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El papa León XIV denunció este miércoles la cada vez más preocupante situación en Gaza ante los continuos ataques de Israel contra la población civil y llamó a Tel Aviv al cese de las hostilidades y a permitir la entrada de ayuda humanitaria.
Un reporte del sitio Vatican News, citado por la agencia Prensa Latina (PL), indica que al finalizar la primera Audiencia General de su nuevo Pontificado, celebrada en la mañana de miércoles en la Plaza de San Pedro ante decenas de miles de fieles y peregrinos, el Sumo Pontífice demandó: “¡Basta de hostilidad!”
Siguiendo el pensamiento y la acción de su predecesor, el recién fallecido Francisco, el actual Obispo de Roma dirigió al Gobierno israelí un “sincero llamamiento para que se permita la entrada de ayuda humanitaria digna y se ponga fin a las hostilidades, cuyo desgarrador precio lo pagan los niños, los ancianos y los enfermos”.
Su llamado se suma al de jefes de Estado, organizaciones internacionales y voces de la sociedad civil que ante la magnitud del sufrimiento actual en el enclave, acusan abiertamente a Israel de llevar a cabo una política de exterminio sistemático contra el pueblo palestino.
Los continuos ataques, el bloqueo total y la destrucción sistemática de infraestructura civil han dejado más de 53 000 muertos documentados, en su mayoría civiles, y han sumido a la población palestina en una crisis de hambre, enfermedad y desesperación sin precedentes en la historia reciente.
En su primera audiencia general como pontífice, León XIV calificó la situación de “preocupante y dolorosa” y exigió el cese inmediato de las hostilidades y la entrada de ayuda humanitaria.
Un enclave convertido en sinónimo de muerte y destrucción
Desde el 7 de octubre de 2023, cuando el ataque de Hamás en el sur de Israel desencadenó la actual guerra, la Franja de Gaza ha sido objeto de una campaña militar. Según el Ministerio de Salud gazatí y la ONU, ha dejado más de 53 500 muertos y decenas de miles de heridos, la mayoría mujeres y niños.
El enclave, de apenas 365 km² —la mitad de la superficie de La Habana— y con una población de 2,4 millones de personas, ha visto arrasados hospitales, escuelas, viviendas y hasta los corredores humanitarios.
“Gaza es hoy un territorio que se ha convertido en sinónimo de muerte, violencia, destrucción y hambre”, denunció el papa León XIV ante decenas de miles de fieles en la Plaza de San Pedro. “Los niños, los ancianos y los enfermos pagan el precio más desgarrador de esta guerra”.
El drama se agrava cada día. Según la Defensa Civil gazatí, solo en la madrugada de este miércoles al menos 19 personas, entre ellas un bebé de una semana, murieron en ataques israelíes.
“Nadie nos está repartiendo nada. Todo el mundo está esperando la ayuda, pero no hemos recibido nada”, relató Umm Talal Al Masri, una desplazada de 53 años. “Estamos moliendo lentejas y pasta para hacer algunas barras de pan, y apenas logramos preparar una comida al día”.
Ofensiva israelí y crisis humanitaria en Gaza: reacciones in crescendo
El asedio como arma: hambre y enfermedad
El 2 de marzo, Israel impuso un bloqueo total a la Franja, cortando el acceso a alimentos, agua, medicinas y combustible, por lo que la ONU y organizaciones humanitarias han advertido que la hambruna es inminente.
La entrada de ayuda, cuando ocurre, es mínima y está estrictamente controlada. Israel anunció la reciente autorización de 93 camiones con suministros, pero la mayoría no llega a los puntos de distribución.
Médicos Sin Fronteras (MSF) calificó la medida de “cortina de humo”, denunciando que la cantidad permitida “no es ni de lejos suficiente para una población de 2,4 millones”.
“La decisión de las autoridades israelíes de permitir una cantidad de ayuda ridículamente insuficiente, después de meses de asedio, muestra su intención de evitar la acusación de matar de hambre a la gente en Gaza, aunque de hecho los dejan apenas sobrevivir”, declaró Pascale Coissard, coordinadora de urgencias de MSF.
La ONU advirtió que unos 14 000 niños podrían morir en las próximas 48 horas si no reciben ayuda inmediata. El hospital Nasser de Jan Yunis, uno de los pocos aún en funcionamiento, recibe diariamente decenas de cuerpos y heridos, la mayoría niños y mujeres.
Genocidio: una acusación que gana fuerza
El término “genocidio” —la destrucción deliberada, total o parcial, de un grupo nacional, étnico, racial o religioso— ha sido empleado por líderes internacionales, académicos y organizaciones de derechos humanos para describir la política israelí en Gaza.
La Corte Internacional de Justicia (CIJ), en respuesta a una demanda presentada por Sudáfrica, ordenó a Israel tomar medidas para prevenir el genocidio y permitir el acceso de ayuda humanitaria, aunque hasta ahora sin resultados tangibles.
“Estamos ante un intento sistemático de exterminar al pueblo palestino por hambre, enfermedad y bombardeos indiscriminados”, denunció Raji Sourani, director del Centro Palestino de Derechos Humanos. “El asedio, la destrucción de hospitales y escuelas, la negación de alimentos y medicinas, todo apunta a una política de genocidio”.
La magnitud de la crisis ha provocado reacciones sin precedentes. La Unión Europea, a través de su jefa de diplomacia, Kaja Kallas, anunció que “una gran mayoría” de cancilleres de los 27 países miembros están a favor de revisar el acuerdo de asociación con Israel.
Suecia, por su parte, presionará para que la UE imponga sanciones a ministros israelíes, mientras que el Reino Unido suspendió negociaciones bilaterales y convocó al embajador israelí.
Emiratos Árabes Unidos y otros países árabes han alcanzado acuerdos para enviar ayuda humanitaria, aunque la entrega sigue siendo incierta.
El papa León XIV reiteró su llamado a la paz y ofreció al Vaticano como sede para futuras negociaciones de alto el fuego.
Sin embargo, Israel, bajo el liderazgo del primer ministro Benjamin Netanyahu, mantiene su objetivo de “tomar el control de todo el territorio de la Franja” y derrotar definitivamente a Hamás, ignorando los llamados al cese del fuego y la entrada de ayuda.