El número dos de John Kerry en el Departamento de Estado, Antony Blinken, dijo hace una semana: “El embargo tenía buena intención. Reflejaba el hecho de que el Gobierno cubano en la época denegaba derechos básicos a sus ciudadanos y representaba una amenaza de seguridad con su alianza con la URSS. Pero no ha sido eficaz en lograr sus objetivos. Lo lógico es intentar algo diferente. Creemos que abrir la relación es la mejor manera de alcanzar los objetivos que tenían aquellos que apoyaban el embargo. Esto permitirá al pueblo cubano, a la clase media, tener más contacto con el mundo y con EE.UU. Esto nos permitirá extender nuestros contactos en la sociedad cubana. Las medidas que estamos tomando reforzarán a la clase media de Cuba. Este es el mejor instrumento para obtener lo que todos queremos: una Cuba libre, próspera y democrática”.
De pronto, uno tiene la certeza de que el diplomático estadounidense ha cometido una boutade, acaso una broma inconsciente que remite a una suerte de “violencia epistémica” según la cual despacha indiscriminadamente conceptos propios de una realidad al referirse a otra muy distinta.
Hay algo incómodo ahí, algo que de este lado nos provoca eso que llaman disonancia cognitiva. En ese breve riff político que Blinken suelta a El País de España encontramos cierta nota discordante que nos pone en alerta, una incoherencia diminuta y pavorosa que nos hace despertar de la modorra habitual con que leemos (escuchamos) estas cosas y preguntarnos, en un short bounce metafísico, si estamos en presencia de una estupidez o un descubrimiento genial.
Sabemos dónde está la cosa. Pero vayamos por parte.
Blinken utiliza el término “embargo” para hablar de lo que en esta isla se nombra habitualmente “bloqueo”. Pero nadie se asombra por ello. Cualquiera sabe –aunque cualquiera no– que, independientemente lo que uno crea al respecto, en esta discusión bizantina las etiquetas “embargo” y “bloqueo” vienen siendo cada uno de los sexos (im)probables de ese querubín bienintencionado o infernal que es la política de sanciones contra Cuba. Cada quien tiene su opinión, pero todavía no hay pruebas concluyentes sobre el sexo de los ángeles.
Por su parte, Blinken parece convencido de que “el embargo tenía buena intención”. Aquí ya detectamos una aseveración grave, temeraria cuando menos, aunque tampoco se trata de algo nuevo, y mucho menos sorprendente en un funcionario norteamericano: durante dos segundos y medio ofusquémonos y crucifiquemos al señor Blinken mientras recordamos en una ráfaga aquella premisa fundacional del bloqueo: “…rendir por hambre y enfermedades”. (1)
De vuelta, miremos a Blinken como lo que es, un hijo de padres judíos que asistió a Harvard y ahora surfea en la cresta de la ola de Washington D. C. sobre una imprescindible tabla de pragmatismo y cinismo reforzados con fibra de vidrio. El hombre, además, no nos está hablando a nosotros, ni siquiera a aquellos de nosotros inclinados a pensar que el embargo-bloqueo es un embargo. Todo político estadounidense, siempre, le habla en primer lugar a sus paisanos –que disputan cada otoño la Serie Mundial– porque intuyen que esa es también la mejor forma de hacerse entender por el resto del mundo. Los tipos como Blinken siempre hablan en su lengua materna.
Y lo que dice Blinken es que “el fin justifica los medios”. Si seguimos leyendo veremos que ese fin último se antoja irreprochable: “una Cuba libre, próspera y democrática”. Irreprochable en abstracto. Y asimismo contextualmente libre de todo reproche si usted por casualidad está de acuerdo en que los medios declarados (someter por “hambre y enfermedades” a un pueblo para derribar un gobierno adversario) resultan, en efecto, justificables.
El utilitarismo anglosajón encarna en Blinken cuando sostiene que el embargo-bloqueo “no ha sido eficaz en lograr sus objetivos. Lo lógico es intentar algo diferente”.
En El País, Blinken se refiere al embargo-bloqueo sobre todo en pasado, aunque este sigue vigente, cifrado en ley, y la administración Obama no tiene potestad para anularlo (mucho menos dada la actual correlación de fuerzas en el Congreso).
