Durante la penúltima conferencia de prensa en la Casa Blanca sobre el coronavirus, un periodista le preguntó a Donald Trump si sus ideas sobre esa pandemia habían cambiado repentinamente. Durante semanas, se había estado burlando de la amenaza del virus, tanto en tuits como en declaraciones a la prensa.
Un artículo en The Atlantic resume sus actitudes hacia la pandemia. Primero negó que hubiera habido un cambio de tono y dijo: “Siempre lo he sabido. Esta es una verdadera pandemia. Sentí que era una pandemia mucho antes de que se llamara pandemia. Siempre lo he visto como algo muy serio”.
Pero no. Desde la conciencia mundial de la enfermedad en enero, hasta su conferencia de prensa del pasado 16 de marzo, Trump había en efecto minimizado los peligros médicos y económicos del coronavirus. Frecuentemente lo comparaba con la gripe estacional. Y en un mitin dijo que las críticas a las respuestas del virus de su administración eran “un engaño”, de hecho, una continuación del “engaño” de impugnación por otros medios.
Durante muchas semanas Trump difundió la idea de que el coronavirus no debería tomarse en serio: según él, estaba “contenido” y “bajo control”. “Va a desaparecer”, dijo, “tenemos muy pocos problemas en este país”. Hace tres semanas expresó que Estados Unidos tenia enfermas a “15 personas, y las 15 en un par de días se reducirán a casi cero, ese es un trabajo bastante bueno que hemos hecho”.
Mas tarde tuiteó: “los medios de comunicación falsos y su socio, el Partido Demócrata, están haciendo todo lo que está dentro de su poder (¡solía ser mayor!) para inflamar la situación del coronavirus”.
Pero de ponto cambió de tono y se volvió mas realista, sin dudas debido al personal médico que lo asesora y a la seriedad misma del problema. Los problemas económicos y de salud pública eran muy reales, y lo seguirían siendo durante mucho tiempo.
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De acuerdo con The Atlantic, ahora el presidente cree que puede borrar ese historial previo de un solo timonazo y presentarse como el gran salvador de la pandemia.
Trump está apostando a que puede salirse con la suya: “La mitad de la prensa está cansada de escribir la historia número 900 señalando sus falsedades. La otra tiene ganas de mostrar su ‘equilibrio’, y evitar el uso de la palabra ‘mentira’”.
Mientras tanto, el electorado de Trump sigue recordando lo que el entonces candidato dijo una vez: que podía dispararle a una persona en la Quinta Avenida de New York y que seguirían votando por él.
“Veremos qué dicen ahora los titulares e historias de la prensa sobre este cambio de Trump”, concluye la publicación.