México y Estados Unidos anunciaron que prohibirán todos los viajes “no esenciales” en su frontera común para tratar controlar la propagación del coronavirus.
Los dos países, junto con Canadá, acordaron también que cualquiera que cruce sin autorización sus fronteras será regresado de inmediato a su país de origen. Funcionarios estadounidenses dijeron que el ingreso no regulado de personas de diversas partes del mundo conlleva un potencial peligro para la salud debido a la rapidez con que se está extendiendo el virus.
Funcionarios del gobierno de Trump y el secretario de Relaciones Exteriores de México, Marcelo Ebrard, enumeraron las restricciones similares a las implementadas hace unos días en la frontera entre Estados Unidos y Canadá. Las restricciones serán aplicables a las personas que cruzan con fines turísticos o recreativos y para otras actividades consideradas “no esenciales”.
De “todos los demás no esperamos que tengan ninguna dificultad”, les dijo Ebrard a los reporteros en la Ciudad de México. “No estamos hablando de cierre”, aseveró.
La prohibición, que entró en vigor a las 11:59 de la noche de ayer, no incluye el tránsito comercial. Al proceder de esa manera, ambos gobiernos suavizaron sustancialmente los efectos económicos de la medida.
Pero menos estadounidenses están viajando hacia el sur debido a una orden de California de que todas las personas permanezcan en sus hogares y a una recomendación del Departamento de Estado para que no viajen al extranjero.
Aun así, las restricciones son un acontecimiento importante a lo largo de la frontera con mayor tránsito en el mundo. Los compradores mexicanos resultan vitales para los pequeños pueblos fronterizos estadounidenses. Es común que la gente de ambos países crucen frecuentemente para visitar a familiares y amigos.
El secretario interino de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Chad Wolf, dijo a la prensa en la Casa Blanca que las restricciones tienen el objetivo de eliminar los viajes no esenciales al tiempo que se “preserva la actividad económica esencial” en la frontera.
“Queremos asegurarnos de que continúe el transporte de carga, que continúe el comercio y que los trabajadores de salud sigan teniendo la capacidad de cruzar esa frontera”, dijo Wolf. “Pero el turismo, algunas actividades recreativas y otras cosas deben parar durante esta crisis”.
Por su parte, el presidente Trump dijo que las restricciones fronterizas y el plan de deportar inmediatamente a quien sea detenido por cruzar la frontera ilegalmente pretenden reducir la diseminación de virus en los centros de detenciones de migrantes, así como “una migración masiva global que mermaría mucho los recursos de salud necesarios para nuestro pueblo”.
La medida para deportar rápidamente a los migrantes incluiría a los que cruzan sin autorización a Estados Unidos y Canadá, adonde algunas personas han huido para escapar de la policía migratoria estadounidense.
Refiriéndose a los reportes de que Estados Unidos tenía planeado enviar a México a personas de diversos países, Ebrard dijo que México solo aceptará que regresen migrantes mexicanos y centroamericanos.
Trump dijo el viernes que Estados Unidos enviaría a las personas que no sean mexicanas “de vuelta a sus países, no a México”.
Por su parte, Wolf indicó que el gobierno estadounidense mandaría a la gente de regreso a su tierra natal, pero que también estaba “trabajando con México para enviar poblaciones adicionales allí también”. El Departamento de Seguridad Nacional no abordó la aparente contradicción.
La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos indicó que una larga lista de trabajadores “esenciales” no se verían afectados por las restricciones, entre ellos jornaleros agrícolas, trabajadores de restaurantes y tiendas de comestibles, y conductores de autobuses.
Al mantener el flujo comercial, se reduce el daño económico. México es el mayor socio comercial de Washington, ligeramente por encima de Canadá. Aproximadamente el 75% de las exportaciones mexicanas van a Estados Unidos, incluyendo automóviles, computadoras y dispositivos médicos.
Pero incluso con las excepciones, es un fuerte golpe a las economías de las localidades fronterizas. Alrededor de 40.000 automóviles ingresan a Estados Unidos diariamente desde la ciudad mexicana de Tijuana, en el cruce más transitado en San Diego, que también tiene otro cruce por el que pasan unos 19.000 autos diarios en promedio. Aproximadamente 30.000 cruzan diariamente a El Paso desde Ciudad Juárez.
AP/OnC