Getting your Trinity Audio player ready...
|
Por primera vez desde el fin de la devastadora guerra de 12 días entre Irán e Israel, que según cifras iraníes mató a más de mil personas, incluyendo alrededor de 140 mujeres y niños, la diplomacia vuelve a escena de la mano de Teherán.
Antes de reabrir la puerta a las negociaciones, el Gobierno iraní acusó abiertamente a las potencias europeas de haber propiciado el colapso del histórico acuerdo nuclear de 2015 y prepara la reanudación, en Estambul, de conversaciones cruciales sobre el tema que incluyen a Francia, Reino Unido, Alemania, China y Rusia.
Europa es responsable, según Teherán
En una dura declaración, el portavoz de la cancillería iraní, Esmail Baqai, responsabilizó este lunes a los gobiernos de París, Londres y Berlín por el fracaso del Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC), según reportes de agencias internacionales de prensa.
“Las partes europeas han sido culpables y negligentes en la aplicación del acuerdo nuclear”, afirmó categóricamente el funcionario ante los medios en Teherán.
No es la primera vez que Irán expresa su descontento, pero nunca lo había hecho con semejante dureza, ni en un contexto tan crítico para la estabilidad regional y la no proliferación nuclear.
Tras la firma del pacto en 2015 —que limitaba severamente el programa nuclear iraní a cambio del levantamiento paulatino de sanciones—, se abrió una ventana de esperanza en Medio Oriente.
Sin embargo, la ruptura llegó apenas tres años después, cuando Estados Unidos, bajo Donald Trump, se retiró unilateralmente y reimpuso un paquete de sanciones que afectó gravemente la economía iraní.
Europa, pese a prometer su adhesión, no logró o no quiso proteger a Teherán del impacto de las penalidades estadounidenses, llevando a que grandes compañías occidentales se vieran obligadas a abandonar el país y a que Irán se sumiera en una grave crisis de inflación y escasez.
“No cumplieron”: la queja iraní y el efecto dominó
El reclamo central de Irán se resume en una palabra: incumplimiento. Si bien las potencias europeas reiteraron su compromiso verbal con el acuerdo —e incluso evitaron reactivar sus propias sanciones—, los mecanismos ideados para amortiguar la retirada de Estados Unidos jamás funcionaron como se esperaba.
En consecuencia, Teherán ralentizó y luego revirtió muchos de sus compromisos nucleares. Para el Gobierno del presidente Masud Pezeshkian, Europa no solo ha sido negligente frente a Washington, sino que ahora intenta “justificar la agresión israelí” en vez de condenarla.
Según Baqai, cualquier intento europeo de recurrir al mecanismo de snapback —la reimposición automática de sanciones suspensas bajo el pacto— carece de fundamento legal y moral.
“La reducción de nuestros compromisos estuvo permitida por el acuerdo, y volver a penalizar a Irán sería ilegal”, argumentó el vocero, quien además subrayó que su país documenta meticulosamente los crímenes y pérdidas sufridas durante la reciente guerra con Israel para llevar esas denuncias a la comunidad internacional.
El programa nuclear es innegociable
A pesar de los llamados occidentales a la moderación y la firma de un alto al fuego el 24 de junio que detuvo la guerra con Israel, el país persa no muestra signos de fatiga y ha endurecido su postura en materia nuclear.
“La cuestión del enriquecimiento de uranio no es negociable de ningún modo y debe continuar”, expresó recientemente el presidente Pezeshkian. En consecuencia, la República Islámica descarta reducir el grado de enriquecimiento de uranio, pese a las presiones, defendiendo su uso “exclusivamente pacífico”.
Conversaciones sin Washington
Frente al bloqueo con Washington —no hay previstas nuevas conversaciones directas—, Irán ha optado por reanudar, este viernes, sus tratativas con el llamado E3 (Francia, Reino Unido y Alemania) en Estambul.
El diálogo se realizará a nivel de viceministros de Exteriores y tendrá como agenda central el levantamiento de sanciones y el futuro del programa nuclear iraní.
Simultáneamente, Teherán impulsa el eje con Rusia y China, socios estratégicos en política y comercio, y también firmantes originales del acuerdo nuclear.
Este martes está prevista una cumbre trilateral en la capital iraní, centrada en evitar la reimposición de las sanciones internacionales y coordinar movimientos en el Consejo de Seguridad de la ONU.
La creciente cooperación entre los tres países ha hecho que, por primera vez, Moscú y Pekín se posicionen abiertamente como garantes de la estabilidad regional, brindando a Irán un escudo diplomático contra la presión occidenta, y particularmente contra eventuales sanciones “unilaterales e ilegales”, en palabras de sus respectivos cancilleres.
Entretanto, los cancilleres de Turquía e Irán, Hakan Fidan y Abbas Araghchi, respectivamente, debatieron este lunes sobre las próximas negociaciones sobre el programa nuclear iraní que se llevarán a cabo en la ciudad turca de Estambul, según confirmó la agencia rusa Sputnik.
Rumbo del conflicto
Según el portavoz Baqai, la diplomacia sigue siendo “una herramienta importante para proteger los intereses nacionales”, pero Teherán solo la aplicará si la considera útil.
Mientras tanto, el secretario general de la ONU, António Guterres, celebró la reapertura de los contactos y llamó a reactivar el espíritu de cooperación bajo los parámetros del acuerdo de 2015 y la supervisión del Organismo Internacional de Energía Atómica.
El desenlace de la cita de Estambul podría marcar una última oportunidad para evitar otra escalada.
Los europeos amenazan con el snapback si no hay avances significativos antes de septiembre; Irán exige el levantamiento de sanciones y el respeto a sus derechos nucleares; Rusia y China refuerzan su alianza con Teherán; e Israel observa, receloso y rearmado, cualquier señal de relajación en los controles al programa iraní.