La jueza Ruth Bader Ginsburg (Brooklyn, New York, 1933) fue nombrada para la Corte Suprema de Estados Unidos por el presidente Bill Clinton. Después de la jubilación de la también jueza Sandra Day O’Connor, fue la única mujer en Suprema hasta que se incorporaron Elena Kagan y Sonia Sotomayor.
La letrada es una liberal de probada ejecutoria en temas sociales. En Whole Woman’s Health vs. Hellerstedt, caso que involucró una ley de Texas sobre proveedores de abortos, escribió que el querellante, el estado aludido, no tenía como objetivo proteger la salud de las mujeres –como lo había afirmado–, sino más bien impedir el acceso de las mujeres a los abortos.
En cuanto a género, en Estados Unidos vs. Virginia (1996), que anuló la política de admisión solo para hombres del Instituto Militar de Virginia por violar la Cláusula de Igual Protección de la Decimocuarta Enmienda, dictaminó que no podía utilizar el género para negar a las mujeres la oportunidad de asistir a esa institución. Tras la elección del presidente Barack Obama, en 2008, impulsó la Ley de Pago Justo, que facilita que las empleadas ganen las reclamaciones por discriminación salarial.
En 1999 se le diagnosticó cáncer de colon y recibió tratamiento. Diez años después se sometió a una nueva operación, esta vez por cáncer de páncreas. A fines de 2018 fue hospitalizada después de fracturarse tres costillas en una caída en su oficina de la Corte Suprema. Un día más tarde se informó que había regresado al trabajo. Una tomografía computarizada de sus costillas mostró nódulos cancerosos en sus pulmones. A fines del pasado diciembre se sometió a una lobectomía pulmonar para extirparle los nódulos.
De acuerdo con Axios, el presidente Trump ya ha seleccionado su reemplazo: la jueza Amy Coney Barrett, nominada por él mismo en 2017 para servir como jueza en el Tribunal de Apelaciones del Séptimo Circuito.
Durante su audiencia de confirmación para esa Corte, los senadores demócratas la interrogaron acerca de cómo su fe católica podría afectar su juicio. “El dogma vive ruidosamente dentro de usted”, le dijo la senadora Dianne Feinstein (D-Calif.). “Eso es motivo de preocupación”.
Como profesora en Notre Dame, Barrett perteneció a la Facultad para la Vida, que promueve recursos contra el aborto. También expresó sus puntos de vista contra el aborto en una revista de la Universidad, en 2013: “la vida comienza en la concepción”. También ha escrito sobre la posibilidad de volver a examinar el caso histórico del Tribunal Supremo Roe vs. Wade.
El año pasado Trump consideró nominarla jueza para la Corte Suprema, pero no lo hizo debido a la preocupación de que su oposición al aborto llevaría a las senadoras Lisa Murkowski (R-Alaska) y Susan Collins (R-Maine) a votar en su contra. Pero sigue siendo muy popular entre lobistas republicanos y políticos conservadores.
Ginsburg ha declarado que planea seguir siendo jueza por “al menos cinco años más” y parece gozar de buena salud, a pesar la luz de los problemas mencionados.