La muerte de Stalin ocurrió hace 70 años y en Moscú, como en el resto de Rusia, la memoria del líder soviético es ambivalente: unos consideran que fue un déspota competente, otros lo ven como un líder sanguinario.
Pese a las bajas temperaturas, este domingo más de mil de sus admiradores se reunieron en la plaza Roja de Moscú para depositar flores en su tumba, situada en los muros del Kremlin. Las fotos de Efe dejan testimonio del momento.
☭ Stalin gobernó con mano de hierro a la Unión Soviética durante más de casi tres décadas, pero algunos no dudaron en enfrentársele. https://t.co/ccUriA3A88
— BBC News Mundo (@bbcmundo) March 5, 2023
Según reporte de otra agencia, AFP, algunos llevaban banderas rojas de la Unión Soviética y otros retratos del implacable dirigente nacido en Georgia en 1878 con el nombre de Iósif Dzhugashvili.
Stalin llegó al poder en los años 1920 y falleció el 5 de marzo de 1953. Durante ese tiempo transformó la URSS en un gran estado totalitario, ordenó un culto de su propia personalidad, mandó ejecutar a cientos de miles de personas y envió al gulag a millones más, recuerda el medio francés.
Pero algunos rusos lo siguen defendiendo. Según ellos, hizo de la URSS una superpotencia fundamental en la derrota del nazismo en 1945. Una victoria que hoy se celebra en Rusia con fastos belicosos.
Y la memoria de Stalin ha cobrado actualidad en plena ofensiva en Ucrania, apunta la agencia francesa.
Con la operación lanzada por Vladimir Putin se ve en Kiev y en Occidente como un epítome del imperialismo estalinista. Además, la represión contra los detractores del Kremlin recuerda a los métodos soviéticos.
Echando manos de una retórica que remite a la época estalinista, el poder ruso llama cada vez más a perseguir a “los traidores” o “los agentes del extranjero”, que se oponen al conflicto de Ucrania.
A diferencia del creador de la URSS, Lenin, cuyas estatuas siguen estando presentes en las ciudades del país, las autoridades no han previsto, por ahora, reinstalar monumentos dedicados a Stalin, desmantelados tras su fallecimiento y en el principio de la política de “desestalinazión”.
Pero, no se han opuesto a que grupos de militantes, a menudo relacionados con el Partido Comunista, hayan inaugurado algunos monumentos en honor a su “camarada”.
A principios de febrero, un busto de Stalin, fue instalado en Volgogrado, antaño llamada Stalingrado, para celebrar la victoria soviética decisiva en esta ciudad.
El Kremlin no niega la represión soviética, pero la minimiza en las escuelas y la prensa estatal, al representarla como una tragedia sin un verdadero culpable. En paralelo, glorifica la potencia geopolítica y militar de la URSS, apunta el reporte de la agencia francesa.