En la madrugada del domingo una fuerte explosión destruyó un coche en un barrio adinerado de las afueras de Moscú. Entre los escombros aparecieron los restos de Dari Dugina, una activista a favor de la invasión rusa a Ucrania e hija de Aleksandr Dugin, escritor ultranacionalista que ayudó a construir la base ideológica para el ataque ordenado por el presidente Vladimir V. Putin.
Como el auto era de su propiedad, muchos piensan que el blanco del atentado sería el propio escritor. Según informó la policía, Dugin tenía la intención de usar su carro para regresar a casa, pero a último momento decidió usar otro vehículo y fue su hija la que sufrió el atentado.
Según varios medios de prensa, el hecho ha generado temores de una mayor escalada en la guerra que dura ya seis meses.
En sus primera declaraciones este lunes, Putin calificó el atentado como un “crimen vil y cruel”, y la prensa que le es favorable acusó a Ucrania de estar detrás de lo sucedido. De hecho, la televisión próxima al Kremlin, el canal 1, mostró cuatro cortos videos en los cuales, dice, se muestra una mujer ucraniana que sería la autora del asesinato.
En ellos se ve cuando la presunta atacante cruza la frontera de Ucrania con Rusia, se mueve por Moscú y después escapa del país a través de la frontera con Estonia. Durante el periplo la mujer estaría acompañada por una menor, presuntamente su hija, y se movió con varios pasaportes de Ucrania, Rusia y Azerbaiján.
Pero, como era de esperar, Kiev ha negado tener algo que ver con el asunto.
La agencia de inteligencia nacional de Rusia, la FSB, emitió un comunicado el lunes diciendo que el ataque “fue preparado y cometido por las agencias de inteligencia ucranianas”. Las afirmaciones de la entidad no se han podido verificar de forma independiente.
Pero la declaración del FSB describió a Dugina —ella misma una comentarista agresiva que había ganado seguidores con frecuentes apariciones en los medios estatales—, como el objetivo previsto.
Al final del día, hora local, el Kremlin publicó una carta de condolencias de Putin a los padres de la fallecida, la primera declaración del líder ruso sobre el ataque.
“Un crimen vil y cruel acabó con la vida de Daria Dugina, una persona brillante y talentosa con un verdadero corazón ruso”, escribió Putin, sin mencionar a los perpetradores ni a Ucrania. “Ella demostró con sus acciones lo que significa ser un patriota de Rusia”.
El FSB alegó que el gobierno de Volodimir Zelenski contrató a una mujer ucraniana para llevar a cabo el atentado, y precisó que había entrado en Rusia el 23 de julio y alquilado un apartamento en el edificio de Moscú donde vivía la víctima “para organizar el asesinato de Dugina y obtener sobre su estilo de vida.” La mujer estaba en el mismo festival nacionalista al que asistieron Dugina y su padre el sábado antes del atentado, aseguró la agencia, si presentar evidencias.
El asesor presidencial de Ucrania, Mykhailo Podolyak, tuiteó que la declaración del FSB era “propaganda” de un “mundo ficticio”.
El FSB también alegó que la supuesta perpetradora del atentado se había ido de Rusia a Estonia, y luego publicó un video de lo que decía que la mostraba en un Mini Cooper gris cruzando la frontera. Al respecto, la Cancillería de Estonia dijo que no tenía comentarios inmediatos. Pero es probable que la afirmación del FSB inflame aún más las tensiones con la nación báltica, que ha estado entre los principales críticos del Kremlin en Europa.
Un alto legislador ruso, Vladimir Dzhabarov, dijo el lunes que si Estonia no entregaba a la mujer, habría “muchas razones para que la Federación Rusa tome medidas duras contra el Estado estonio”.
El estallido del auto se produjo inmediatamente después de una serie de ataques ucranianos muy por detrás de la línea del frente en Crimea, y las acusaciones del FSB aumentaron el clamor entre los más fervientes defensores de la guerra para intensificar la lucha y castigar al presidente Zelensky.
“El régimen de Zelensky debe ser destruido”, dijo Sergei Mironov, otro líder de línea dura en el parlamento ruso, en una entrevista en la televisión estatal. “Lo que las agencias de inteligencia ucranianas están haciendo hoy por orden de Zelensky es terrorismo en su forma más auténtica”.
Pero es poco probable que la declaración del FSB convenza a los críticos de Putin de que Ucrania estuvo detrás del crimen, entre varias razones, porque la investigación ha sido cerrada con inusual rapidez. Poco más de 36 horas después de la explosión, la declaración de la agencia de que había “resuelto” el crimen representó una investigación extraordinariamente rápida en comparación con otros asesinatos de alto perfil, como los del líder opositor Boris Nemtsov en 2015 o el de la periodista independiente Anna Politkovskaya en 2006, casos que siguen sin resolverse.
Y la agencia ha sido acusada de organizar ataques con fines políticos. Hace dos décadas, el FSB fue acusado de participar en atentados con bombas contra edificios de apartamentos en Moscú que mataron a más de 300 personas y provocaron la invasión rusa de la república de Chechenia. Esas acusaciones nunca fueron confirmadas.
En ese momento, los residentes de Ryazan, a 180 kilómetros de Moscú, dijeron que habían encontrado agentes de inteligencia colocando explosivos debajo de un edificio de apartamentos, lo que llevó al FSB a disculparse y afirmar que el material en cuestión eran sacos de azúcar y que el incidente era un ejercicio de seguridad.