“¿Ha estado usted en la Villa de Gibara? Si ya la conoce me dará la razón; es la más encantadora y original de las Villas. Si no la conoce, visítela y quedara encantado; es única.”*
De esta forma comienza Así es Gibara, célebre volumen escrito en 1957 por el doctor y profesor holguinero José Agustín García Castañeda. El texto relata costumbres, historias, remembranzas y otra cuestiones de la Villa Blanca de los Cangrejos.
“No hay nada más pintoresco que su Villa; y no hay nada más pintoresco que un gibareño, que lo hace ser un tipo único en nuestra historia; lo verá enmagueyado, pero provisto de un alma que siente, vive y disfruta de la belleza reinante, por lo cual Gibara tiene alma y tiene historia; alma que se desborda en sus manifestaciones; historia porque así lo ha señalado el destino, no habiendo hecho histórico que no haya ocurrido o tenido resonancia en su Villa; y por ello su Villa es única y el gibareño es único.”
Gracias a la fama de este libro, su autor, miembro titular de la Junta de Arqueología de Cuba, fundador del Museo de Ciencias Naturales de Holguín y uno de los intelectuales cubanos más reconocidos de mediados del siglo pasado, fue declarado “Persona No Grata” por el entonces Ayuntamiento de Gibara.
Pepito –como le decían cariñosamente sus amigos y alumnos– desencadenó la furia porque en su libro no solo describe la historia y los encantos de esta ciudad marítima, sino que reveló secretos de familias aristocráticas de la región. Igualmente dedicó varias páginas a señalar un secreto a voces del pueblo: los motes de sus moradores.
“Los apodos de Gibara, la esencia de Gibara, que todos llevan y en todos resultan ser apellido que se hereda con la muerte, bien colocados y que a nadie ofenden, y saberá distinguir a Manuel “chimenea”; a Jesús “Bibijagua”; a Pepe “Maldición”; A Emilio “El Guabino”; A Alberto “Guaragua”; A Serafín “Bicicleta”…”
Cuenta la leyenda que grupos de gibareños salieron a recorrer Cuba para recopilar ejemplares de Así es Gibara –financiado por el propio Pepito– distribuidos por librerías de la Isla, e hicieron luego una montaña con ellos en el parque central para prenderles fuego.
Es más, debido a este libro, muchos le endilgan al insigne profesor Castañeda el ser el causante de la histórica rivalidad entre gibareños y holguineros.
“Su pueblo no tardó en superar al de Holguín en riqueza y cultura, al extremo de merecer para la posteridad los calificativos de La Villa blanca de los cangrejos y La perla del norte.”
A más de 60 años de la publicación de Así es Gibara, el texto es considerado una leyenda aún, una joya editorial y del costumbrismo de la provincia. Aunque el libro no ha tenido una nueva edición impresa, pero desde hace unos años se puede conseguir en formato digital.
Si usted lo consulta y pasea hoy por Gibara notará que aun conserva los encantos descritos por José Agustín García Castañeda.
Y si conversa un poco con sus pobladores, notará que eso de los apodos es una tradición que aún se mantiene. Aunque quien te lo cuente te dirá que todos tienen su mote menos él o ella.
“Vivir en Gibara, es vivir libre, es vivir cómodo, es vivir jubilado de Dios. Constituye un privilegio porque la muerte casi nunca llega y el individuo se ve envejecer.
Todo en ella provoca sueño.
Es un paraíso, una gloria su pequeño solar.
Tiene dos ríos; lagunas donde abunda la caza y la pesca; llanuras propias para el cultivo; cuevas con amplios salones; montes altos, cerros, tupidos palmares y minerales de gran valor.
¡Es bella! ¡ Es sabrosa! ¡Así es Gibara!”
*En cursiva fragmentos del libro Así es Gibara.