El archipiélago de Puerto Rico ha sido por largo tiempo un baluarte de la expresión cultural Afrocaribeña y la organización Pan-Africana. Figuras como el intelectual Afro-puertorriqueño Arturo Alfonso Schomburg han demostrado un liderato global dentro del movimiento negro. En Puerto Rico, Schomburg fundó a finales del siglo XIX un archivo de la Africanía mundial que todavía se considera el mayor en su tipo a nivel mundial. Hoy ese archivo está situado en el “Centro Schomburg para la Investigación de las Culturas Negras”, un plantel de la Biblioteca Pública de Nueva York, localizado en el corazón de Harlem, Nueva York, lugar donde Schomburg compartió participación con José Martí, tanto en el “Club Dos Antillas” del Partido Revolucionario Cubano, como en “La Liga”, una organización de ayuda mutua liderada por cubanos y boricuas negros que abogaba tanto por la independencia de Cuba y Puerto Rico, como por el empoderamiento colectivo Afrodescendiente.1
En esa clave boricua de memoria Afrodiaspórica tuvo lugar La Cumbre Internacional Afrodescendiente, que tuvo lugar del 21 al 27 de marzo en la Universidad de Puerto Rico. El evento se inscribe en una tradición de largo arco en el país que se remonta a los tiempos de Alfonso Schomburg y vive actualmente en el liderato de mujeres negras como Marta Moreno Vega, fundadora del “Centro Cultural del Caribe: Instituto de la Diáspora Africana” y Miriam Jiménez Román, fundadora del “Afro-Latina/o Forum”, ambas instituciones vivas con un rol protagónico en la articulación de las diásporas Africanas de las Américas y del mundo. Tocando ese tambor, la Cumbre Afrodescendiente fue organizada por un equipo encabezado por la prominente escritora Afroboricua Mayra Santos Febres, quien dirige un programa de Licenciatura en Estudios de la Africanía, creado recientemente en la Universidad de Puerto Rico. La elección de las fechas para la celebración del evento respondió a dos momentos significativos para el archipiélago borinqueño: 21 de marzo, Día Internacional por la Eliminación de la Discriminación Racial, y 22 de marzo, día que convencionalmente se celebraba como efeméride de la Abolición de la Esclavitud en 1873, y ahora, luego de la aprobación de un proyecto de ley presentado por la Senadora Afroboricua Ana Irma Rivera Lassen, quedó bautizado como el “Día Nacional para la Erradicación del Racismo y Afirmación de la Afrodescendencia”, el primer paso hacia una política estatal contra el racismo en Puerto Rico.
La Cumbre Afro fue un magno evento que contó con representación de activistas, artistas, académicos, estudiantes, líderes y lideresas comunitarios, personalidades deportivas y de los medios, y dirigentes de gobierno tanto de las Américas como del continente Africano. Su robusto programa de toda una semana incluyó debates que abarcaban desde políticas antirracistas, literaturas afrolatinoamericanas y estéticas cimarronas, feminismos negros, diversidades sexuales y políticas étnico-raciales; hasta estrategias de justicia racial a nivel estatal y en el trabajo comunitario, desigualdades socio-raciales y estrategias de desarrollo socio-económico, pedagogías políticas afrodescendientes y educación antirracista, así como planes y perspectivas para Estudios de la Africanía y Afroepistemologías. La riqueza programática de La Cumbre articuló además una serie de presentaciones de libros, tanto de investigación histórica y social, como de creación literaria; además de talleres de danza, música, y sanación.
Uno de los momentos más sublimes de La Cumbre fue el concierto de la cantante Afroperuana Susana Baca en el Teatro de la Universidad de Puerto Rico (UPR), donde se entrelazó la versátil tesitura y dulzura de su voz, con la fina presencia de coreografía cimarrona a fuerza de sonrisa de Ochún. Su interpretación de “Las caras lindas de mi gente negra” del compositor Afroboricua Tite Curet Alonso fue memorable, al punto que se repitió al final del concierto, con la participación de William Cepeda en el trombón y el Decano Carlos Sánchez en la flauta.
Otro momento de alta emoción fue la entrevista, por parte de la periodista Afrocolombiana Edna Liliana Valencia, a dos orgullosas/os Afroboricuas, la campeona olímpica Jasmine Camacho-Quinn y la gloria del béisbol Carlos Delgado, quienes expresaron tanto su conciencia antirracista como su compromiso con la cultura e identidad puertorriqueñas.
Una cuestión clave que cruzó de manera transversal el diálogo y debate en la Cumbre Afro fue la demanda por Afroreparaciones, un renglón de la justicia que se fortaleció en la Tercera Conferencia Mundial contra el Racismo, celebrada en Durban-Sudáfrica en el 2001, donde se declaró la esclavitud transatlántica como un “crimen de lesa humanidad” y, por ende, se exigieron políticas de reparación por la persistencia del entramado de violencias y desigualdades entrelazadas que persisten en el racismo estructural contra los cuerpos, territorios, memorias, conocimientos y culturas negras del mundo, es decir, contra el continente africano y la diáspora africana global.
