La administración Trump llegó a un acuerdo con el gobierno entrante de México para un implementar un plan para las caravanas de migrantes, según el diario The Washinton Post.
El plan está dirigido a cambiar la política y lograr que los solicitantes de asilo esperen en suelo azteca mientras sus reclamaciones pasan por los tribunales estadounidenses, según funcionarios y miembros del gabinete del presidente electo, Andrés Manuel López Obrador.
El trato rompería con normas de asilo de larga data y colocaría una nueva barrera en el camino de los migrantes centroamericanos que intentan llegar a Estados Unidos y escapar de la pobreza y la violencia. Con ello el gobierno de Trump también habría superado la reticencia histórica de México para profundizar la cooperación con Estados Unidos en un tema ampliamente considerado asunto del vecino norteño, no de los mexicanos.
La Casa Blanca no ha hecho comentarios hasta el momento.
México apoya plan de Trump para cambiar normas de asilo: Washington Post https://t.co/7NDRrxLSFq pic.twitter.com/BRhBjPrgMw
— Reuters Latam (@ReutersLatam) November 24, 2018
De acuerdo con los contenidos del plan, conocido como “Permanecer en México”, los solicitantes de asilo deberán quedarse en ese país mientras se procesan sus casos. Esto podría poner fin al sistema de “captura y liberación”, que hasta ahora ha permitido a quienes buscan refugio esperar por sus casos en territorio de Estados Unidos.
“Por ahora, hemos aceptado esta política de permanecer en México”, dijo Olga Sánchez Cordero, la nueva ministra del interior de México, que asume el cargo el próximo 1 de diciembre. En una entrevista con The Washington Post, lo consideró una “solución a corto plazo”.”La solución a mediano y largo plazo es que las personas no emigren”, declaró. “México tiene los brazos abiertos y todo, pero una caravana tras otra también sería un problema para nosotros”.
Si bien no se ha firmado ningún acuerdo formal, y los funcionarios de Estados Unidos dicen que aún deben discutirse y resolverse muchos detalles, el gobierno mexicano entrante parece estar dispuesto a convertir al país en una especie de sala de espera.
Los funcionarios estadounidenses lo perciben como un avance que podría impedir la migración y las caravanas que se originan en América Central y atraviesan México para llegar a Estados Unidos. Silenciosamente, se han involucrado en conversaciones con altos funcionarios mexicanos.
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La posibilidad de mantener a miles de solicitantes de asilo durante meses o años en estados fronterizos donde imperan los carteles de la droga, ha preocupado a varios activistas de derechos humanos. Temen que un plan de esa naturaleza pueda poner a los migrantes en peligro, arriesgar y socavar su derecho legítimo de solicitar asilo.
“No hemos visto una propuesta específica, pero cualquier política que deje a las personas varadas en México, inevitablemente las pondría en peligro”, dijo Lee Gelernt, un abogado de la ACLU cuyo equipo ha ganado varias victorias legales contra las iniciativas de inmigración del gobierno de Trump.
“La administración debe concentrarse en proporcionar un proceso de asilo justo y legal en Estados Unidos en lugar de inventar formas de intentar reducirlo”, dijo.
Las nuevas medidas también podrían generar desafíos legales, aunque en opinión de varios expertos resulta demasiado pronto para comentar sobre posibles litigios.
El acuerdo se concretó la semana pasada en Houston, durante una reunión entre Marcelo Ebrard, el nuevo ministro de Relaciones Exteriores de México, y altos funcionarios estadounidenses como el secretario de Estado Mike Pompeo y la secretaria de Seguridad Nacional Kirstjen Nielsen.