Irán prometió “fuertes represalias” tras un ataque de Estados Unidos cerca del aeropuerto de Bagdad que mató al general de mayor rango de Teherán, Qassem Soleimani. Tras la reacciones al ataque y las declaraciones iraníes, Washington se prepara para enviar más soldados al Medio Oriente.
La muerte de Soleimani, jefe de la Fuerza Quds –el cuerpo de élite de la República Islámica–, marcó una escalada importante en el enfrentamiento entre Washington y Teherán, que ha ido encadenando una crisis tras otra desde que el presidente Donald Trump decidió retirarse del acuerdo nuclear de 2015 e imponer paralizantes sanciones económicas.
El líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei, advirtió que a Washington “le esperan fuertes represalias” tras el ataque, y se refirió a Soleimani como “la cara internacional de la resistencia”. Además, declaró tres días de luto por la muerte del general.
Mientras, el presidente iraní, Hassan Rouhani, calificó la matanza de “crimen atroz” y prometió que su país “se vengará”, al tiempo que miles de fieles salieron a las calles de la capital iraní después de las oraciones musulmanas del viernes para condenar la matanza, coreando “Muerte al engañoso Estados Unidos”.
Por su parte, el gobierno estadounidense pidió a sus ciudadanos que salgan de Irak “inmediatamente”. La embajada norteamericana en Bagdad, que fue atacada por milicianos respaldados por Irán y otros manifestantes a principios de semana, está cerrada y todos los servicios consulares quedaron suspendidos, informó el Departamento de Estado.
Además, planea enviar cerca de 3.000 soldados más al Medio Oriente, revelaron funcionarios del Pentágono que hablaron bajo condición de anonimato. Los funcionarios dijeron que los soldados son de la 82da División Aerotransportada, con sede en Fort Bagg, Carolina del Norte, una decisión que no ha sido anunciada oficialmente por el Pentágono.
Son adicionales a los 700 elementos de la misma división que fueron desplegados a Kuwait hace unos días luego de incidentes en el complejo de la embajada de Estados Unidos en Bagdad por parte de milicianos respaldados por Irán y sus simpatizantes.
La noticia de los refuerzos se dio a conocer mientras Trump ofrecía sus primeros comentarios sobre el ataque, declarando que ordenó la ejecución del general iraní porque él “planeaba matar” a muchos estadounidenses.
El secretario de Estado, Mike Pompeo, defendió el ataque como “totalmente legal” y dijo que Soleimani representaba una amenaza “inminente” contra Estados Unidos y sus intereses en la región.
“Había un ataque inminente”, dijo Pompeo en una entrevista al programa de televisión “Fox & Friends”. “El orquestador, el principal motivador del ataque, era Qassem Soleimani”, aseguró.
La presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, la demócrata Nancy Pelosi, advirtió el jueves que la “máxima prioridad” era proteger las vidas y los intereses estadounidenses, pero “no podemos poner en riesgo las vidas de soldados, diplomáticos y otros estadounidenses por realizar acciones provocadoras y desproporcionadas”. El Congreso no fue consultado sobre la operación, añadió, exigiendo que se informe “de inmediato” sobre la situación y los próximos pasos.
Los aliados de Trump, por su parte, se apresuraron para elogiar la acción. “Al gobierno iraní: Si quieren más, tendrán más”, tuiteó Lindsey Graham, senadora republicana por Carolina del Sur.
En Irak hay aproximadamente 5.200 soldados estadounidenses que colaboran en la formación de las fuerzas locales y en la lucha contra el grupo extremista Estado Islámico.
El ataque y cualquier posible represalia de Teherán podrían avivar un conflicto que salpica a toda la región y poner en peligro a las tropas de Estados Unidos en Irak, Siria y otros países. En las dos últimas décadas, Soleimani había creado una red de poderosas milicias armadas que se extendía hasta Líbano, a las puertas de Israel.
Sin embargo, el ataque puede servir de disuasión para que el Irán y sus aliados retrasen o limiten cualquier posible respuesta.
La ejecución promete tensar además las relaciones con el gobierno de Irak, que es aliado tanto de Washington como de Teherán y que ha estado profundamente preocupado por convertirse en un campo de batalla entre dos rivales. Los políticos iraquíes cercanos a Irán pidieron que el país ordene la salida de las fuerzas estadounidenses del país.
El primer ministro iraquí, Adel Abdul-Mahdi, calificó el incidente de “agresión a Irak” y un “flagrante ataque a la dignidad de la nación”, y convocó una sesión parlamentaria de urgencia para tomar “las medidas necesarias y apropiadas para proteger la dignidad, seguridad y soberanía” del país.
Ibrahim Bayram, analista político del periódico libanés An-Nahar, dijo que las tensiones entre Estados Unidos e Irán han entrado ahora en una nueva fase, al afirmar que ambos gobiernos ingresaron a “un conflicto abierto sin horizonte”.
Aunque el ejército convencional de Irán ha sufrido durante 40 años las sanciones estadounidenses, Irán puede atacar asimétricamente en la región a través de sus fuerzas aliadas, como Hezbollah en Líbano, las milicias iraquíes y los rebeldes hutíes en Yemen.
El líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah, llamó a “la resistencia de todo el mundo” para vengar la ejecución de Soleimani. Las fricciones por los envíos de petróleo en el Golfo Pérsico también podrían aumentar y la Guardia Revolucionaria de Irán, un cuerpo de élite, ha creado un programa de misiles balísticos.
AP / OnCuba