La caída de los precios del petróleo derivada de la pandemia del coronavirus se está haciendo sentir en todo el Medio Oriente, donde naciones dependientes del crudo se afanan por compensar las pérdidas de su principal producto de exportación. Se anticipa que todas las naciones del Golfo Pérsico, incluidas las más ricas, sufrirán una contracción de sus economías y que Iraq será la más golpeada.
Una merma en los ingresos podría exacerbar el malestar de amplios sectores que apenas tienen para sobrevivir y alimentar las tensiones sociales. Iraq planea fuertes recortes a programas sociales que benefician a millones de empleados estatales. Arabia Saudita probablemente tenga que demorar varios megaproyectos. Egipto y el Líbano registrarán una importante disminución en las remesas que envían los emigrantes que trabajan en el Golfo.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que las economías de los países exportadores de petróleo se contraerán hasta un 5%, como en el caso de Iraq.
Si bien algunos países tienen abundantes reservas de divisas extranjeras, hay otros que enfrentan situaciones acuciantes, en particular Iraq, donde el petróleo representa el 90% de su presupuesto.
Iraq enfrentó protestas masivas en los últimos meses ante el malestar general con el estado de la economía y con la corrupción
El petróleo se vende actualmente a 20 dólares el barril y por momentos alcanza niveles que no se veían desde 2001. Un recorte de la producción del 23% acordado por la OPEP para estabilizar los precios agravará las cosas. Mayo y junio serán meses especialmente duros porque se agotará la capacidad de almacenamiento y les resultará más difícil a los productores colocar su petróleo, según Robin Mills, CEO de Qamar Energy, firma de Dubai.
Todavía no se llegó al momento en que los países se quedan sin dinero, dijo Mills. “Pero es algo inevitable. Iraq será el primero”.
El presupuesto de 2020 de Iraq se basa en un precio del petróleo de 56 dólares el barril. El ministro del petróleo iraquí, Thamir Ghadhban, dijo hace poco que los ingresos del petróleo habían bajado un 50%.
Ahora el gobierno analiza medidas como diferir el pago de beneficios sociales a los trabajadores estatales hasta que mejoren las condiciones económicas. Esto aliviaría la situación, pero podría aumentar el malestar y generar protestas. Los beneficios adicionales representan entre el 50% y el 70% de los ingresos de un empleado estatal.
Ese tipo de recortes, sin embargo, no alcanzarían para compensar la caída de los precios del petróleo, según expertos. Para completarla, Iraq se comprometió a reducir su producción un millón de barriles diarios en mayo y junio.
La caída de precios afectará los planes de desarrollo en toda la región.
Arabia Saudita, el principal productor, reducirá sus gastos un 5% –y se esperan más recortes. El príncipe heredero Mohammed bin Salman proyecta nuevas ciudades y otras grandes obras, pero esas iniciativas probablemente tengan que diferirse por una disminución en las inversiones y demás problemas derivados del coronavirus.
Igual que los saudíes, Kuwait tiene amplias reservas, pero Bahréin carga con una deuda equivalente al 105% de su PBI.
La caída de los precios combinada con la pandemia se hará sentir con fuerza en Egipto, Jordania y el Líbano. Sus economías dependen en buena medida de las remesas que envían migrantes que trabajan en los países ricos del Golfo.
En el Líbano, las remesas representan el 12,5% del PBI, en Egipto el 10%.