El 15 de enero de 2016 tuvo lugar la batalla de El-Adde, en la provincia de Gedo, en el sureste somalí. Ese día efectivos de Al-Shabab lanzaron un ataque contra una base militar de la Misión de la Unión Africana en Somalia (AMISOM, por sus siglas en inglés) cuya tarea consiste en mantener la paz y la seguridad con el aval del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
La base la dirigían los kenianos. En el amanecer, antes del rezo, un atacante suicida detonó un camión cargado de explosivos, señal que efectivos de la organización terrorista estaban esperando para lanzar el ataque.
La explosión fue tres veces más poderosa que la de los atentados a la embajada de Estados Unidos en Nairobi en 1998. Dañó los edificios del comando y las comunicaciones, la armería y los depósitos de combustible. Entre 150 y 300 terroristas de Al-Shabab asaltaron la base con granadas propulsadas por cohetes y armas de asalto. El ataque tomó a las tropas kenianas desprevenidas y parcialmente dormidas.
Una brutal carnicería contra los soldados kenianos, quienes a pesar de todo pelearon bien, pero al final cayeron. A la puesta del sol, más de doscientos estaban muertos o asesinados, no pocos con disparos a quemarropa.
Por eso la batalla de El-Adde figura en los récords como el ataque más letal a la fuerzas de AMISOM y, a la vez, como la mayor derrota de las Fuerzas de Defensa de Kenia (KDF, por sus siglas en inglés) desde la independencia del país en 1963. Las fuerzas antiterroristas no tuvieron más opción que abandonar El-Adde. Al-Shabab retomó el control. No se ha logrado desplazarlos de ahí hasta el día de hoy.
Harun Maruff es un periodista somalí. Graduado de periodismo internacional en una universidad londinense, ha trabajado en la BBC y la VOA. A fines del año pasado publicó Inside Al-Shabaab: The Secret History of Al-Qaeda’s Most Powerful Ally, escrito junto a Dan Joseph al cabo de tres años de investigación y de reportar las actividades de la organización terrorista.
Un libro imprescindible para conocer desde dentro uno de los grupos militantes islámicos más poderosos de África, aspecto fundamental para prefigurar sus movidas. Partiendo de entrevistas con ex militantes y desertores de Al-Shabaab –oficiales de alto rango, comandantes militares, policías y soldados de infantería, etcétera–, revela las motivaciones de quienes dedican sus vidas al grupo y a su peculiar agenda yihadista.
Útil, además, por la cantidad de fuentes disponibles: cables de diplomáticos estadounidenses publicados por Wikileaks, cartas encontradas en el bunker de Osama bin Laden en Pakistán y procesos judiciales contra miembros estadounidenses de Al-Shabab, entre otras. Todo ello permite acceder a materiales que informan cómo la invasión etíope de Somalia de 2006, respaldada por actores regionales e internacionales, le dio al grupo terrorista apoyo popular, el necesario para radicalizar a ciudadanos comunes y para convertirse en un poderoso movimiento.
El pasado mes de abril Harun Maruf andaba en labores propias de su oficio después de haberse conocido el secuestro de los médicos cubanos el día 12 en la localidad keniana de Mandera, a 298 millas/480 kilómetros de El-Adde.
De inmediato las tropas de las KDF se desplegaron para la operación de rescate, pero el gobernador de Mandera, Ali Roba, pidió a los ancianos del clan iniciar conversaciones con sus pariguales en Somalia a fin de asegurar que los dos médicos regresaran a salvo. Ese mismo día cruzaron la frontera.
Gracias a la labor informativa de Maruf, de la que se hizo eco la televisión somalí, se supo que los dos estaban vivos. Los ancianos del lado keniano estaban conmocionados con el incidente, pero insistiendo en que se asegurarían de que los dos médicos fueran liberados y regresados sin ningún tipo de conflicto.
“Con respecto al secuestro de los médicos cubanos” –escribió el periodista–, “hablé con los ancianos de Mandera y me dijeron que estaban tratando de buscar su liberación. Se les ha dicho que se encuentran en El-Adde, localidad controlada por Al-Shabab en Gedo, Somalia”.
Y agregó: “Uno de los ancianos, Mohamed Abdinur Gesey, dijo que quieren que los médicos sean liberados de manera pacífica. Me dijo que los ancianos se habían acercado a sus homólogos de la ciudad de Beled Hawo, al otro lado de la frontera en Somalia, para buscar su apoyo”.
Otro le manifestó que el secuestro “sorprendió” a la comunidad en el condado de Mandera. Al preguntarle qué mensaje tenía para Al-Shabaab, dijo: “Es bueno juzgar la moneda por los dos lados. Nos los deben devolver”.
Evidentemente, la sabiduría no prosperó hasta ahora.
los medicos cubanos no apareceran hasta que el gobierno cubano no pague un rescate por ellos,veremos que importa mas.
Deje de manipular. Y de ocultarse tras el nombre de otras personas.