Durante la rueda de prensa post electoral este miércoles, el presidente Donald Trump dijo que, de momento, no tenía pensado hacer una movida en el gabinete, cuando le preguntaron si estaba pensando despedir al secretario de Justicia, Jeff Sessions.
“Prefiero contestar a esa cuestión en otro momento. Estoy muy contento con la mayoría del Gabinete. Estamos buscando a otras personas para varias posiciones”, afirmó.
Lo cierto es que en esos instantes su jefe de despacho, John Kelly, ya tenia en el bolsillo la carta de renuncia que Sessions presentó a pedido del presidente.
“Estimado señor presidente, a su pedido le estoy presentado mi renuncia. Lo más importante de mi tiempo en el cargo es que restauramos y mantuvimos la fuerza de la ley”, escribió el ahora ex secretario de Justicia. Sessions ha sido sustituido de inmediato por su jefe de despacho, Matthew Whitaker con carácter interino, dijo Trump en un tuit.
Las diferencias
Aunque Sessions fue el primer senador en apoyar al presidente cuando éste se postuló el 2016, al año siguiente asumió el cargo tras ejercer como Senador por Alabama desde 1997.
Al principio todo fueron rosas en las relaciones entre los dos hombres, hasta que el departamento de Justicia decidió iniciar una investigación sobre la interferencia de Moscú en las presidenciales estadounidenses.
Sessions se retiró de la investigación al instante con el argumento de que no “me parece que sea apropiado”. La razón fue que durante las audiencias senatoriales de confirmación del cargo, admitió que se reunió en privado, durante la campaña electoral, con el entonces embajador ruso en Washington, Sergey Kislyak.
Los senadores intentaron saber detalles de los encuentros, principalmente si el entonces candidato Donald Trump estaba al tanto de los detalles de, por lo menos, dos encuentros y una llamada telefónica con el ruso. Esta nebulosa desencadenó el nombramiento del fiscal especial Robert Muller, y la investigación quedó bajo la supervisión del vicesecretario de Justicia, Rod Roseinstein.
Trump intentó paralizar la investigación de inmediato pero cuando Sessions le pasó la “papa caliente” a Roseinstein y este tampoco se prestó a ello, el mandatario comenzó a denostar públicamente del secretario de Justicia y nunca ocultó que quería deshacerse de él. Las relaciones entre los dos se enfriaron tanto a principios de año que Sessions ha admitido que estuvieron semanas sin hablar o verse, porque Trump no suele convocar regularmente a reuniones de gobierno. Prefiere despachar personalmente con sus ministros. O por Twitter.
“(Sessions) asumió el cargo y me dijo: ‘voy a retirarme (de la investigación)’. Fue cuando me dije, ‘¿Qué clase de hombre es este?. Realmente no me quise involucrar, pero cuando todo el mundo ve lo que pasa dentro del departamento de Justicia, hay que colocar la palabra justicia entre comillas”, dijo Trump hace tres meses en una entrevista con la conservadora cadena Fox, su favorita.
Sessions siempre evitó abordar públicamente el rifirrafe con el Presidente, pero nunca ocultó discretamente su disgusto cuando se le abordaba el tema. Tras años de ser popular con los periodistas, mientras estuvo en el Senado, concediendo entrevistas constantemente, últimamente ha desaparecido de las pantallas surgiendo, ocasionalmente, para anunciar redadas contra el narcotráfico o abogar por la retirada de la nacionalidad a los hijos de inmigrantes indocumentados. Aun el hecho de que en esto se encuentre en la misma línea de pensamiento del Presidente, no ha logrado aplacar la ira de Trump.
En las últimas semanas se especulaba que sería el primero en abandonar el gobierno tras las elecciones legislativas del martes. “Sessions se había vuelto un personaje incómodo porque su silencio frente a Trump aparecía como una especie de ‘resistencia’ frente a la Casa Blanca. Fue en primero sospechoso de escribir el célebre editorial no firmado en el The New York Times, revelando la existencia de un grupo de ‘resistentes’ dentro de la administración”, ha comentado este miércoles a OnCuba, el analista demócrata Mark Watson.
Quiebra el silencio
Realmente, el hasta ahora secretario de Justicia, una sola vez interrumpió su silencio. Fue en marzo cuando Trump dijo a la revista TIME que Sessions jamás había podido controlar su ministerio.
“Yo tomé el control del departamento de Justicia en el momento en que presté juramento. El departamento de Justicia no se dejará influenciar por consideraciones políticas impropias”, afirmó.
Normalmente, Rosenstein debiera sustituir a Sessions. El hecho de que no lo haya hecho puede anticipar su futura remoción del cargo porque, además de las críticas presidenciales a la supervisión de la investigaron sobre la influencia rusa, el vicesecretario de Justicia también ha defendido a capa y espada la Agencia Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés), que Trump tiene permanentemente en el colimador porque nunca ha presentado una queja federal contra la ex candidata presidencial demócrata, Hillary Clinton, por supuestas violaciones de seguridad en el caso de los correos electrónicos confidenciales cuando era secretaria de Estado, durante la administración de Barack Obama.