Con una votación contundente, el electorado británico llevó este jueves al Partido Laborista a retomar el poder luego de catorce años de gobiernos conservadores que involucraron al Reino Unido en acciones de guerra y en el costoso divorcio con la Unión Europea, mediante un referendo impulsado por David Cameron.
Un sondeo realizado pronosticó que los laboristas obtendrían 410 escaños en el Parlamento de 650 posibles; el Partido Conservador, del primer ministro Rishi Sunak, solo capturaría 131 escaños, menos que los 346 de cuando se disolvió el Parlamento.
Los liberal-demócratas de centro lograrían 61 escaños, mientras que Reform UK, del activista del Brexit, Nigel Farage, obtendría 13.
Una de las novedades de los comicios es la entrada con fuerza al parlamento de la formación del nacional-populista Nigel Farage, quien desde su perfil en redes sociales mostró a su partido como una alternativa frente a conservadores y laboristas, a los que acusó de inoperantes frente a los problemas del país.
Si el sondeo a pie de urna está en lo correcto, supondrá un giro increíble para los laboristas que, según sus críticos y partidarios, enfrentaban una crisis existencial hace solo tres años, cuando perdieron un escaño parlamentario por una diferencia de 16 % frente a los conservadores, opinó un reporte de la agencia Reuters.
Starmer, un retrato al vuelo
El futuro primer ministro, Sir Keir Rodney Starmer, de 61 años, es un abogado especializado en derechos humanos y miembro de la Cámara de los Comunes desde 2015.
Vegetariano, practicante de fútbol y fanático del Arsenal, Starmer se hizo con las riendas del Partido Laborista hace cuatro años al suceder a su predecesor, Jeremy Corbyn, defensor de posiciones más radicales.
Starmer, quien recibirá este mismo viernes el encargo del rey Carlos III para formar gobierno, obtendría una mayoría parlamentaria lo suficientemente cómoda como para poder impulsar el “cambio” prometido en los carteles y discursos electorales, observó el diario español El País.
En campaña, el líder laborista anunció que, de llegar al poder, pondría en marcha una “renovación nacional” para cambiar por completo el panorama de deterioro y estancamiento del Reino Unido.
Su programa de gobierno está basado en cinco prioridades: devolver al país a la senda del crecimiento económico; reformar el Servicio Nacional de Salud (NHS, por sus siglas en inglés); introducir mejoras en la policía y en el sistema penal.
Asimismo, lograr una energía verde más asequible para los ciudadanos a través de una nueva compañía pública y una mejora general de las oportunidades vitales para todos los ciudadanos.
Tranquilizando a los mercados
De acuerdo con El País, Starmer y su ministra de Economía, Rachel Reeves, han logrado transmitir a los empresarios y a los mercados una imagen de seriedad y responsabilidad fiscal. Sus anuncios de futuras subidas de impuestos han sido muy mesurados,con más carácter simbólico que potencial recaudatorio.
Starmer y Reeves se han comprometido a no tocar ni el impuesto sobre la renta, ni el de sociedades, al menos en su primera legislatura.
Muchos expertos se muestran escépticos ante todas las promesas laboristas (miles de incorporaciones nuevas al personal sanitario, o miles de nuevos profesores, al no tener claro de dónde surgirá el financiamiento necesario para todas esas mejoras populares.