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Nacido de la unión de Robert F. Kennedy (1925-1968) y de Ethel Skakel Kennedy (1928-2024), desde temprano Robert F. Kennedy Jr. (1954), no hizo sino exhibir y reforzar las credenciales de “barco sin rumbo” —“gamberro”, como dirían en España—, ganadas en buena ley. Esta es, sin duda, una de las bases de su condición de oveja negra del clan al que pertenece por derecho propio.
Desde el principio comenzó a mostrar ante la sociedad su tarjeta de niño problemático. Después de la muerte de su padre, asesinado el 6 de junio de 1968, Kennedy adolescente cayó en el hueco de las drogas, lo que le causó varios problemas legales, uno de ellos en Massachusetts por posesión de marihuana. Se le tenía por el jefe de una pandilla “de niños ricos y malcriados” dedicados al vandalismo, el robo y el consumo de estupefacientes. Fue expulsado de un par de centros educativos.
En la Universidad de Harvard, donde obtendría la Licenciatura en Historia y Literatura Estadounidense (1976), continuó consumiendo heroína y marihuana con su hermano David y otros cófrades. Los problemas en esa área seguirían marcándolo, incluso después de graduado. En septiembre de 1983 fue acusado de posesión de heroína en Rapid City, Dakota del Sur.
Un año más tarde se declaró culpable de posesión de esa sustancia, fue sentenciado a 2 años de libertad condicional y trabajo comunitario. Ingresó entonces en un centro de rehabilitación y laboró como voluntario para el Consejo de Defensa de los Recursos Naturales. Después declaró que el incidente había conducido al fin de su relación con las drogas, inaugurada a los 15 años.
El hecho abrió un capítulo nuevo en la historia de su vida. A mediados de la década de los 80, en efecto, se unió a dos organizaciones enfocadas en la protección del medio ambiente —Riverkeeper y el Consejo de Defensa de los Recursos Naturales (NRDC)—, formando parte de la cultura de la izquierda. Además llegó a ser profesor adjunto de Derecho ambiental en la Facultad de Derecho de la Universidad Pace (1986). En 1987 fundó la Clínica de Litigios Ambientales de Pace y en 1999 el grupo ambientalista Waterkeeper Alliance.
Todo lo anterior lo hizo sin abandonar su condición de “mujeriego compulsivo”, cultura que le viene por la vía del padre y el tío asesinado en Dallas. En 1982 contrajo matrimonio con Emily Ruth Black. En 1994 se divorció para casarse con la arquitecta y diseñadora Mary Kathleen Richardson, amiga íntima de una de sus hermanas. Dicen las malas lenguas que durante su matrimonio con Richardson, quien se suicidó en 2010, Kennedy les enviaba a sus amigos fotos de mujeres desnudas con las que había tenido relaciones. Y que llevaba un diario en el que reflejaba sus encuentros sexuales con mas de 30 de ellas. Un día la esposa lo encontró y les dijo a sus hermanas que el documento debía ser entregado a la prensa si algo le pasaba a ella. Comenta una analista que Kennedy:
…usaba los números para representar “hasta dónde” habían llegado en cuanto a las relaciones sexuales, como un niño en la escuela secundaria. En una entrada registraba tres mujeres en un día. Una fuente que ha visto los diarios dijo: “Lo interesante es que se retrata a sí mismo como una víctima en todos los encuentros con mujeres. Estaba mirando con lujuria a las mujeres del movimiento ambientalista”. Culpó a las mujeres, calificando los actos sexuales de “asaltos”. En una entrada, registró que “escapó por poco de ser asaltado” por dos mujeres. “Fue tentador, pero recé y Dios me dio la fuerza para decir que no”, escribió.
Pero, con todo, esas credenciales distan de ser las únicas. Desde 2005 se ha dedicado a promover teorías conspirativas sobre la salud pública, incluida la existencia de un vínculo entre las vacunas y el autismo.