Pero Blinken habla de estrategias. Y la estrategia de la Casa Blanca ya cambió: se reabrieron incluso las embajadas en ambas capitales y a mediados de este mes se espera en La Habana al mismísimo Kerry, cuyo viaje podría estar aderezado por un nuevo paquete de medidas para aligerar, taladrar un poco más el sistema de sanciones contra Cuba.
“Creemos que abrir la relación es la mejor manera de alcanzar los objetivos que tenían aquellos que apoyaban el embargo”. Blinken muestra las cartas y, por otra parte, sigue un estricto libreto que no solo paga un impuesto político ante los círculos de poder conservadores sino que busca además disolver o contrarrestar, jurando fidelidad a los objetivos históricos del caso y al ADN imperial estadounidense, las reservas y oposiciones en torno a la novedosa praxis gubernamental de apaciguamiento y buena vecindad con la isla caribeña.
Blinken doesn’t blink… La política es el arte de no parpadear.
Todo lo anterior resulta coherente, punto por punto, con el discurso echado a rodar el 17D, el cual ha sido pulimentado durante estos meses por líderes y funcionarios estadounidenses de rangos diversos. Lo que sigue también: “Esto permitirá al pueblo cubano, a la clase media, tener más contacto con el mundo y con EE.UU. (…) Las medidas que estamos tomando reforzarán la clase media de Cuba”.
Solo que ahora a nosotros (a mí) nos choca una frase, un rasguido inesperado nos hace dudar, trastabillar: “la clase media de Cuba”.
¿Existe de veras una clase media en Cuba? ¿Desde cuándo? ¿Ya nació y los jefes de Blinken esperan que florezca con las templanzas del deshielo, o está aún por plantarse? ¿No será que Blinken se limita a articular el dialecto capitalista al uso para que lo comprendan en Nueva York y en Madrid, y se olvida de ajustar los términos a la realidad isleña? ¿El dueño de una pizzería en Centro Habana pertenece a la clase media, la señora que renta un par de habitaciones a extranjeros, lo es; qué viene siendo un periodista (yo) en este país…? ¿Algo de esto tiene sentido?
¿Cómo hacer taxonomía en la maraña social cubana si un taxista o un mesero o un albañil gana más que un ingeniero, un médico, un abogado? ¿Cuál sería entonces la frontera entre clase trabajadora propiamente dicha y la conjetural clase media? ¿Quiénes integran la clase alta en Cuba: un sector granado de la burocracia política y económica, algún nuevo rico-contorsionista que se mueve en los intersticios del sistema…? ¿Existen ya o están en proceso de formulación genuinas identidades de clase, dotadas en cada caso de valores a la vez compartidos y exclusivos y de una praxis más o menos identificable y de una panoplia de representaciones sociales que se yuxtaponen en el paisaje social de 2015?
A juzgar por las palabras de Blinken la clase media parecería una especie de “caballo de Troya” para lograr, quizá a mediano plazo, el tan perseguido objetivo del cambio de régimen en Cuba.
Pero no creo que haya que ponerse a gritar a voz en cuello que por ahí viene el lobo.
Total, los procesos emergentes de distinción social que tal vez acontecen hoy en Cuba son, creo, anteriores al 17D. La aceptación, primero, de la evidencia histórica sobre la necesidad de legitimar y promover relaciones mercantiles a lo interno, así como una mayor apertura al mundo (al mercado mundial de los objetos y los símbolos) comienza inexorablemente a remover estructuras e imaginarios en la sociedad.
El mercado otorga lugares, jerarquiza según su propia lógica, que con frecuencia es excluyente, injusta, pero en nuestras condiciones promete al menos el urgente grial de la eficiencia, la proyección de facultades creativas hasta ahora atrofiadas, un acoplamiento funcional con el sistema-mundo en diferentes niveles.
En este contexto, a contrapelo de los eternos centinelas que duermen con un ojo puesto en el imperialismo, uno imagina que las amenazas también pueden surgir desde adentro. Impera la incertidumbre. Hay una acezante necesidad de coherencia, que comprende, quizá, la articulación de nuevas fórmulas políticas horizontales, los beneficios del mercado y una irrenunciable comprensión socializante de la justicia.
