Remington, una compañía de armas que se remonta a la época en que apenas fabricaba escopetas en el siglo XIX, se ha declarado en bancarrota.
Las deudas han ahogado a la empresa, algo irónico bajo la presidencia de Donald Trump quien se ha autoproclamado “un verdadero amigo” de la industria de las armas.
Remington, que se remonta al año 1816, cuenta con créditos de 100 millones de dólares para continuar operando. No se sabe qué ocurrirá con sus 3,500 empleados en medio de la reorganización.
Las compras nerviosas de aficionados a las armas, que antes beneficiaron robustamente a las empresas del sector, se esfumaron una vez que Trump llegó a la Casa Blanca. La disminución de las ventas en Remington, especialmente de su controversial Bushmaster AR-15, ha agobiado a la empresa asentada en Madison, Carolina del Norte.
Según documentos del tribunal de bancarrota en Delaware, la noche del domingo Remington Outdoor Co. accedió a darle a los acreedores del crédito de 550 millones de dólares una participación de 82,5 por ciento en la compañía.
Los acreedores secundarios recibirán un 17,5 por ciento y los demás se quedarán con 15 por ciento.
El fusil Bushmaster AR-15 es el mismo que se utilizó en la masacre en la primaria Sandy Hook en Connecticut en el 2012, y el mismo empleado en la masacre de una escuela secundaria en Parkland, Florida el mes pasado. Esa matanza, que dejó 17 víctimas fatales, condujo a cientos de miles de personas a salir a las calles a protestar el fin de semana pasado. Muchos denuncian que el Congreso no ha tomado medidas para restringir el acceso a las armas por presiones de las empresas del sector.
Si bien Remington fue exonerada de acusaciones de responsabilidad indirecta en la masacre de Sandy Hook, los inversionistas se distanciaron. Cerberus Capital Management, que había comprado la compañía en el 2007, trató de venderla una semana después de la masacre. Nadie estuvo interesado.
AP / OnCuba