Desde este 2 de diciembre la trova cubana es Patrimonio Cultural de la nación. La declaración se hizo pública en el municipio de Manzanillo, al sur de la provincia Granma, mediante la Resolución 18 del año 2022, emitida por el Consejo Nacional de Patrimonio Cultural.
Según publicó Cubadebate, “la Comisión para la Salvación del Patrimonio Cultural Inmaterial, perteneciente al Consejo Nacional de Patrimonio Cultural, validó la solicitud de declaratoria de la Trova cubana en aras de contribuir a su sostenibilidad, visibilidad y viabilidad”.
Un grupo de músicos consagrados y noveles como Heidi Igualada, Marta Campos, Yamira Díaz, Andrés Pedroso, Jorge Gómez, José Aquiles, Ariel Díaz, Eduardo Sosa, Ariel Barreiros, Annie Garcés, Nelson Valdés, Silvio Alejandro, Rachid López, Amaury del Río y Roly Berrío asistieron a la celebración.
La trova cubana comienza a ser distinguible como expresión musical genuina desde finales del siglo XIX y principios del XX, en el Oriente cubano. Se destacó el trovador José “Pepe” Sánchez, a quien se le considera precursor y maestro de este movimiento.
Algunos nombres imprescindibles son Manuel Corona, Eusebio Delfín, María Teresa Vera ySindo Garay, autor de canciones como “Perla marina” o “La tarde”. Miguel Matamoros, creador de “El son de la loma” y “Lágrimas Negras” y líder del legendario Trío Matamoros es otro de los más importantes autores e intérpretes trovadorescos.
En los años 40 se popularizó también una forma singular de interprestación de la canción, que se desarrolló más en La Habana, conocida como «filin» (feeling, sentimiento). Se mantiene la guitarra como compañera siempre. Algunos de sus exponentes más relevantes fueron Marta Valdés, José Antonio. Méndez y César Portillo de la Luz.
El Movimiento de la Nueva Trova, medio siglo después
Desde sus orígenes en los 60, la Nueva Trova retoma la tradición y la reelabora con las nuevas sonoridades y temas de su tiempo. Se distingue por crear canciones donde el tema del amor no se circunscribe a la pareja, sino que abarca incluso los aspectos de la vida social, y las promesas de la nueva sociedad que la Revolución triunfante en 1959 provocó en muchos jóvenes músicos de entonces.
En ese contexto, de confrontación política, la Nueva Trova también estuvo envuelta en la polémica y el encanto, la censura y el reconocimiento público. La televisión le abría y cerraba sus puertas, las emisoras radiales difundían tímidamente algunos temas, sectores conservadores no aprobaban ni la vestimenta ni las maneras de aquellos muchachos.
Personalidades como Haydeé Santamaría, desde Casa de las Américas, o Alfredo Guevara desde el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (Icaic), respaldaron sin ambages la propuesta creativa, que imponía una nueva forma de entender la música y la poesía.
Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Noel Nicola y Vicente Feliú pasaron a ser los representantes más destacados y reconocidos del Movimiento cuya fecha de “bautizo” formal fue el 2 de diciembre de 1972.
Del 27 de julio al 8 de agosto de 1967 se celebró en la Casa de las Américas el Primer Encuentro Internacional de la Canción Protesta. Un afiche de Alfredo Rostgaard (1943-2004) sobre el evento pondría muy en alto el nombre de la cartelística cubana.
El encuentro congregó a 50 cantores de 18 países, entre ellos los chilenos Ángel Parra e Isabel Parra, los uruguayos Alfredo Zitarrosa y Daniel Viglietti, las norteamericanas Barbara Dane y Peggy Seeger, el argentino Armando Tejada Gómez y la haitiana Martha Jean Claude. Fue una oportunidad para reconocerse, intercambiar experiencias y darse cuenta de que entre ellos lo común era mucho más que lo diverso.
Esta fue la plataforma para que poco después, en febrero de 1968, la propia Casa de las Américas convocara a cantar en uno de sus salones, por primera vez, a tres jóvenes con distintos backgrounds (Silvio Rodríguez, Pablo Milanés y Noel Nicola), pero con propósitos y preocupaciones compartidos.
Aunque dominado por hombres, las voces femeninas impusieron su sello también: Belinda Romeu, Sara González, Miriam Ramos… Para entonces ya Teresita Fernández había sentado cátedra; Marta Valdés haría historia con sus nuevas melodías y en la lista de trovadoras o impulsoras del género no se puede olvidar a Ela O`Farril, Maggie Prior, Omara Portuondo, Elena Burke…
Con las canciones de la Nueva Trova empezaron a vivir y desarrollarse varias generaciones de cubanos, residentes o no en la Isla.
Los autores que llegaron después de los 80 le dieron otro aire al movimiento. Surgió la conocida Generación de los Topos, en la que músicos y autores como Santiago Feliú, Carlos Varela, Frank Delgado, Gerardo Alfonso, Alberto Tosca, José Antonio Quesada, marcaron una nueva ruta para la también conocida como “canción inteligente”.
En los 90s otra ola de trovadores, vino a dar continuidad a esta larga tradición musical (y literaria), conocidos como los “Novísimos”.
Entre canciones de amor y crítica social, la trova, que es una sola, sigue su rumbo, ahora reconocida como Patrimonio Cultural de la nación.