El presidente Donald Trump declaró el viernes que cree tener la influencia suficiente para convencer a los republicanos a fin de que aprueben leyes federales más estrictas para la revisión de antecedentes penales de personas interesadas en adquirir armas, mientras el Congreso y la Casa Blanca trabajan en una respuesta a los tiroteos del fin de semana en Texas y Ohio.
Al mismo tiempo, dijo que le había asegurado a la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés) que su posición sería “totalmente representada y respetada”. Agregó que espera que la NRA no sea un obstáculo para fortalecer las leyes de armas de Estados Unidos.
Trump ha prometido en otras ocasiones mayor control en armas, entre ellas después de la balacera en 2018 en una escuela en Parkland, Florida, pero poco ha surgido de eso.
El viernes dijo que está buscando “revisiones de antecedentes muy significantes” pero que no está analizando resucitar la prohibición a las armas de asalto. También agregó que cree que los legisladores apoyarán las leyes “bandera roja”, que permiten alejar las armas de personas que puedan representar un daño para sí mismos o para otros.
“Ahora tengo una mejor sensación de que se conseguirá algo significativo”, dijo Trump a los reporteros cuando se le preguntó por qué era diferente el ambiente político ahora.
“Ahora tengo una mayor influencia en el Senado y la Cámara de Representantes”, declaró en los jardines de la Casa Blanca.
Demócratas y otros han sido escépticos del compromiso de Trump sobre un control genuino en el tema de armas, dada la experiencia pasada, pero esta vez el presidente dijo que estaba comprometido.
“Los republicanos van a ser grandiosos y encabezarán la tarea junto con los demócratas”, declaró Trump al agregar que había hablado con el líder del Senado, el republicano Mitch McConnell, quien le aseguró estar “totalmente a bordo”.
Desde hace mucho, los republicanos se han opuesto a ampliar la revisión de antecedentes penales. Una iniciativa aprobada en la cámara baja, encabezada por los demócratas, quedó paralizada en el Senado que encabeza McConnell. Sin embargo, ahora los republicanos enfrentan nuevas presiones tras los ataques a tiros en El Paso, Texas, y Dayton, Ohio, que dejaron 31 personas muertas.
“Yo soy el mayor defensor de la Segunda Enmienda, pero debemos trabajar juntos por el bien y la seguridad de nuestro País”, tuiteó el presidente el viernes. “¡Se pueden hacer cosas sensatas para el bien de todos!”.
La Segunda Enmienda constitucional garantiza el derecho de todos los ciudadanos estadounidenses a poseer y portar armas, entre ellas las de fuego.
Sin embargo, la NRA es intransigente en cuanto al control de armas. Su director general, Wayne LaPierre, dijo en una inusual declaración pública el jueves que algunas propuestas de control de armas “les restarán a millones de estadounidenses respetuosos de la ley la seguridad y la capacidad de defenderse a sí mismos y sus seres queridos”.
Trump no aclaró cómo se podría conciliar la posición de la NRA con las nuevas medidas de control de armas.
Dijo que los líderes de las dos cámaras mantienen “discusiones serias” sobre la averiguación de antecedentes en la compra de armas. El presidente reiteró su declaración de que “gente mentalmente enferma o trastornada” no debe tener acceso a las armas de fuego.
El jueves, McConnell dijo que quiere discutir la averiguación de antecedentes y otras medidas, lo que daría lugar a un punto de inflexión cuando regresen los legisladores de su receso.
El líder republicano se niega a poner fin anticipado al receso legislativo, como exigen algunos, pero dijo a una radioemisora en Kentucky que Trump le llamó el jueves por la mañana para intercambiar ideas. Dijo que el presidente “ansía obtener un resultado y yo también”.
Es mucho lo que está en juego para todas las partes, sobre todo para Trump y su partido.
“Lo que no podemos hacer es no aprobar algo”, dijo McConnell. “Lo que yo quiero ver es un desenlace”.