En 2010 dijo estar experimentando pérdida de memoria y confusión mental, al punto de desatar preocupaciones entre los suyos acerca de un posible tumor cerebral. Cuentan que consultó a varios neurólogos que habían tratado a su tío, el senador Edward M. Kennedy, fallecido un año antes de cáncer en el cerebro.
En mayo de 2024 le dijo a la prensa que un gusano muerto en su cerebro había sido la razón de aquella desmemoria. “Fue causada por un gusano que se metió en mi cerebro y se comió una parte y luego murió”, declaró. De acuerdo con varias fuentes, los neurólogos que trataron a Edward Kennedy le dijeron que aparecía una mancha oscura en sus escáneres cerebrales y concluyeron que, como su tío, él tenía un tumor. Pero, según relata, un médico del hospital Presbiteriano de Nueva York propuso otra explicación: la del parásito en su cerebro.
Los galenos finalmente coincidieron en que la mancha en el cerebro era resultado de un parásito. Y Kennedy añadió que podía haberlo contraído en una de sus incursiones por el sur de Asia. De acuerdo con The New York Times, pensaron que era “probablemente una larva de la tenia del cerdo”. “Algunas larvas de tenia pueden vivir en un cerebro humano durante años sin causar problemas”, precisaron. “Otras pueden causar estragos, a menudo cuando comienzan a morir, lo que causa inflamación. Los síntomas más comunes son convulsiones, dolores de cabeza y mareos”.
Pero un experto en Parasitología de la Universidad de Nebraska-Lincoln, dijo que la pérdida grave de memoria, como la describió Kennedy, se asociaba más a menudo con el envenenamiento por mercurio.
De cualquier manera, el hecho logró desatar un sinfín de memes, chistes y caricaturas que distaron de obrar a su favor.
Por último, está la política. En 2024 presentó su candidatura a la presidencia, primero como demócrata y luego como independiente. Pero los miembros del clan no pudieron sino tirarle duro cuando anunció, en agosto de ese año, que respaldaría a Donald Trump después de renunciar a encabezar una boleta. “La decisión de nuestro hermano Bobby de respaldar a Trump —dijeron entonces— es una traición a los valores más queridos de nuestro padre y nuestra familia. Es un final triste para una historia triste”.
Él expresó, por su parte: “Estas son las causas de principios que me persuadieron a dejar al Partido Demócrata, postularme como independiente, y ahora a dar mi apoyo al presidente Trump. Las causas fueron la libertad de expresión, la guerra en Ucrania y la guerra contra nuestros hijos”.
Finalmente, en noviembre pasado fue nominado por Trump para secretario del Departamento de Salud y Servicios Humanos; una de las nominaciones más controvertidas, entre otras muchas de su tipo en una Administración que quiere lealtad a toda costa en su cruzada contra el llamado Deep State. Kennedy está a punto de ser confimado este jueves por el Senado en pleno.
Al enterarse, su prima hermana Caroline Kennedy, exembajadora de Estados Unidos en Australia y Japón, dijo en un comunicado que sus opiniones sobre las vacunas lo descalificaban para ser uno de los principales responsables de las políticas sanitarias de Estados Unidos.
“Bobby se aprovecha de la desesperación de los padres de niños enfermos, vacunando a sus propios hijos mientras crea un grupo de seguidores y disuade hipócritamente a otros padres de vacunar a los suyos”.
Pero fue más categórica aún: “Carece de experiencia relevante en materia de gobierno, finanzas, gestión o medicina. Sus opiniones sobre las vacunas son peligrosas y deliberadamente mal informadas”.
Para aumentar el cúmulo de negatividades, afirmó que RFK Jr. “alentaba” a sus hermanos y primos “a seguir el camino del abuso de sustancias”. Y cerró con un juicio terrible: afirmó que tanto Robert padre, como el expresidente John F. Kennedy y su hermano Edward estarían “disgustados” por las acciones de su primo hermano.