En materia de elecciones presidenciales, después de Iowa el foco político y mediático se dirige a New Hampshire. En primer lugar, se trata de un terreno distinto y, sobre todo, en varios sentidos opuesto a aquella localidad rural y ultraconservadora ubicada en la región superior del Medio Oeste estadounidense. Y, en segundo, lo que tendrá lugar no es un caucus partidario sino unas primarias. De las más viejas del país. De más de un siglo.
Estamos incluso ante un problema identitario. “Desde 1920”, se lee en una orgullosa tarja local, “New Hampshire ha efectuado sus presidenciales primarias antes que ningún otro estado. Cambios en las leyes de New Hampshire, en 1949, hicieron de las primarias una selección directa de los aspirantes presidenciales, no una simple elección de delegados comprometidos con candidatos específicos. Efectuadas en febrero o marzo, las primarias de New Hampshire se han convertido en un primer paso crítico en el camino a la Casa Blanca. Tomando su responsabilidad en serio, los votantes de New Hampshire ponen a prueba a los contendientes durante los meses previos a las primarias, y generalmente han favorecido al candidato que finalmente obtiene la Oficina Oval”.
Eso significa varias cosas. Una de ellas que en New Hampshire los electores no declarados pueden optar por votar en las primarias republicanas o demócratas. Los registrados en cualquiera de los partidos lo harán, desde luego, en la boleta correspondiente al partido en el que estén inscritos.
Por otra parte, en New Hampshire el electorado es muy diferente al de Iowa. Conocido como el estado del granito por sus extensas formaciones y canteras del material, pero también por ser “la Suiza de Estados Unidos”, los votantes moderados constituyen uno de sus rasgos distintivos. Los independientes son muy influyentes y, por lo mismo, han desempeñado durante mucho tiempo un papel importantísimo en esos procesos.
Pero esta vez hay un hecho central para los republicanos. Como lo ha resumido el profesor de la George Washington University, Peter Loge, en 2024 para ellos “New Hampshire e Iowa significan mucho más […] que para los demócratas”. Basicamente, por una razón: “El presidente Biden será el candidato demócrata, salvo que ocurra algo drástico. Esas primarias no significan mucho para los demócratas este año porque no hay mucho por qué competir. Los estados significan mucho para los republicanos porque hay una lucha por la nominación”…
La falta de diversidad y representatividad han pesado sobre Iowa y New Hampshire; de hecho, desde hace años. “Ninguno de los dos es representativos de Estados Unidos en su conjunto. Son más pequeños, más rurales y menos diversos que otras partes del país. Pero ninguno es un sustituto razonable de Estados Unidos en su conjunto”, razonó Loge.
Los demócratas y New Hampshire
En 2024 hay una novedad. Y es que el Partido Demócrata cambió el tradicional calendario de sus primarias para dar un espacio y un lugar más prominente a territorios con mayor nivel de diversidad.
Por esa razón, oficialmente las primarias demócratas no empezarán el 23 de enero en New Hampshire sino en Carolina del Sur el próximo 3 de febrero, según el calendario propuesto el año pasado por el presidente Biden y aprobado en su momento por el Comité Nacional Demócrata. La idea rectora apunta a darle más protagonismo al voto temprano afroamericano y sindical. La población de Carolina del Sur es casi un 27 % negra; y esos votantes afroamericanos representan la base de apoyo más consistente de los demócratas. Por contraste, tanto Iowa como New Hampshire son territorios abrumadoramente blancos.
No está de más recordar que Carolina del Sur le dio a Biden el impulso necesario para ayudarlo a ganar la nominación presidencial demócrata frente Bernie Sanders, el candidato que se llevó el gato al agua en las primarias de New Hampshire de 2020, en las que Biden quedó en el quinto lugar con el 8 % de los votos.
Sin embargo, la élite demócrata de New Hampshire ha desafiado esas disposiciones, aun cuando podrían recibir una penalidad del alto mando. Según las nuevas reglas del Partido Demócrata, aprobadas el año pasado, el estado podría perder la mitad de sus delegados si lleva a cabo una primaria no autorizada.
La movida fue contestada incluso bipartidistamente. “New Hampshire ha celebrado las primeras elecciones primarias presidenciales del país en más de cien años”, dijo el secretario de Estado de New Hampshire, el republicano David Scanlan, en la Cámara de Representantes, flanqueado por el gobernador Chris Sununu y por los presidentes de los partidos estatales republicano y demócrata. “Y lo defenderemos vigorosamente”.
Por eso en la boleta no aparece esta vez Joe Biden, anticipando el hecho que de cualquier manera el estado celebraría una contienda demócrata no autorizada. La directora de campaña de Biden, Julie Chávez Rodríguez, escribió en una carta al presidente estatal del Partido Demócrata, Ray Buckley, que si bien el “presidente deseaba participar” en las primarias, estaba “obligado” a seguir el calendario del Comité Nacional Demócrata. Y es obvio, aunque a veces no se verbalice, que una derrota en esas primarias sería un problema para Biden en el camino hacia su designación como candidato presidencial demócrata.
En la boleta este año figuran nombres como el del congresista de Minnesota Dean Phillips, el de la autora Marianne Williamson, e incluso otros menos conocidos como el artista Paperboy Joy Prince, “el Principe de los Suburbios”, quien se define a sí mismo como un activista no binario que centra su campaña en torno al amor.
Republicanos: las encuestas
En New Hampshire, Trump continúa a la cabeza en la carrera por la nominación presidencial republicana, disfrutando, como promedio, de una ventaja de alrededor de 16 puntos porcentuales en las encuestas.
Una medición de la Universidad de Suffolk, el Boston Globe y la NBC encontró que cuenta con un 50 % de apoyo, frente a un 34 % de la exgobernadora de Carolina del Sur, Nikki Haley. El gobernador de Florida, Ron DeSantis, quedó en un distante tercer lugar con un 5 %.
Y sucede lo previsible. Trump dominó entre los republicanos registrados y los votantes conservadores; Haley entre los moderados e independientes.
Sin embargo, una encuesta de American Research Group Inc. publicada el pasado martes, sitúa a Trump y Haley con un 40 % cada uno entre los probables votantes republicanos del estado.
Encuesta: Donald Trump y Nikki Haley empatados en New Hampshire
En diciembre, en esa misma encuesta Trump tenía un 33 % y Haley un 29 %. El gobernador de Florida, Ron DeSantis, que obtuvo el segundo lugar en Iowa, tuvo esta vez solo el 4 % de apoyo entre los republicanos de New Hampshire. Ya a estas alturas es un zombi politico.
“Soy la orgullosa hija de inmigrantes indios. Llegaron a Estados Unidos y se establecieron en un pequeño pueblo del sur. Mi padre llevaba turbante. Mi madre vestía un sari. Yo era una niña morena en un mundo blanco y negro. “Enfrentamos discriminación y dificultades, pero mis padres nunca cedieron ante el agravio y el odio”, dijo una vez Haley sobre sus padres.
Con una declaración como esa, hubiera sido prácticamente imposible llegar a puerto seguro en Iowa, un terreno ideal para el nativismo, el esencialismo y el fundamentalismo.
Pero en New Hampshire Haley necesita una victoria o un resultado mejor que cualquier otro para seguir en la carrera.