Para Mima, que adoraba a Marquetti.
Cuando yo empezaba a ver pelota –muy temprano, porque a mí me inocularon el bichito en la escuela primaria-, había dos inicialistas que capitalizaban el juego. Uno era un moreno sonriente que se llamaba Agustín (mejor, Don Agustín) Marquetti Moinelo. El otro, un mulato al que por espigado y villareño le decían El Gigante del Escambray, aunque su nombre era –y es, y será por siempre en cada libro sobre béisbol- Antonio Muñoz Hernández.
De los dos, al primero que vi fue a Marquetti. Primero, porque era industrialista, y ese era el equipo que yo seguí por mucho tiempo, a la par de mi padre y mi abuelo y mi tío y toda la familia. Sin embargo, estoy seguro de que la fijación que hice con él estaba más ligada con su origen, toda vez que había nacido en la localidad de Alquízar, donde pasé unos cuantos años de la infancia.
Se trataba de un personaje peculiar. Un tipo que se pasaba todo el juego, no importaba la circunstancia particular que se viviera, con los dientes alumbrándole la cara. Tenía un espendrú, hacía doble swing, usaba el número “40” –uno de los más populares de cuantos han sido en Series Nacionales-, y solía batear con el reloj en la muñeca, algo que a estas alturas podría parecer ridículo, pero que entonces era una señal de diferenciación. Por lo menos a mí me gustaba verle aquel brillo en la muñeca, en virtud de que ninguno de sus contemporáneos lo tenía.
La batería azul era de encomio. Un tiempo hubo en que estaban Méndez, Vargas, Medina y Agustín, y eso era una señal inconfundible de que el equipo era capaz de todo. Marquetti, siempre en la medular de los line ups, encarnaba la sangre fría del slugger que debe resolver, hoy y mañana, los problemas. Y lo hacía.
El momento deportivo más feliz de mi vida aconteció a los 13 años (nada raro, ya que en la adolescencia siempre llegan los momentos más felices). Industriales se jugaba el campeonato ante Pinar, que dependía en el box del gran Rogelio, el lanzador que más he respetado nunca. El “40” cargaba con la responsabilidad de decidir –como 14 años antes lo había hecho en el Mundial de Nicaragua-, y golfeó un tenedor que salió disparado hacia las gradas del derecho mientras Eddy Martin abandonaba su flema natural y el Latino se convertía en el manicomio que no ha podido ser de nuevo. Ese ha sido el jonrón más famoso de la historia nacional y lo firmó el hijo de Alquízar. Ese que muchos comentaban “es oficial del Ministerio”, pero pasado el tiempo se mudó a Miami y allá está, con la misma sonrisa que decidía un juego o se tragaba un ponche.
Muñoz estaba más dotado. Muñoz medía cerca de dos metros y era ese zurdo que se movía en home con naturalidad de bailador, una vez que se subía las mangas de la camiseta y miraba con fijeza a los ojos de un pitcher que parecía querer aniquilar humanamente.
Porque el Gigante fue todo lo generoso que se puede. No protestaba, no se robaba el show con aspavientos, no le sacaba lascas a su alcurnia. Tenía la nobleza majestuosa de Teófilo, aunque también su calidad. Solo una vez lo vi molesto, y vaya si lo estaba: un lanzador dominicano había golpeado a varios peloteros del team Cuba en los Panamericanos de Caracas, y cuando le asestó un nuevo pelotazo a aquel guajiro, este salió rumbo al montículo cuan largo era, bate en mano y Víctor Mesa montado a caballito en sus espaldas.
Esa tarde lo admiré casi tanto como en el campeonato universal del 80, del que apenas recuerdo unas imágenes borrosas que después he podido disfrutar en video muchas veces. Ese día, Muñoz se paró frente al submarino Yukio Takemoto, de Japón, y decidió un partido enmarañado con un cuadrangular inmenso que le sacó un orgasmo a todo un pueblo que requería un orgasmo para librarse de tensiones y asegurar el oro en un torneo donde Muñoz, antes de consumir su memorable turno al bate, le había dicho a Pedro Jova que encendiera un cigarro porque él iba a darle un batacazo al japonés y quería fumárselo después de celebrar la vuelta al cuadro.
Mis amigos (los que son sus amigos) me cuentan que a Muñoz le gusta cocinar, y que es más sano que el pescado, y que los ojos se le ponen de cristal cuando habla ciertas cosas. Yo espero comprobar lo que me dicen algún día.
MI VOTO: Mi abuela Catalina, ahora con 104 años, tenía entonces setenta y pico y me decía: “Mira, ese que va a batear es Marquetti, mi vecino”. Desde la pantalla del televisor en blanco y negro, el fulano se acomodaba el casco, levantaba el aluminio como un samurai en pie de guerra y daba un hit. Mima hacía una fiesta, y yo con ella.
Soy industrialista, pero mi voto es para Muñoz, el gana en mis preferencias con amplia mayoría, uno de los tres mejores bateadores que han pasado por Series Nacionales junto a Casanova y Linares. Un saludo
El final de la comparacion se queda en que aunque el mercedes es mejor que el lada me quedo con el lada. Por favor Muñoz esta entre los 5 mejores peloteros de la historia de Cuba no ya entre los primeras bases, los numeros son de espanto, muchos años duraron sus records sin contar la gente de pueblo que es Muñoz, hablemos solo de pelota. La distancia entre ambos yo creo que es suficiente como para ni compararlos.
ayyyy que lindo realmente, nunca he sido industrialista, pero no lo necesite para emocionarme también a mis 13 años con aquel jonron. Aunque en mi neófita opinión no golfeo un tenedor, a mi me pareció una recta. Bueno no importa, que golpeo, igual es el mas espectacular jonron en series nacionales. Por cierto hay alguna imagen, estatua, gigantografia en el latino que le rinda tributo a ese monstruo de pelotero?
