Polvo eres y en polvo te convertirás.
El gobernador Jay Inslee promulgó el martes una ley que convierte a Washington en el primer estado en aprobar que los restos humanos se conviertan en compost como alternativa a la inhumación y la cremación.
La ley permite que instalaciones certificadas ofrezcan “descomposición natural orgánica”, que mezcla restos humanos con residuos como trocitos de madera y paja, y los convierte en unas dos carretillas de abono en un lapso de varias semanas.
“Los restos humanos pueden ser los cimientos de un jardín florecido a las puertas de una casa o pueden servir para alimentar las raíces de los árboles”, explica un artículo de BBC, que califica la ley de revolucionaria.
Los seres queridos de los fallecidos pueden guardar la tierra para esparcirla de la misma manera que otras personas lo hacen con las cenizas de alguien cremado.
Simpatizantes de la ley, que había sido aprobada en abril por el Senado estatal y estaba a la espera de la firma del gobernadorJay Inslee para su visto bueno final, dicen que esto es mejor para el medio ambiente que el embalsamamiento o la incineración, y tiene sentido en ciudades donde hay escasez de terrenos para entierros.
La idea, según BBC, cada vez gana más adeptos en EE.UU. Muchos países prohíben disponer de restos humanos por fuera de cementerios o sitios de entierro autorizados.
La ley entra en vigor en mayo de 2020.
¿Cómo cambia la forma en que se degrada el cuerpo?
De acuerdo con el antropólogo forense Daniel Wescott, citado por BBC, al cuerpo humano le toma meses degradarse en la tierra; aunque depende de las características del suelo. En un ambiente seco, el cuerpo puede terminar momificado. En zonas húmedas, un rostro puede degradarse hasta llegar a los huesos en pocas semanas.
“Si tienes una buena cantidad de actividad de bacterias, en un mes el cuerpo humano ya debería estar degradado en la tierra”, le dijo Wescott a la BBC.
“La naturaleza sabe cómo transformar nuestros cuerpos en tierra. En abono”, le dijo a la BBC Nina Schoen, una de las promotoras de convertir los restos humanos en compostaje.
“Lo que es más importante, al menos para mí, es que mi cuerpo sea capaz de devolverle a la Tierra lo que ella hizo por mí cuando yo estaba viva y, a través de ese proceso, crear nuevas fuentes de vida”, agregó.