanzar otro, el monto total de la operación militar ronda los 1,5 millones de dólares. Emergen, inevitablemente, ciertas preguntas en los medios: “¿Para esto se utiliza nuestro presupuesto de defensa, en constante crecimiento?“.
En escenarios de este tipo las cosas suelen salirse de su carriles por la alta tensión prevaleciente. Con todo, la saga de ovnis y extraterrestres sigue su curso. Y nadie ni nada la va a parar.
Primera entrega de esta serie: Los colores que cayeron del cielo (I)
Un texto de excelencia!