Sin embargo, por un lado los indispensables pasos en materia económica se antojan aún –según expertos de diferente pelaje– vacilantes, lentos, a menudo contradictorios; por otro, una zona del discurso oficial ha inaugurado una racionalidad económica, digamos, un economicismo, que preocupa a algunos por la degradación a que somete la anterior narrativa del igualitarismo, base tradicional de la política de redistribución de la riqueza y de los consecuentes niveles de igualdad social alcanzados en décadas pasadas.
Hace medio siglo Memorias del subdesarrollo –la novela, la película– fue quizá el canto de cisne del intelectual de clase media y de toda la clase media cubana, que en los 60 se marchaba del país, se alienaba hasta convertirse melancólicas estatuas de sal, o se lanzaba al vórtice, a la tolvanera igualadora de la Revolución.
Si Sergio Carmona viviera aún y anduviera por La Habana, qué coño estaría pensando.
Nota:
(1) “…debe utilizarse prontamente cualquier medio concebible para debilitar la vida económica de Cuba. (…) Una línea de acción que tuviera el mayor impacto es negarle dinero y suministros a Cuba, para disminuir los salarios reales y monetarios a fin de causar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno”. Memorándum firmado por L. D. Mallory, funcionario del Departamento de Estado, 6 de abril de 1960.
Periodista, he leido varios de aua articulos, y siendo sincero, me han gustado mucho, pero este me ha resultado un escrito por un peruodists de la clase media y para la clase media, me imagino a mi padre obrero de 64 años tratando de entender todas sus evocaciones francesas y anglosajonas sobre el bloqueo/embargo y terminar sin entender nada, aterrice, por favor
¿Será que la clase media es la actual clase gobernante? ¿Será que el que no parpadea desea que los actuales gobernantes sean los futuros millonarios como en la extinta y desmerengada URSS? Los otros son sólo los muertos de hambre.
Jesus Adonis: brillante!
Justificar el bloqueo o embargo , es como justificar el holocausto a los judios, crutican a personas que no reconocen el holocausto a los judios,hay que criticar igual a los que justifican este holocausto a los cubanos, solo el que lo ha sufrido en carne sabe las consecuencias aun por estudiar del alcanze de esta calamidad, o son los judios mejores que los cubanos, o le buscaran tambien el lado bueno a la exterminacion de los judios como han querido hacer con el pueblo cubano,10 presidentes norteamericanos han sido un Hitler colectivo.
Pura palaabreria del ponente, de sobra se sabe que en politica, que siempre es algo sucio, todo o casi todo vale. Aqui se habla de lo que hizo y dijo una de las partes, pero de lo que hizo y dijo la otra no se dice ni esta boca es mia. Para hablar del asunto, bloqueo-embargo, agresion-defensa, lo objetivo y necesario seria hablar de todo y no solo de una parte.
Lo jodido, que tampoco se habla mucho de ello, es que es el cubano de a pie el que ha pagado las consecuencias, a puesto su trabajo, ha sufrido y sufre de miserias sin cuento, a puesto muertos cuando la politica se ha ejercido mediante la guerra y eso no es culpa de solo una de las partes y que por cierto, nunca los que han dirigido los hilos han sufrido en carne propia.
¿Y por qué el periodista tiene bajar su nivel intelectual para ponerse a tono con la prensa pobre y chata a que estamos acostumbrados?. Por otro lado coincido con algún comentario: el bloqueo es inmoral.
