Philip Alston, el relator de la ONU sobre la pobreza extrema y los derechos humanos, finalizó una misión de investigación de dos semanas en el Reino Unido con una declaración contundente: el Reino Unido, a pesar de ser la quinta economía más grande del mundo, “tiene niveles de pobreza infantil propios de un desastre económico, hay una gran miseria”.
Para Alston la pobreza es “una opción política”. Aproximadamente 14 millones de personas, una quinta parte de la población, viven en la pobreza y 1.5 millones son indigentes, no pueden pagar los artículos básicos. Esos datos aparecen citados en el informe con cifras del Instituto de Estudios Fiscales y la Fundación Joseph Rowntree. La resolución destacó las predicciones: la pobreza infantil podría aumentar “entre un 7 y un 40 por ciento” entre 2015 y 2022.
El informe, de 24 páginas, se presentará al consejo de derechos humanos de la ONU en Ginebra el próximo año.
“La llamada austeridad británica incumplió cuatro acuerdos de derechos humanos de la ONU relacionados con mujeres, niños, personas con discapacidad y derechos económicos y sociales”, afirmó el relator. Además, comparó el límite en los pagos de beneficios solo a los dos primeros hijos de una familia en el Reino Unido a la política de un solo hijo de China. Concluyó: “Las clases medias “se encontrarían viviendo en una sociedad cada vez más hostil y poco acogedora porque se están rompiendo las raíces de la comunidad”.
Para Alston, el tipo de movimiento es el que “se podría esperar de un desastre natural o una epidemia de salud”. “Un tema común de los testimonios fue el impacto en la salud mental de las personas y los sentimientos de soledad y miedo”.
Después de visitar ciudades como Londres, Oxford, Cardiff, Newcastle, Glasgow y Belfast, Alston dijo que “es obvio para cualquiera que abra los ojos para ver el inmenso crecimiento de los bancos de alimentos y las colas que esperan fuera de ellos, la gente que duerme mal o en el las calles, el crecimiento de la falta de vivienda, el sentimiento de profunda desesperación que lleva incluso al gobierno a nombrar un ministro para la prevención del suicidio”. El número de albergues donde se entrega comida -bancos de alimentos- se duplicó desde 2013.
El informe de Alston sigue auditorías similares de la pobreza extrema en China, Arabia Saudita, Ghana, Mauritania y los Estados Unidos, el último de los cuales provocó una furiosa respuesta de la Casa Blanca de Trump (trató de mentiroso al organismo) después de que se acusó a los Estados Unidos de seguir políticas que generan desigualdad.
Varias organizaciones, como Amnistía Internacional, dijeron que el informe sobre el Reino Unido era una “llamada de atención al gobierno”. El informe de la ONU critica una década de recortes al “Estado del bienestar” inglés.
El gobierno respondió que estaba “totalmente en desacuerdo” con el análisis de Alston. Un portavoz de Theresa May afirmó que los ingresos familiares estaban en un nivel récord y que bajó de manera considerable la desigualdad en los ingresos.
Los ministros con los que se reunió, incluida Esther McVey, quien fue la secretaria de trabajo y pensiones hasta el jueves, cuando renunció por el acuerdo con Brexit, desestimaron casi por completo las críticas.
El informe termina pidiendo el reconocimiento legislativo de los derechos sociales “una medida que los gobiernos del Reino Unido han resistido durante mucho tiempo pero que es el status quo en países como Suecia y Alemania”.