Al menos seis edificios residenciales fueron arrasados este viernes en un ataque israelí contra el cuartel general de Hezbollah, presuntamente ubicado en un suburbio del sur de Beirut, capital de Líbano, informaron agencias internacionales de prensa.
Un balance preliminar de la agresión al barrio de Haret Hreik, en el suburbio Dahiyeh, con bombas de dos mil toneladas de explosivos, ocasionó al menos dos muertos y 76 heridos, reportó el Ministerio libanés de Salud, citado por la cadena panárabe Al Mayadeen.
El estallido fue tan potente que sacudió ventanas y casas a 30 kilómetros al norte de la capital libanesa.
Imágenes transmitidas por la televisión libanesa mostraban varios cráteres, entre ellos uno con un automóvil incrustado en medio de edificios colapsados en el vecindario densamente poblado de mayoría chií.
Tres canales de la televisión israelí reportaron que el objetivo del bombardeo era el líder de Hezbollah, Hasán Nasrala, pero oficialmente no pudo ser confirmada esa noticia, según el pool informativo estadounidense, The Associated Press (AP)
Fuentes de la inteligencia israelí, entretanto, aseguran que el bombardeo logró matar a Nasrallah, pero sin aportar pruebas del hecho.
Boicotean intervención de Netanyahu en la ONU
Una vez ocurrido el bombardeo, el primer ministro Israelí, Benjamin Netanyahu, interrumpió abruptamente su viaje a Estados Unidos y regresó inmediatamente a Israel.
Horas antes, y ante una audiencia que lo abucheó, rechifló y virtualmente lo dejó solo para su discurso, Netanyahu juró que Israel seguirá con su campaña contra Hezbollah hasta cumplir con sus objetivos.
Entre las metas resalta la prioridad de permitir el regreso a sus casas de decenas de miles de residentes de la zona norte del Estado judío que han tenido que evacuar para no ser blanco de los cohetes del grupo de resistencia libanesa.
“Esta es la verdad: Israel busca la paz. Israel anhela la paz. Israel ha hecho la paz y volverá a hacerla”, afirmó sin inmutarse el representante sionista a pesar de las cifras estimadas de 700 muertos en el Líbano y más de 41 mil en Gaza, provocadas por las desproporcionadas ofensivas de las Fuerzas de Defensa, narró un despacho de la agencia Prensa Latina.
A juicio del líder israelí, todas las acciones en territorio libanés y palestino, calificadas de desproporcionadas por la ONU y la comunidad internacional, tienen como fin “eliminar la maldición del terrorismo”.
Sobre las posibles negociaciones, rechazó cualquier espacio otorgado a Hamás en la Franja en una eventual postguerra.
“Queremos una Gaza desmilitarizada. Estamos listos para apoyar a un gobierno local y civil”, manifestó poco después de acusar al presidente palestino Mahmud Abás y la Autoridad Palestina.
Netanyahu desestimó además cualquier tregua inmediata en la guerra contra Líbano, país al que amenaza con una invasión terrestre para reeditar el conflicto de 2006, en el que Israel no pudo acabar, como era su objetivo, con la existencia del movimiento chiíta de resistencia.
Monarquía saudita desoye a gobernante israelí
Por su parte el ministro de Exteriores de Arabia Saudí, Faisal bin Farhan, descartó normalizar relaciones diplomáticas con Israel después de que Netanyahu emplazara a Riad ante la Asamblea General de Naciones Unidas a avanzar en la integración regional en virtud de los Acuerdos de Abraham.
El canciller saudí resaltó que “sin abordar” la cuestión del establecimiento del Estado palestino no será posible alcanzar la “paz y estabilidad regionales”.
Intercambio de fuego
Pese a los llamados internacionales a una tregua de 21 días, una propuesta franco-estadounidense que consiguió todo el apoyo del secretario general de la ONU, Antonio Guterres, en la mañana de este viernes, al menos 25 personas murieron por ataques israelíes, dijo el ministro de Salud, Firass Abiad.
Esa cifra eleva a más de 720 el número de víctimas fatales esta semana en Líbano. El funcionario afirmó que entre los muertos hay docenas de mujeres y niños.
En paralelo, en su parte de guerra el ejército israelí informó este viernes que llevó a cabo decenas de ataques en el transcurso de dos horas alrededor del sur libanés, incluso en las ciudades de Sidón y Nabatiyeh.
En su respuesta, Hezbollah atacó este viernes con misiles Fadi 1 la ciudad de Tiberíades y el asentamiento de Kiryat Ata, al este de Haifa.
Dos opiniones expertas
El general de reserva del ejército israelí Yitzhak Break cuestionó que el ejército pueda derrotar a Hezbollah si antes no ha logrado vencer a Hamás.
En un artículo publicado en el diario israelí Maariv, Break afirmó que la resistencia libanesa seguirá existiendo, al igual que la palestina en Gaza.
Incluso si Israel destruye por completo el Líbano, reduciéndolo a escombros como lo hizo en Gaza, el grupo político y militar continuará lanzando misiles y drones contra los territorios ocupados.
El general reservista expresó su decepción por los resultados obtenidos desde el 7 de octubre, calificando la situación de “desastrosa”, con una guerra de desgaste que el primer ministro Benjamín Netanyahu, el titular de Defensa Yoav Galant y el jefe del Estado Mayor, Herzi Halevi, no quieren finalizar.
La situación lleva a Israel a colapsar económica y socialmente, desconectarse del mundo y ver cómo su ejército de reserva se desmorona.
Break también subrayó que no es posible ganar una guerra solo con ataques aéreos, y afirmó que el ejército terrestre de Israel ha sido gravemente debilitado en las últimas dos décadas, y ya no puede ofrecer respuestas ni ganar batallas.
Por su parte, Mordejai Kedar, investigador especializado en Medio Oriente del Canal 14, de la televisión israelí, señaló que Hezbollah es más adaptable que los ejércitos regulares y destacó su capacidad para ajustarse a las pérdidas y seguir operando, como demuestra en estos últimos días de guerra.
Kedar explicó que la milicia libanesa utiliza pequeñas células para llevar a cabo sus ataques, lo que dificulta controlarlos.
Además, observó que los túneles empleados por la resistencia libanesa hacen que los bombardeos aéreos sean ineficaces, afirmando que esos corredores están excavados en roca y requieren operaciones terrestres para ser neutralizados.