Demasiada verbo. Tienes talento, pero deberías -es una recomendación- decir “en formas llanas y sencillas”, como sugería Martí. No intentes apabullar al lector con tu sapiencia y uso de términos rebuscados. El mensaje se pierde.
mucha muela socio,tampoco me gusta cuando se habla el bloqueo/embargo como una receta y no se aclara q fue negativa para todo un pais,estoy d acuerdo q estos cambios en las relaciones entre cuba – yuma tienen q cambiar ese gobierno innefectivo q desmanda en cuba x tantos años
El título del artículo estaba genial y pensé que lo hibas a abordar de otra forma , pero a la medida que hiba leyendo se me iban quitando las ganas, se volvió aburrido y mediocre y mira que podías abordarlo de muchas maneras pero en fin te fuiste perdiendo en palabrerías rebuscada y sin sentido y al final perdiste el objetivo del mismo , los artículos se hacen para que las personas lo entiendas y lo disfruten y no para ti , y yo soy médico cirujano no d ela clase media de cuba y la verdad me quede con ganas de leer algo mejor.
Con tantas preguntas y dudas el articulo confunde mas que aclara el tema que trata. La posición del Departamento de Estado Americano es mas clara que el agua. Los 14 o 15 puntos que fueron publicados en Español en la Internet debieron de haberse publicado hasta en el Granma. ( no son tan largos y muy al grano. ). Me parece que el autor no entiende bien como funciona la política americana donde la opinión publica si es importante. El Departamento de Estado dice “cualquier cosa” con tal de vender su política al pueblo americano. Lo mismo paso cuando la apertura con China.
Jesús, sin animo de ofender, deberías dedicarte a temas mas literarios. Como analista político la verdad es que estas matao
La vida es muy corta como para leer tanta incoherencia en un solo artículo. ¿Que te fumaste?
Eres un genio, tremendo artículo, de donde saliste hermano?? Lástima que solo lo entendemos tu y yo, pero es así, los grandes siempre somos unos incomprendidos, te aseguro que descubriste el agua tibia.
Dos cosas:
1.- Antony Blinken fue sincero al definir los objetivos del gobierno estadounidense al establecer relaciones diplomáticas con el gobierno cubano. No creo poder decir lo mismo del gobierno cubano que dijo que el objetivo era desarrollar un “socialismo sustentable”, mientras lidera una carrera de velocidad hacia grandes acuerdos y negocios de estructura capitalista.
2.- Respecto al tema de “Clase Media Cubana”, propongo invertir la pregunta. ¿Cómo debemos llamar al grupo social mayoritario que no vive del resultado de su trabajo para el gobierno cubano cobrando salarios paupérrimos en pesos, sino que tienen ingresos abultados en divisas y pasan parte importante de su tiempo libre en hoteles, paladares, paseos y viajes?
Buen artículo para mí; aunque entiendo la reticencia de quienes no entendieron. No creo que pretenda un análisis exhaustivo del tema, solo evoca el clima de incertidumbre en que vivimos los cubanos. Muchas preguntas… es cierto. ¿Quién no las tiene ahora mismo? Pocas respuestas… es cierto. ¿Quién las tiene en este instante? Está bien escrito. Ha dicho, de una forma bella, muchas de las cosas que han pasado en algún momento por mi cabeza, y otras a las que no les he dado posada en medio de la abrumadora carga de la cotidianidad. Quien quiera leer algo diferente que vaya al Granma, o al Miami Herald, según sus preferencias. De seguro encontrará la exposición que busca: llana, directa, clara de principio a fin; justo lo que necesita para reafirmar sus propias concepciones políticas e ideológicas. No importa que sean miradas contratadas: solo tiene que quedarse con una; como ya dije, la que más le convenga.
estimado censor si usted me dirigiera un correo a mi direccion y me dijera la causa de la censura a que he sido sometido en mis comentarios,yo trataria de portarme bien o,,,me iria a otra parte.No me pida que leyendo estas barbaridades de este comentarista,no lo critique,por favor;Gracias,yo se que el blog o el magazine es de ustedes,eso ya me lo enseno Zoe Valdes en su momento!!!
Con el mejor espíritu constructivo me adhiero a la opinión de jose dario. ¿Cual es la política de moderación de oncuba? ¿Tienen una? Cualquiera. Otros blogs las tiene. Me gustaría sugerir también que oncuba tuviese un correo electrónico donde se les pudiera contactar para cualquier pregunta o duda. Reconozco que es trabajo extra, pero pueden considerar solamente los importantes según el criterio de la propia redacción., Pero el silencio y la falta de contacto con los lectores es la peor política y no creo que favorezca a oncuba en lo absoluto.
