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Un tribunal de distrito en Ufa, ciudad del centro de Rusia, condenó a la periodista Olga Komleva a 12 años de prisión por su colaboración pasada con el fallecido activista opositor Alexéi Navalny y por su cobertura sobre el ejército ruso durante la ofensiva en Ucrania, informó una fuente oficial judicial este martes reportada por la agencia francesa AFP.
Komleva, de 46 años, fue declarada culpable de participar en actividades consideradas extremistas y de difundir información falsa sobre las fuerzas armadas rusas.
La sentencia se produce en el contexto de una política cada vez más dura en Rusia contra cualquier asociación con Navalny, declarado “extremista” desde 2021, y contra la disidencia en general.
Komleva, quien fue voluntaria del partido de Navalny antes de su ilegalización, defiende su inocencia.
Fue acusada además de publicar críticas sobre la ofensiva militar de Rusia en Ucrania y sobre las protestas antigubernamentales a través del medio independiente RusNews.
Su salud, frágil por padecer diabetes, se ha deteriorado durante su detención a la espera del juicio, con dificultades para conseguir sus medicamentos, reveló el portal Mediazona.
A pesar de la condena, Komleva fue vista sonriendo y saludando a sus simpatizantes al escuchar el fallo judicial, con palabras de afecto hacia ellos.
Navalny, una némesis para el Kremlin
Alexéi Navalny, nacido en 1976, fue el líder más destacado de la oposición rusa y la principal voz contra el Kremlin y el presidente Vladimir Putin.
Graduado en Derecho y Economía, Navalny se hizo conocido a partir de 2008 por sus investigaciones anticorrupción, las cuales expuso en blogs y a través de su Fundación Anticorrupción.
Su activismo llevó a la organización de amplias protestas en Rusia y a enfrentamientos directos con el poder. Tras sobrevivir a un presunto envenenamiento con un agente nervioso en 2020, Navalny fue encarcelado bajo cargos que sus partidarios y observadores internacionales califican de políticamente motivados.
En febrero de 2024, murió repentinamente en prisión en circunstancias que siguen generando controversia y acusaciones contra el gobierno ruso.
Las autoridades entregaron el cadáver Navalny a su madre más de una semana después de su muerte en prisión, “por causas naturales”, tras una prolongada negativa y presión pública para que lo hicieran.
Durante su encarcelamiento y antes de su fallecimiento, la imagen de Navalny siguió siendo símbolo de resistencia para amplios sectores en Rusia y el extranjero. Su Fundación y otros grupos asociados fueron declarados organizaciones extremistas y desarticulados legalmente, mientras que sus seguidores han enfrentado persecución continua.
Control de Internet
Además del caso de Komleva, el Gobierno ruso ha endurecido en los últimos meses su control sobre internet con la aprobación de nuevas leyes que criminalizan la búsqueda y el acceso a contenidos catalogados de “extremistas”.
Una ley aprobada recientemente por la cámara alta del Parlamento prevé multas para quienes busquen deliberadamente información sobre grupos prohibidos como la Fundación Anticorrupción de Navalny o movimientos LGBT internacionales.
Las autoridades justifican la norma como una medida para proteger a la sociedad, pero activistas y observadores la critican por coartar la libertad de expresión y la circulación de información.
El uso de redes privadas virtuales (VPN), que muchos rusos emplean para acceder a contenido bloqueado, también está bajo creciente vigilancia y restricciones.
Las autoridades han intensificado el uso de tecnología para monitorizar y bloquear protocolos de VPN, además de cerrar medios independientes y acosar a periodistas y activistas cibernéticos, en el marco de una fuerte censura post invasión de Ucrania en 2022.