Los productos de la conocida marca Goya se han convertido en motivo de discordia después de que su máximo ejecutivo, Robert Unanue, elogiara al presidente Trump durante un evento el jueves pasado en la Casa Blanca.
“Todos somos verdaderamente bendecidos al tener un líder como el presidente Trump, quien es un constructor”, dijo Unanue.
El comentario provocó una avalancha de críticas a la firma, fundada en 1936 por el español Prudencio Unanue Ortiz (1886–1976), emigrado a Puerto Rico. Establecido luego en Nueva York, compró el nombre Goya a una empresa de sardinas marroquíes porque creía que su apellido era demasiado difícil de pronunciar por los clientes estadounidenses. También le gustó la asociación con el pintor español Francisco de Goya.
Las palabras de Unanue llegaron en un momento en que los latinos han sido desproporcionadamente golpeados por las consecuencias sanitarias y económicas de la pandemia de coronavirus. Muchos expresaron en las redes su sentir acerca de políticas y acciones de la administración Trump, que han deshumanizado y atacado a los inmigrantes desde el lanzamiento de su campaña presidencial en 2015 al afirmar que los recién llegados mexicanos eran todos criminales y violadores.
Varios políticos demócratas solicitaron de inmediato un boicot a los productos Goya, mientras otros liberales publicaron videos en las redes sociales arrrojando las especias y sazonadores de la marca por el tragante.
Ayer martes la hija del presidente, Ivanka Trump, tuiteó una foto suya sosteniendo en una de sus manos una lata de frijoles negros Goya para impulsar un negocio propiedad de hispanos que, según ella, había sido tratado injustamente. Dijo que tenía “todo el derecho de expresar públicamente su apoyo. Y lo hizo en un tono comercial poniendo las versiones en inglés y español del eslogan de la compañía: “Si es Goya, tiene que ser bueno”.
Pero sus críticos sostienen que Ivanka no tiene derecho a violar las normas éticas oficiales que impiden a funcionarios del gobierno utilizar sus cargos para apoyar productos comerciales o grupos específicos. Argumentan, además, que su acción demuestra cómo Trump y quienes lo rodean a menudo cruzan la línea roja entre política y gobierno.
Atizando el fuego, hoy el propio Donald Trump avivó la controversia publicando una imagen suya sentado en la Oficina Oval con una variedad de productos Goya sobre la mesa, dando de hecho otro respaldo a una empresa comercial privada.
Para muchos observadores, se trata de otro esfuerzo por persuadir a los votantes hispanos de que sus oponentes demócratas son demasiado radicales. “Ni siquiera las croquetas estarían a salvo en la América de Joe Biden. Pásalo”, dijo el lunes la cuenta de Twitter latina de la campaña de Trump reaccionando a las palabras del ex secretario de Trabajo, Robert Reich, uno de los que pidió un boicot a la compañía.
“Es un paso en falso completo. A la larga, terminará siendo contraproducente”, dijo un crítico. “La gente se dará cuenta de que no es sincero acerca de este esfuerzo: ‘oigan, soy amigo del tipo que vende frijoles negros en una lata'”.
Si es Goya tiene que ser bueno, Si es Trump tiene que ser bueno. #Trump2020, #GoyaForever.
Yo creo que lo del boicot a Goya les ha resultado al reves. #ANoviembreconGoya