Aprovecho la oportunidad para pedir disculpa por un comentario mio donde pedía explicación por no haberlo puesto.. Creo que en aquella ocasión no marque el “submi comment”. Jose dario eso puede pasar. Pero mi ultimo comentario, versión mas amplia de la que ustedes leen abajo, SI apreté el botón. Lo hice mas corto y quite las partes que a mi entender “pudieron”” no ser del agrado del moderador.. Jose Dario prueba de nuevo, a lo mejor es cuestión de prueba y error o algún otro problema con el servidor. Me gusta oncuba y quisiera que mejorase. Saludos.
Alba, precisamente lo que la gente busca en estos momentos es algo que no sea ni Granma ni el Miami Herald. No me parece buena idea eso de estar mandando a la gente a esas publicaciones. Oye, un poco mas y nos metes por la cabeza aquello de “al que no le guste que tome purgante”.
Socio cuando Mella estaba en México( por cierto sacado de circulación por los dogmáticos de siempre) dedicó algunos artículos acerca de la clase media. Se hablaba de si la clase media podía tener o no un carácter revolucionario, y de si se era de clase media por identidad en términos de representación social, o por la posesión de propiedades y medios de producción. En verdad para Mella lo fundamental era el hecho de poseer medios y propiedades, entendiendo que estos ya supondrán un tipo de concepción política, y que en ese sentido la clase estará siempre más de lado del capitalismo y su desarrollo; a mi juicio este uno de los grandes retos en Cuba. El tema no está resuelto ni lo estará, uno puede ver por ejemplo como gobiernos llamados progresistas acuden a la clase media en situaciones límites. Cuando ellos hablan de clase media no me parece tan inocente ni solo determinado porque hable para otros medios, la cuestión a mi juicio está en que ellos saben que de ahí saldrán los aliados del gran capital, como bien dices ¨el mercado otorga lugares, jerarquiza¨ . Ellos se repiten pero saben lo que repiten, y además son hasta sinceros. Un abrazo
..en cuba existe la clase media, quien no lo sabe?…no solo esta formada por aquellos que están amasando sus fortunas, futuras e inevitables oligarquías, sino existen un monton de funcionarios, que en su su hacer intímo son clase media, el eufemismo de cuentapropismo para enmbelesarnos con el adjetivo y no con la realidad, y decir lo que realmente son : propiedad privada, es que acaso es este un periodo de adaptación a las palabras, surgen inevitables los burgueses, de pensamiento de clase media…eso es inevitable, donde yo veo el peligro, en que sea una clase media sin compromisos con su país, que no sea nacionalista en el sentido mas martiano que se pueda, clase media no me asusta, me asusta que quienes lleven sus banderas norteamericanas sean más que decorativas, una identidad….
Se puede tener sentido psicologico e ideologico, y cultural de pertenencia de clase, no solo por las condicones materiales de vida. Eso ya esta mas que estudiado. Si Blinken apela al termino de clase media esta, segura estoy, bien documentado en el sentido que explico arriba, porque en nuestro pais tambien hay anexionistas que se sienten en otra dimension de clase. A estos apelara en Imperio en su intento por desarticularnos como proyecto emancipador, a la larga sin clases antagonicas. Excelente articulo. Me gusto mucho. Gracias
solo hay dos bandos en cualquier sistema politico, el de los jodidos y el de los jodedores, buen desayuno periodista, te enteraste que en Cuba hay clase media…y clase alta, por cierto y no por asustarte, generalmente los periodistas no estan en ninguna de las dos.
Que manera de enrredar cosas tan claras……La clase media es el grupo de ciudadanos que se encuentra entre la clase alta y los trabajadores normales (no la clase pobre e indigente)—- El asunto es que en cuba la “Clase Media” tienen que ser y son “Todos del partido comunista o del minint” y mas claro aún ” y NO TODOS” porque los hay que viven con solo un poquito de diferencia a los de arriba……Y ” POR ESO SE DEDICAN A LA CORRUPCIÓN PARA RESOLVER IMPUNEMENTE SUS NECESIDADES (que despues se convierten en ambiciones)