Como bien planteó Epsy Campbell, Vice-Presidenta de Costa Rica, el reclamo por Afroreparaciones es parte de una iniciativa de la “Coalición Internacional contra el Racismo Estructural”, que le apuesta a un nuevo orden mundial donde combatir el racismo sistémico; algo crucial para obtener justicia integral (social, sexual, ecológica, epistémica) para todos y todas. Hoy día, la iniciativa regional más sostenida por Afroreparaciones es lanzada por la comunidad de Estados caribeños CARICOM, lo que interpela a Puerto Rico, tanto por la importancia de su perfil cultural Afrodescendiente, como por el contenido de descolonización presente en el reclamo de Afroreparaciones. La justicia reparativa ha de reconocer que tanto la dominación geopolítica, como la expropiación y explotación económica por los poderes imperiales y el capital transnacional, que han subordinado históricamente al Caribe, son dimensiones cruciales para la propuesta de las Afroreparaciones de gestar un nuevo orden de poder mundial como estrategia de justicia histórica. En esta clave, las Afroreparaciones se perfilan como políticas de descolonización y recursos de liberación. La Articulación Regional Afrodescendiente en las Américas y el Caribe-ARAAC, que también estuvo representada en la Cumbre, ha asumido la bandera de las Afroreparaciones como principio ético-político y medida de justicia histórica de carácter global, a la vez que elabora estrategias particulares en distintos lugares, como está sucediendo en locales de Argentina, Brasil, Colombia, Ecuador, Estados Unidos, Honduras, Uruguay y Venezuela. 2 En Colombia, con el despliegue de poder popular y la fuerza electoral del movimiento Soy Porque Somos, que lanzó la candidatura de Francia Márquez a la presidencia del país, se estudia seriamente la creación de un Ministerio de Igualdad, Pueblos, y Ciudadanía, en el cual se crearía un Fondo de Reparaciones por primera vez a nivel mundial.
En efecto, en la Cumbre Afro no podía faltar la mención a Francia Márquez, cuyo liderato en la esfera pública colombiana representa el avance histórico más significativo de la política afro en las Américas. El público asistente al evento ovacionó el anuncio que hizo el intelectual-activista Afrocolombiano Alfonso Cassiani Herrera, de que Francia Marquez será la primera mujer negra en la contienda por la vicepresidencia en más de doscientos años de existencia de la República colombiana. Mas aún, en una mesa titulada, Ubuntu: Nuestras Comunidades. Vivienda, Desarrollo, y Equidad, tuve la oportunidad de compartir con Carmen Villanueva y Modesta Irizarry, dos lideresas comunitarias en Puerto Rico, que sacaron al relieve cómo desde las bases se puede construir una nueva manera de hacer política plenamente democrática, construyendo alternativas desde abajo, a los patrones y prácticas de despojo y destierro, entramado de violencias (sociales, raciales, sexuales), deterioro ecológico, y marginalización que sufren las mayorías afrodescendientes en las Américas. Carmen Villanueva y Modesta Irizarry se vieron identificadas en el liderato de Francia Márquez, en su consigna de cierre de campaña “Vamos de la resistencia al poder, hasta que la dignidad se haga costumbre”, porque son voces hermanadas de mujeres negras de base popular que van tomando la batuta para la construcción de nuevas formas de poder en el continente. A contracorriente de la profundización de las desigualdades y violencias entramadas dentro del patrón de globalización neoliberal capitalista que prima, lo cual se exacerba en esta era de crisis civilizatoria, Francia Márquez, al igual que Carmen Villanueva y Modesta Irizarry, son “mujeres afrodescendientes luchando por sus territorios y por la vida”. Es una apuesta colectiva contra las políticas de “hacer morir” y “dejar morir”, que se han desnudado con la pandemia.
La Cumbre Afro 2022 fue la primera de una serie que se realizará de ahora en adelante. El Programa de Licenciatura en Estudios de la Africanía de la Universidad de Puerto Rico, con la dirección de Mayra Santos Febres, tiene la tutela del proceso iniciado por la recién concluida Cumbre Afro. En el evento se parieron muchas ideas y se consolidaron varios proyectos importantes, entre los que se incluyen el lanzamiento de una iniciativa internacional para la construcción de la equidad racial de parte de la Fundación Comunitaria de Puerto Rico en asociación con la Cumbre. En clave Afroboricua, una vez más derrotamos la falsa idea decimonónica de que somos “la más blanca de las Antillas”. Las caras lindas de mi gente negra, de las Américas y el mundo, enriquecieron con su arcoíris de sabiduría y esperanza, en Borinken, el presente y futuro de la democratización de la democracia y la humanización de la humanidad, en clave de Africanía. Afinando ese ritmo, caminando hacia ese horizonte, la Cumbre Afro fue un Bombazo, un prolongado toque y baile de Bomba, palabra que, además de denominar los géneros de música y danza Afroboricua, 3 como nos enseñó el maestro Robert Farris Thompson, significa, en ki-kongo creolizado, “acción que refresca el espíritu”.
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Notas:
* Borinken es el nombre indígena de la isla que ahora llamamos Puerto Rico. Por eso los puertorriqueños nos nombramos “Boricuas”.
1 Ver, Vanessa K. Valdés (2018). Diasporic Blackness: the life and times of Arturo Alfonso Schomburg. State University of New York Press ; and, Jesse Hoffnung-Garskof (2021). Racial Migrations: New York City and the Revolutionary Politics of the Spanish Caribbean. Princeton University Press.
2 Ver, Agustin Laó-Montes (2020). Contrapunteos Diaspóricos: Cartografías Políticas de Nuestra Afroamérica. Universidad del Externado.
3 También se le llama “bomba” a la música y baile oriundos de las culturas negras del Valle del Chota en el Ecuador.
Gracias, Agustin, a pesar de ser invitado, no pude ir por los impedimentos migratorios que ya sabes. Haces una reseña muy esperanzadora y espero leer algunas de las ideas que alli se desarrollaron. Un abrazo, hermano!