El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, advirtió que cualquier persona que rompa la política de aislamiento ante el coronavirus podrá ser ejecutada por el ejército o la policía.
Duterte pronunció un discurso por TV advirtiendo que habría una política de tolerancia cero para quienes rompan ese aislamiento, que entró en vigor el pasado 15 de marzo y estará vigente, al menos, hasta el 14 de abril.
“Mis órdenes van dirigidas a la policía y al ejército, así como a los funcionarios de las aldeas. Si hay algún problema, u ocasiones en las que haya violencia y sus vidas estén en peligro, mátenlos a tiros”, dijo en una mezcla de filipino e inglés. Y dirigiéndose a los receptores de manera individual: “No intimides al gobierno. No desafíes al gobierno. Perderás”.
Esa conducta, dicen observadores, no resulta inusual en el caso de un presidente a quien se le ha acusado y acusa de presidir ejecuciones extrajudiciales de presuntos narcotraficantes.
Sus declaraciones sobrevinieron después de disturbios en la ciudad de Quezon, y en específico en un barrio de bajos ingresos de Manila, la capital. Los residentes protestaban por la falta de ayuda alimentaria del gobierno. Al menos 21 personas fueron arrestadas.
Según los investigadores de la Universidad Johns Hopkins, hasta hoy Filipinas tiene 3 018 casos confirmados de nuevo coronavirus y 136 muertes.
Loco.