A punto de culminar el primer plazo pactado entre ambos países, Estados Unidos y China extendieron por otros 90 días su tregua comercial y retrasaron así la subida de aranceles entre las dos mayores potencias del mundo.
El presidente Donald Trump firmó este lunes una orden ejecutiva para hacer efectiva la extensión, que también fue confirmada por el ministerio chino de Comercio, según reportes de prensa.
La noticia trascendió apenas horas antes de la medianoche, cuando llegaba a su fin la pausa en los aranceles acordada previamente entre ambas naciones, lo que había mantenido en tensión a analistas, comerciantes y consumidores y elevado la inquietud en los mercados.
BREAKING: President Trump extends the trade truce with China for another 90 days, delaying a showdown between the world’s two biggest economies. https://t.co/K2k4jp2kGb
— The Associated Press (@AP) August 12, 2025
Con la prórroga de la tregua se abre entonces un nuevo compás de espera mientras continúan las complicadas negociaciones entre Washington y Pekín. La última ronda de diálogo directo entre ambas partes había tenido lugar a finales de julio en Estocolmo, Suecia.
La pausa, que ha sido bien recibida dentro y fuera de ambos países, ofrece a ambos gobiernos un margen para resolver algunas de sus diferencias y podría despejar el camino para una cumbre a finales de este año entre Trump y el presidente chino Xi Jinping, según la agencia AP.
Para Sean Stein, presidente del Consejo Empresarial Estados Unidos-China, la extensión es “crucial” para dar tiempo a ambas partes para negociar “un acuerdo comercial que las empresas estadounidenses esperan que mejore su acceso al mercado en China y proporcione la certeza necesaria para que las empresas hagan planes a mediano y largo plazo”, apunta el despacho.
Por su parte, la Cancillería china había declarado este lunes que esperaba “esfuerzos” por parte de Washington para alcanzar un “resultado positivo basado en la igualdad, el respeto y el beneficio mutuo”.
Tensiones pospuestas
La nueva tregua entre las dos potencias tiene lugar tras la entrada en vigor la semana pasada de nuevos aranceles para un amplio número de países en Estados Unidos, incluyendo los principales socios comerciales de Washington como la Unión Europea, Canadá y Japón.
En este contexto, “aranceles más altos sobre los productos chinos, la segunda fuente de importaciones más grande de Estados Unidos, habrían incrementado casi con certeza los costos que muchas empresas y consumidores estadounidenses podrían pagar —o ya están pagando— debido a los mayores impuestos a la importación promulgados por Trump”, apunta CNN.
Como parte de la guerra comercial impulsada por el mandatario republicano, Estados Unidos y China vivieron una inusitada escalada arancelaria en abril que impactó en empresa y mercados.
La Administración Trump llegó a imponer aranceles de hasta el 145 % a los productos chinos, medida a la que Pekín respondió elevando hasta el 125 % los gravámenes a las importaciones estadounidenses.
Sin embargo, en mayo ambos países pactaron una reducción significativa por 90 días, como parte de la cual Estados Unidos bajó esos aranceles hasta el 30 % y China lo hizo hasta el 10 %. Ese acuerdo expiraba este martes, por lo que ambas partes buscaban una extensión.
Ahora el escenario es similar, aunque con otras variables en la ecuación. Entre estas se cuenta una posible sanción de Estados Unidos a Pekín por importar petróleo de Rusia, como parte de las presiones de Washington contra el Kremlin por la guerra en Ucrania.
Otro punto de fricción entre ambos países son las llamadas tierras raras. Según la CNN, China acordó aumentar sus exportaciones a Estados Unidos, pero Trump asegura que el país asiático no ha cumplido su parte del trato.