La Administración de Donald Trump puso este martes el último clavo en el ataúd de la histórica Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid), considerada durante décadas como el mayor distribuidor de ayuda humanitaria en el mundo.
La agencia, creada en 1961, entró en pasado febrero en proceso de desmantelamiento, a partir de los recortes del gasto público impulsados por el magnate Elon Musk cuando estuvo al frente del Departamento de Eficiencia Gubernamental, reseña la agencia Efe.
No more rainbow of unidentifiable logos on life-saving aid. There will now be one recognizable symbol: the American flag. https://t.co/byu28FXxHM
— Secretary Marco Rubio (@SecRubio) July 2, 2025
El secretario de Estado, Marco Rubio, anunció que desde este 1 de julio el Departamento de Estado asumió la completa gestión de toda la asistencia internacional que ofrecerá el país, cumpliendo así con lo anunciado por Trump en el mes de marzo.
El alto funcionario declaró en un comunicado que la Usaid no ha logrado cumplir sus objetivos desde el fin de la Guerra Fría, más allá de haber creado una red de ONG que, según él, han vivido “a expensas de los contribuyentes estadounidenses”.
Rubio remarcó que “bajo la Administración de Trump, finalmente tendremos una ayuda exterior que priorice nuestros intereses nacionales”.
Según sus consideraciones, la agencia actuaba “como una organización benéfica en lugar de un instrumento de la política exterior estadounidense”, y en ocasiones promovía “grupos antiestadounidenses” u “operaciones de cambio de régimen” en distintos países.
Añadió que los ciudadanos estadounidenses “no deberían pagar impuestos para financiar gobiernos fallidos en países lejanos” y prometió que, de ahora en adelante, “la ayuda será específica y limitada en el tiempo”.
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Sus criterios contrastan con su defensa al organismo antes de encabezar la diplomacia de Estados Unidos. En marzo pasado ya había adelantado la ruta hacia el final de la agencia, con la cancelación del 83 % de los programas de cooperación, lo que representaba cerca de 5200 contratos.
Entonces, el gobierno adelantó que, de los aproximadamente 10 000 empleados y contratistas vinculados a la Usaid en su sede en Washington y oficinas alrededor del mundo, solo 294 continuarían en funciones para mantener operaciones mínimas.
Fin de la esperanza
El anuncio del cierre de la Usaid coincide en fecha con la celebración en la ciudad española de Sevilla de una cumbre de la ONU para tratar temas relacionados con la financiación para el desarrollo a nivel global.
El paso dado por Estados Unidos ha sido duramente criticado por expertos en ayuda humanitaria y organizaciones internacionales, porque deja un enorme vacío en programas de salud, educación y respuesta ante crisis humanitarias.
De acuerdo con los resultados de un estudio coordinado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) y publicado en la revista The Lancet, los recortes en la cooperación estadounidense podrían provocar durante los próximos cinco años más de 14 millones de muertes “prevenibles”, refiere la agencia española.
El análisis concluye que la Usaid ha tenido un impacto clave en la reducción de la mortalidad por VIH/Sida, malaria y enfermedades tropicales desatendidas en todo el mundo.
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Los autores del estudio afirmaron que los efectos de los recortes de financiación “serían similares en escala a una pandemia mundial o un gran conflicto armado”, pero en este caso “se derivaría de una decisión política consciente y evitable, cuya carga recaería desproporcionadamente sobre los niños y las poblaciones más jóvenes, y cuyas consecuencias podrían repercutir durante décadas”.
Organizaciones de ayuda humanitaria han afirmado que el rápido desmantelamiento de USAID, sumado a una congelación repentina y generalizada de la ayuda exterior desde el mes enero, ya ha tenido consecuencias devastadoras.
La Usaid fue creada en 1961 por el presidente John F. Kennedy para canalizar la ayuda exterior de Estados Unidos con fines de desarrollo y asistencia humanitaria. Sin embargo, la agencia también ha sido criticada durante su historia por usar la ayuda como herramienta de influencia política y favorecer intereses estratégicos de Estados Unidos, más que las necesidades locales.