Polito, es cierto que Muñoz fue mejor por la estadísticas, pero Marquetti es un grande del beisbol cubano SÍ SON COMPARABLES
muy bueno el trabajo pero dificil la comparacion michelito. marquetti fue un gran pelotero pero muñoz está entre los mejores de la historia. uno convirtio su imagen en simbolo, el otro posee unas estadisticas de espanto… y en el beisbol los numeros mandan.
el que se le monto a caballitos fue el catcher dominicano “piñao” ortiz y este aun lo recuerda.
Espero que le digan a Michel que fue el receptor el que monto a Muños,dicen que Víctor salió “parriba” del director y le dio un trompón(no se si será verdad)
El gran periodista Michel Contrera,creo es el mejor por mucho en este momento,se equivocó en este artículo
No hay comparación posible con Muños aunque el bien lo dice,son sus simpatías
Bueno, en cuanto leí el artículo decidí que también debía dejar mi criterio…..para empezar quiero decir que soy industrialista y también tenía 13 años cuando vi por TV el homerun más espectacular de la historia de las Series Nacionales…..no creo que el que Pacheco le dió la Lazo lo supere, en aquella serie el favorito era Santiago que ya era una verdadera aplanadora, ese batazo solo hizo ampliar una ventaja que ya Santiago tenía aunque mínima (si mal no recuerdo) y por último no sirvió para dejar tendido en el campo a Pinar del Río que sin duda fue una de las cosas más espectaculares que se vivió en aquel Latino desbordado, quiero también dejar sentado estar de acuerdo con Liska Torres, no fue un golfeo el batazo de Marquetti, él ha dicho bien claro en la entrevista que fue incluida en el documental Fuera de Liga que la conexión fue sobre un tenedor que no le rompió a Rogelio y le quedó en la zona alta, en cuanto a la anécdota de Muñoz en los Panamericanos de Caracas no puedo opinar, no vi ese juego ni nunca había oido nada sobre eso…….pero bueno, la polémica del artículo se centra en quien fue mejor aunque Michel tiene la libertad de simpatizar con quien quiera,…….pero para mi Muñoz fue mucho mejor que Marquetti. Antes de la época de los Linares y Pacheco, que sin duda fueron los mejores en los 80 y 90, el mejor pelotero y el más completo que había pasado por Series Nacionales era Antonio Muñoz……..para un bateador slugger como el, promediaba de por vida más de lo normal, por encima de 300, era el líder histórico en homeruns con 370 hasta que llegaron Kindelan, Junco y Linares, era el máximo impulsador, el que más boletos recibía, el de más bases recorridas y la verdad no recuerdo si poseía el liderazgo en otro departamento, Marquetti fue bueno, nadie lo duda y la verdad posee los dos homeruns más famosos en la historia del baseball cubano, el del campeonato del 86 que ya mencionamos y el del mundial de Nicaragua en el 72, pero número por número Muñoz lo superaba……..y recuerden………yo soy industrialista!!!
Por otra parte pensé que Michel iba a mencionar en el artículo una anecdota de Muñoz en una Selectiva, jugaban Las Villas y Ciudad de la Habana si no me equivoco en el Genaro Melero de Jatibonico, era la última subserie del torneo y se estaban dando juegos muy peleados y en un espectacular fildeo de Acebey en 3B cuando tira a 1B Muñoz no retiene la pelota y el corredor llega safe y Acebey empieza a decirle cosas a Muñoz hasta que este termina casi llorando en pleno juego…..lo recuerdo muy claro……en esa misma subserie fue donde el pitcher Almarales le pega la pelota a Vargas y este la camina con el bate para el box pero solo para intimidar….la verdad aquello si era pelota!!!!
Michel no ha escrito que Marquetti fue mejor que Muñoz, es más,si le preguntas, estoy convencido que no dudará en afirmar que el Gigante está por encima. El solo trata aquí de sus simpatías. Y todos sabemos que simpatía y profesionalidad son enemigos.
Solo una corrección: Michel no compara la calidad de uno y otro, señala cuál es su preferido solamente. Por primera vez, en sus muchos artículos (¡y yo también soy industrialista!) escojo a otro. Y es que el Gigante del Escambray fue sencillamente el ícono de su generación, el que todos pedíamos que viniera al bate en el momento más jodido del juego y no el inconmensurable Cheíto, o el virtuoso de Jova, o el pícaro de Urquiola, el portento de Casanova; ninguno de ellos, que eran de por sí una garantía. Era aquel jabáo enorme, de sonrisa imborrable, patriota como pocos, guajiro, cubano 200% todo serenidad, calidad y arrojo (la palabra es otra pero es muy fea para escribirla aquí) el que toda Cuba pedía, reclamaba a gritos que le llegara el turno. Don Agustín está en el firmamento de las primeras bases de Cuba…a la derecha de Muñoz.
Dejé bien claro en mi comentario anterior que Michel era libre de simpatizar con cualquiera y yo como industrialista por supuesto SIMPATIZO con Marquetti, pero solo eso…..la simpatía no es más que un sentimiento, posiblemente los números más emblématicos de las Series Nacionales en Cuba sean el 40 de Marquetti, el 32 de Victor y el 10 de Linares, solo que también quise dejar claro que Muñoz fue mejor número por número y yo creo que eso nadie lo puede dudar.