Al acercarse las elecciones de medio término, comienzan a aparecer con mayor frecuencia pronósticos y análisis en la prensa estadounidense. Tribune News Service acaba de publicar un reportaje acerca de los pro-cons de los demócratas para alzarse con la mayoría.
Jesse Ferguson, ex secretario de prensa adjunto de la campaña de Hillary Clinton, declaró a los medios: “El día de las elecciones me demostrará si tengo trastorno de estrés postraumático o si he estado viviendo un deja vù“.
Como se sabe, los demócratas recibieron un cubo de agua fría con aquella derrota en 2016. Ahora observan con nerviosismo el final de la carrera. Se preguntan si la historia se repetirá. Este año intentan obtener 23 escaños en la Cámara y, con ello, la mayoría.
Muchos de sus líderes dicen que esta vez es diferente: el rechazo al presidente Trump ha crecido en algunos sectores; está acosado por muchos escándalos; los demócratas tienen ventaja en las encuestas y algunos republicanos se muestran abiertamente pesimistas. Una firma encuestadora, FiveThirtyEight, les da a los demócratas posibilidades del 76,9 por ciento de ganar la Cámara de Representantes.
Pero otros no están tan seguros. Cuando se le preguntó si creía que su partido tenía un exceso de confianza, el representante Seth Moulton respondió: “Los demócratas podrían ganar muchos escaños en la Cámara de Representantes o podrían quedarse cortos. Tenemos que darnos cuenta de que esto no es solo una imparable ola azul, sino también muchas carreras difíciles que serán victorias duras”.
Hablando de encuestas, Ben Ray Lujan, presidente del Comité de Campaña del Congreso Demócrata, dijo: “Hubo muchas predicciones que se hicieron durante el último ciclo que no llegaron a buen término. Evidentemente, durante el último ciclo el sondeo estaba apagado”. Y enfatizó cómo los encuestadores perdieron el voto rural, un “error devastador”. Los demócratas, aseguró, han tomado medidas para hacerlo bien esta vez, pero lograr la mayoría en el Congreso requiere una pelea con uñas y dientes.
Otro encuestador demócrata dijo que los datos dejaban claro que su partido podría ganar la mayoría, pero que todavía no era seguro. “Ahora mismo no está claro si el entorno político generará un tsunami electoral. Todos aprendimos la lección de 2016: hay múltiples posibilidades y resultados”, dijo. “Y si no la hemos aprendido, qué vergüenza. Ese 20 por ciento de resultados adversos puede suceder. Y ese 30 por ciento, también”.
Algunos líderes demócratas aseguran que la presidencia de Trump cambia la dinámica por completo. “La energía demócrata está en niveles nucleares”, dijo Steve Israel, ex representante demócrata por un distrito de Nueva York. “Los demócratas se arrastrarían por los vidrios rotos para votar en esta elección”. Descarta la idea de que el partido podría quedarse corto a la hora de obtener la mayoría en la Cámara. La mayoría de los demócratas y muchos republicanos creen que obtendremos esa mayoría. La pregunta es: ¿cuánto?”.
Muchos republicanos argumentan que la elección de 2018 ya ha visto su sorpresa en octubre, con la confirmación de la pelea por Brett Kavanaugh, que está motivando a votar a los conservadores.
“No sé cuáles serán las sorpresas de octubre”, dijo un analista demócrata. “Pero cometemos un error si asumimos que lo que estamos viendo hoy es lo que veremos durante todo el mes. Lo vivimos hace dos años”.