Andréi, un joven moscovita de 27 años, llevaba dos días seguidos buscando billete casi para cualquier país. Algo que en condiciones normales sería muy simple, parece ahora tarea imposible.
A solo dos días de anunciada la “movilización parcial”, al menos decenas de miles de rusos, sobre todo hombres entre los 18 y los 60 años, han abandonado el país. Pero son muchos más los que aún lo intentan, aunque en la mayoría de los casos con poco éxito.
“Desde el primer momento en que escuché la noticia supe que debía irme”, cuenta Andréi. “He estado en desacuerdo con esta ‘operación especial’ desde su inicio, y no estoy dispuesto a correr el riesgo de que puedan enrolarme en el ejército para una guerra que no comparto”.
Pero apenas minutos después de la alocución de Putin decretando la movilización, comenzaron a agotarse los boletos directos a los países para los que los rusos no necesitan visado, especialmente Turquía, Serbia y Armenia. Un poco más tarde ni siquiera era posible encontrar billetes con escalas para los próximos días. 48 horas después, casi cualquier búsqueda arroja el resultado “no hay vuelos”, por lo menos hasta finales de mes. Tampoco ninguna agencia de viajes ofrece salidas hasta inicios de octubre, como mínimo.
En los pocos casos que aparece algún vuelo, o bien resulta al final inexistente, o tienen precios desorbitados, de hasta 10 000 dólares, a pesar de que a veces tienen varias escalas.
Los trenes para otros países, y hasta para las ciudades rusas limítrofes, también están completamente vendidos, en buena medida a personas que pretenden cruzar la frontera.
Por carretera el panorama no es más alentador. En la mayoría de las direcciones hacia los puntos fronterizos los atascos son kilométricos, y pueden significar quedarse varados por muchas horas o quizás días.
Pero a la vez surgieron varios canales, sobre todo de Telegram, que actualmente agrupan a cientos de miles de personas, donde se comparte información variada sobre el cruce de las fronteras rusas y las distintas vías para hacerlo. Entre ellos hay varios de apoyo mutuo, en especial a las personas que están en peligro inminente de ser reclutadas y no lo desean.
En uno de los primeros, “Pogranichni control” (Control fronterizo) con más de 300 000 suscriptores, muchos han contado sus experiencias, ofrecido consejos y compartido fotos. En los primeros momentos todos coincidían en que no había problemas, ni siquiera preguntas, en las fronteras; pero después ya aparecen testimonios de interrogatorios en los controles migratorios, aunque al final casi todos lograban pasar.
Por su parte, el Ministerio de Defensa aclaró las condiciones del decreto de movilización parcial, explicando que se reclutaría a los que sean necesarios para las labores bélicas, según informó la agencia Sputnik.
“No obstante, en el ámbito de la movilización parcial se dará prioridad a los ciudadanos con especialidades militares apropiadas, necesarias para cumplir las tareas de combate. Evidentemente, son los fusileros, tanquistas, artilleros, conductores y mecánicos, entre otros”, declaró el portavoz del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Rusia, el contralmirante Vladímir Tsimlianski.
Según el decreto, los soldados y suboficiales menores de 35 años, los oficiales subalternos menores de 50 años y los oficiales superiores menores de 55 años son los que están sujetos al reclutamiento. No deben ser llamados los estudiantes ni los especialistas en alta tecnología, entre otros.
No obstante, los testimonios a pie de calle y en las redes sociales aseguran que no son pocos los casos de llamados a filas que no cumplen estos requisitos, por lo que el temor de que a cualquiera le pueda tocar está latente.
En los primeros momentos todos los que intentaron cruzar la frontera lo consiguieron, ya han comenzado a hacer preguntas y la gran preocupación de muchos es que cierren esa posibilidad. Ya han corrido rumores al respecto, que de momento las aerolíneas han desmentido.
Fuentes aseguran que al menos las aerolíneas rusas han recibido órdenes de no vender billetes a ciudadanos rusos en edad militar, e incluso devolver los ya adquiridos con el pretexto de overbooking.
Según medios opositores e informaciones aparecidas en redes sociales, hay filtraciones de una supuesta cláusula en el decreto que indica que los reclutados pueden llegar a un millón. Y también que las fronteras serán cerradas para los hombres rusos en edad militar después de los referendos en Donetsk, Lugansk y otras regiones ucranianas para incorporarse al territorio de Rusia, que se realizan desde el 23 hasta el 27 de septiembre.
Mientras tanto, las protestas en varias ciudades rusas, sobre todo el primer día de la movilización, se han saldado con miles de detenidos por algunas horas, de los cuales muchos casualmente recibieron su correspondiente citación militar al día siguiente. En el espacio virtual han continuado las voces críticas y está convocada una nueva manifestación para este sábado.
Según una encuesta reciente (de antes del inicio de la movilización) del Centro Panruso de Estudios de la Opinión Pública, el 80,3% de los rusos confiaba en Putin, y el 76,7% aprobaba su gestión. Habría que ver cómo se muestran esas cifras ahora, cuando la llamada “operación militar especial” ha dejado de desarrollarse en lugares remotos y ha tocado por igual a las puertas de partidarios, opositores y la gran masa de indiferentes.
Muchos parecen responder con sus acciones. Andréi entre ellos, que viaja ahora tras conseguir un boleto en un tren hacia Omsk, ciudad cercana a la frontera con Kazajistán a más de 2 700 kilómetros de Moscú.
Mientras tanto, continúa la estampida hacia todas las direcciones.