Al amanecer de este martes la tripulación del helicóptero del Servicios Guardacostas de Estados Unidos tuvo el primer panorama global de la devastación que Dorian dejó atrás en las Bahamas. Ante sus ojos surgieron miles de kilómetros cuadrados de zonas hasta ahora habitadas que quedaron arrasadas bajos las aguas, un sinfín de automóviles volcados, ambulancias desbaratadas y, lo peor de todo, decenas de personas aisladas en bancos de arena, techos de casas. En el medio, entre los que fueron las casas, cardúmenes de tiburones buscaban la presa fácil.
De momento, explicaba uno de los pilotos a la sucursal de la cadena Fox en Miami, es poco lo que pueden hacer porque todos los aeropuertos de algún modo están bajo agua. Los Guardacostas se limitan a usar, con los helicópteros, el espacio libre del aeropuerto de Nassau, pero la pista en su totalidad está inundada, todos los vuelos comerciales están cancelados y los militares deben esperar. Les queda buscar espacios para ir almacenando alguna de la ayuda de emergencia que ha comenzado a llegar e intentar rescatar a gente aislada.
Oficialmente se han contabilizado 5 muertos y 25 heridos, pero se espera una cifra mayor en la medida que las aguas vayan bajando.
Pero se espera que en las próximas horas la situación vaya a mejorar, dentro de la tragedia. Tras 40 horas detenido sobre la Gran Bahama, Dorian comenzó a desplazarse con un lentitud desesperante hacia el norte, con una velocidad de 7 kilómetros por hora.
El huracán ha bajado de intensidad y es ya un huracán de categoría 2. Aun así, advierte el comunicado de la 5:00 pm del Centro Nacional de Huracanes (NHC, por sus siglas en inglés), Dorian sigue siendo un huracán sustancialmente peligroso.
Sin embargo, el Gobierno de Bahamas ya ha levantado la alarma de huracán y considera a Dorian una tormenta tropical que sigue castigando la Gran Bahama y la isla de Ábaco, la principal víctima del fenómeno atmosférico.
El huracán se encuentra a 105 kilómetros de la isla de Gran Bahama y 170 kilómetros de Fort Pierce, en la costa este de Florida. De momento las proyecciones del cono no indican que el ojo vaya a ingresar a tierra firme pero en las próximas horas sus efectos, que ya se sienten desde West Palm Beach hasta Jacksonville, comenzaran a arreciar por lo cual siguen las órdenes de evacuación.
Desplazándose por el agua, el NHC espera que Dorian, mantenga “un movimiento un poco más rápido hacia el noroeste o norte-noroeste más tarde hoy y esta noche. (También) se pronostica un giro al norte el miércoles al anochecer, seguido por (otro) giro hacia el norte-noroeste el jueves por la mañana”.
Si mantiene esta trayectoria, lo más probables es que el ojo abandone las Bahamas en la noche de este martes. Es cuando se aproximará “peligrosamente” de Florida, un desplazamiento que se prevé durará hasta el miércoles en la tarde, cuando debe efectuar otro giro hacia al norte y poner rumbo a Georgia, las Carolinas y el Atlántico norte. Estos cuatro estados y Virginia se encuentran bajo estado de emergencia.
En Florida las aguas comienza a subir
A medida que Dorian va avanzando por el mar y se aproxima de Florida, el mar comienza a penetrar las zonas costera.
En Vero Beach, cerca de la Estación Espacial John F. Kennedy en Cabo Cañaveral, las aguas están arrebatando arena a las playas y las autoridades, además de las evacuaciones, están tomando medidas contra aquellos que se atreven a desafiar el peligro y se tiran al agua a aprovechar las olas y hacer surf.
“Lamentablemente estamos asistiendo a un grupo de irresponsables que están jugando con el peligro. Cuando se tiran al agua arriesgan sus vidas y las de nuestros oficiales que tienen que correr para ayudarlos. Es un dilema porque no puedo obligar a mis bomberos a que los hagan”, explica el jefe de bomberos de Vero Beach, Eugene Ferguson.
Vero Beach es una playa conocida por sus restaurantes cerca del agua, pero ahora están todos cerrados por orden municipal para desalentar a los curiosos que acudan a “ver” llegar a Dorian.
El problema es que los vientos de tormenta tropical ya se hacen sentir a más de 300 kilómetros del ojo del huracán y antes del final del día estarán en plena fuerza en la zona. Dice el NHC que van a llegar con 170 kilómetros de fuerza, lo suficiente para levantar un automóvil en fuerza, pero al dar el giro rumbo norte se van a reforzar por la alta temperatura del mar, el principal combustible de un huracán.
En Miami, aunque todo indica que Dorian no aparecerá, los efectos todavía pueden ser desastroso. El culpable es la llamada de “marea reina” y la coincidencia de una Luna llena, que refuerza la capacidad y tamaño de las inundaciones costeras. Por ello, el alcalde la ciudad, Francis Suárez, dijo este martes en rueda de emergencia que ni el estado de emergencia o las medidas de protección de obligatorio cumplimento, serán canceladas por el momento.
Las áreas más probables de inundaciones se sentirán en Miami Beach, Belle Meade, Bayside, Morning, Bay Point, Edgewater, Omni y el centro de la ciudad de Miami.
En este caso, como sucedió con Irma, el distrito financiero, la zona de Brickell, es particularmente vulnerable. Lo mismo sucede con la parte del río Miami que constituye un cuchillo acuático en una parte profunda de la ciudad, caso las aguas suban pudiera inundar la zona baja de la Pequeña Habana.
El alcalde Suárez ha pedido a los residentes que advierten al momento a las autoridades tan pronto detecten la penetración del água en la zona pero no especificó que tienen planificado para enfrentar el desastre causado por la marea.
es muy lamentable lo que esta pasando en esas pequeñas islas que el todo poderoso le de fuerzas para que puedan afrontar esta situación que la verdad es muy delicada, un huracán de esa magnitud mantenerse mas de un día prácticamente estático destruyendo una isla es algo monstruoso