En las seis últimas décadas, desde el arribo del Ejército Rebelde y Fidel Castro a La Habana en 1959, dos ejes han impregnado la política interior y exterior de Cuba. Por un lado, ha estado el eje de la igualdad, representado por el socialismo cubano, y por otro el eje de la identidad, retratado en el acerado nacionalismo y su vocación soberanista.
Estos dos ejes se han desempeñado como motor de trasformaciones y permanencias en la Cuba revolucionaria. Sin embargo, las nuevas reformas que se avecinan (de las que la constitucional es la avanzadilla de un proceso incontenible) tendrán que recomponer este doble eje para seguir avanzado.
En el futuro inmediato, Cuba tendrá que hacer frente a los desafíos del cambio para que la continuidad de lo conseguido pueda seguir ejerciendo su dominio.
España debe acompañar este proceso de cambios en Cuba, pues no puede ser ajena al acontecer cubano, y debe prestar su ayuda allí donde pueda ser útil. Además, debe hacerlo sin injerencias, sin paternalismos y sin presiones para acelerar la transformación política.
Las contrapartidas políticas como premisas de las relaciones bilaterales ya no forman parte de las exigencias de la Unión Europea ni España las solicita a otros países con los que mantiene relaciones fluidas.
El diálogo político y la cooperación deben sustituir a la vorágine discriminatoria y selectiva desatada por la llamada “posición común” de 1996. Aquí España debería ejercer como abanderada de una nueva Europa en su acercamiento a Cuba.
España debe estar presente en Cuba porque Cuba lo está en España y debe hacerlo porque Cuba sigue siendo un referente para el imaginario de América Latina y de la propia España.
Ahora bien, no se debe olvidar que las relaciones entre ambos países han estado presididas por la singularidad y por algunos accidentes: puntuales desencuentros y encontronazos ruidosos.
Las crisis periódicas han hecho acto de presencia en la historia de las relaciones bilaterales y, aunque siempre se ha podido esquivar la ruptura debido a lo mucho que se comparte, se han generado discontinuidades y una cierta parálisis en los muchos proyectos compartidos.
La nueva etapa que se abre en Cuba tras el arribo de Miguel Díaz-Canel a la presidencia y la que recién comienza con la presidencia del gobierno de Pedro Sánchez en España, ofrecen un marco idóneo para caminar hacia un mayor entendimiento.
La senda está trazada y la visita oficial de un presidente español a Cuba, después de un receso incomprensible de más de treinta años, abre una oportunidad para relanzar las relaciones entre ambos países; unas relaciones que siempre han sabido soportar los avatares de la historia y las divergencias políticas, pero que podrían ser más estrechas de lo que lo son en la actualidad.
La visita oficial del presidente español a Cuba los días 22 y 23 de noviembre muestra la importancia de Cuba en la política exterior de España, corrige una anomalía y debería servir de acicate para huir del debate irreflexivo y las aproximaciones de marcado carácter ideológico a la realidad cubana y a las relaciones que España está obligada a mantener con las autoridades cubanas.
En los próximos meses será necesario un esfuerzo por parte del mundo académico, diplomático y periodístico para explicar a la opinión pública española que su país debe estar presente en Cuba y que los muchos intereses económicos, culturales y sentimentales que España tiene en la mayor de las Antillas deben tener un respaldo institucional fuerte.
Crecerán las críticas al Gobierno socialista por esta aproximación a la Isla y proliferarán también los discursos de los que piensan que España debe ir más allá en su compromiso con la nueva etapa cubana.
Este escenario –conocido y previsible, pues ya se ha transitado en otras ocasiones– debería servir para generar un debate sosegado en el que la República de Cuba sea tratada como un país soberano con todos los deberes y derechos que le confiere el marco internacional vigente, premisa imprescindible para caminar así en pos del final de la excepcionalidad cubana, fuente de equívocos en las últimas décadas.
El 24 de noviembre, un día después de la visita oficial de Sánchez, la Oficina de Acción Solidaria de la Universidad Autónoma de Madrid y La Casa Encendida, en el marco de la XV Edición de Periodismo Solidario, iniciará un ciclo sobre Cuba.
El programa se extenderá hasta el día 1ro de diciembre y abordará a través de la visión de académicos, periodistas y diplomáticos de España y de Cuba la realidad de la Isla bajo los parámetros que demanda el momento.
El ciclo llevará por título “Pensar Cuba. El dominio de la continuidad y los desafíos del cambio” y desde él se tratará de abordar la proyección internacional de Cuba, su proceso de transición, las relaciones con España y los imaginarios desplegados por los medios de comunicación cubanos y españoles en su aproximación a la realidad cubana.
El programa de este espacio de análisis y reflexión académica, diplomática y periodística sobre Cuba, buscará el diálogo y la confrontación de pareceres desde diversas perspectivas críticas, pero, al mismo tiempo, tratará de huir de la aspereza de algunos debates a los que se ha visto sometido el análisis de los temas cubanos.
Este es un posicionamiento que se antoja imprescindible y que debería guiar la aproximación a Cuba, si lo que se pretende es contribuir al debate y aproximar una realidad en cambio permanente y entregada a las transformaciones que demanda el marco internacional y las necesidades de la nación cubana.
Es importante que España dé cobijo a estos espacios de discusión y análisis sobre el devenir del hogaño cubano, sobre todo en el contexto actual, donde la vorágine desatada por la administración Trump ha dejado un vacío que debería ser ocupado por España y la Unión Europea.
con el permiso del Academico : al parecer esa vocacion igualitaria y nacionalista solo puede ser producto de su imaginacion. La revolucion a la que el se refiere, solo duro unos meses y fue aplastada,l iteralmente,por la conspiracion comunista,que nos convirtio en un Pais atado a una superpotencia (la peor de todas) y con el concepto de igualdad solo aplicado a los que comulgan con la ideologia del Poder, para los que disienten solo un submundo. En la continuacion de este estado de cosas, que ha casi desaparecido la cubanidad, Espana ha sido complice y todo por su gran fustracion ante los EEUU. Esa es la historia,Profesor !!
Espero pueda leer mi comentario.Gracias
buenas noche Pedro Sánchez q te lleven ha ciego en avión pa q conozca la colonia española de ciego de Ávila
En mi modesta imaginación si veo a Cuba defender causas justas a nivel internacional: las Maldivas Argentinas, la lucha del pueblo Palestino, el saharaui, la libertad de Puerto Rico, etc .. Pretender que un pequeño estado es totalmente libre en esas cuestiones es una ilusión, Trump ha dicho que no puede hacer mucho en el caso de periodista saudí asesinado desmembrado en turquía, porque de la relaciones con ese país dependen muchos empleos de norteamericanos.