El movimiento de resistencia islámica Hamás precisó los principales obstáculos para alcanzar un acuerdo con Israel que detenga el actual conflicto bélico.
La milicia palestina señaló que el regreso de los desplazados al norte del enclave levantino, así como “una cláusula clara” que incluya un cese total de las hostilidades tras una primera tregua temporal, emergen como los asuntos fundamentales en discusión.
Según un despacho de la agencia EFE, la primera fase del plan de paz duraría unos 40 días durante el mes sagrado de Ramadán, que comienza el venidero 10 de marzo.
Durante la llamada pascua musulamana, serían liberados unos 40 rehenes israelíes, cada uno, por diez presos palestinos, según las filtraciones del borrador de acuerdo debatido la semana pasada en París, donde también participó una delegación israelí además de los mediadores árabes y Estados Unidos.
Gaza, un cementerio gigante
Este miércoles, tras casi cinco meses de iniciado, el conflicto está a punto de alcanzar las 30 mil muertes registradas de palestinos, que no hacen la totalidad del para muchos genocidio israelí, pues unas 8 mil víctimas, según calculos, yacen bajo los escombros de una semidestruida Gaza.
En el enclave, de una superficie que apenas supera los 350 kilómetros cuadrados, ya han muerto al menos 29 954 personas y otras 70 325 han resultado heridas, según los datos proporcionados este miércoles por las autoridades sanitarias locales.
Entretanto, el Hospital Al Auda, situado en Yabalia, en el norte de la Franja de Gaza, anunció la suspensión de todos sus servicios médicos por la escasez de combustible y suministros médicos.
La noticia llega apenas un día después de que las autoridades de Gaza confirmaran que el Hospital Naser, situado en Jan Yunis y el segundo más importante en el sur del enclave, había quedado fuera de servicio tras el asalto perpetrado hace dos semanas por el Ejército de Israel.
En las últimas 24 horas, al menos 76 gazatíes han muerto en nuevos bombardeos y ataques de artillería, en los que más de un centenar han resultado heridos, informó el Ministerio de Sanidad.
El Ejército israelí asegura haber bombardeado y atacado con tanques el área occidental de Jan Yunis, pero también el barrio de la Ciudad de Gaza de Zaytun, donde aviones caza derribaron varias viviendas causando, según fuentes médicas citadas por la agencia palestina Wafa, “múltiples víctimas mortales”.
Hambruna y enfermedades
La guerra, que transformó Gaza en una “zona de muerte”, según Naciones Unidas, está empujando a la hambruna a 2,2 millones de personas, es decir, la inmensa mayoría de la población gazatí.
Los peores temores se tienen para la zona norte del enclave, adonde no ha llegado ningún convoy con ayuda humanitaria desde el 23 de enero.
En esa zona, “si nada cambia, una hambruna es inminente”, advirtió ante el Consejo de Seguridad del a ONU Carl Skau, director ejecutivo adjunto del Programa Mundial de Alimentos (PMA).
Más de 1,9 millones de personas se han visto desplazadas de sus hogares, de las cuales más de 1,4 millones se encuentran en refugios hacinados.
Estas condiciones constituyen un terreno propicio para que sigan aumentando las enfermedades infecciosas.
En diciembre pasado, en Gaza solo había, de media, una ducha por cada 4500 personas y un servicio sanitario por cada 220.
El agua limpia sigue siendo un bien escaso, y el número de personas que deben defecar al aire libre va en aumento.
Esas condiciones hacen inevitable la propagación de enfermedades infecciosas, entre ellas diarrea con sangre, ictericia, hepatitis aguda e infecciones respiratorias.
Guerra de números
Las bajas militares de ambos bandos son pasto de controversias.
El mando israelí, que este miércoles registró la muerte de dos soldados, admite 242 el número total de bajas mortales en sus filas desde la invasión terrestre iniciada el pasado 27 de octubre.
Por otra parte, afirma que sus tropas han acabado con unos 12 mil hombres de Hamás, cifra que el propio grupo de resistencia paletisno rebaja a la mitad.
En enero, Gadi Eisenkot, miembro del gabinete de guerra de Israel y exjefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa de Israel, admitió que la destrucción total de Hamás no era realista.
Eisenkot reconoció que las fuerzas israelíes habían asestado “un duro golpe” a Hamás y a sus capacidades en el norte de Gaza, pero “quienes hablan de una derrota absoluta y de falta de voluntad por parte de Hamás y de capacidad no dicen la verdad”, declaró a Channel 12 News de Israel.
La violencia de los colonos judíos llega al cine
El periodista israelí Yuval Abraham denunció que ha recibido amenazas de muerte y que su casa en Israel fue atacada.
Junto con el palestino Basel Adra, Abraham dirigió el documental No Other Land (No hay otra tierra), que retrata la realidad de Masafer Yatta, un conjunto de aldeas palestinas en medio del desierto del sur de Cisjordania ocupada, cuya tierra Israel ha tratado de utilizar como zona militar.
El lunes “una turba israelí de derecha llegó a la casa de mi familia para buscarme y amenazó a familiares cercanos que huyeron a otra ciudad en mitad de la noche. Sigo recibiendo amenazas de muerte y tuve que cancelar mi vuelo de regreso a casa”, denunció el periodista en su cuenta de la red social X.
No Other Land ganó el premio al mejor documental del festival internacional de cine de Berlín y el Premio Panorama del Público, determinado por los votos de 24.000 espectadores.
“Basel y yo tenemos la misma edad. Soy israelí; Basel es palestino. Y en dos días regresaremos a una tierra donde no somos iguales”, dijo Abraham en franca alusión al régimen de apartheid que sufre la población palestina cisjordana.