Quizás algunos no lo recuerden ya, pero hace mucho tiempo —para mi una hora es mucho tiempo—, se afirmaba que la inversión extranjera era un complemento de la inversión estatal. Algunos entendieron entonces que, como era “complementaria”, no era “tan importante”, incluso pese a que nuestros principales dirigentes, y especialmente Fidel Castro, una y otra vez explicaban la importancia de la Inversión Extranjera Directa (IED).
Luego de esos muchos años, resulta que aquello que era complementario permitió que sectores industriales y de servicios iniciaran una recuperación que haló al resto de la economía cubana. El turismo y el níquel primero, la extracción de petróleo, la generación de electricidad con gas acompañante, decisiva para la capital, la modernización de las telecomunicaciones, la producción de rones, luego la de cerveza, la de aguas y bebidas; todas ellas aportaron y siguen aportando ingresos en divisas a la Isla, sustituyeron importaciones, modernizaron la tecnología y dieron empleo a miles de trabajadores, beneficiando a sus familias además. Y un día, casi sin darnos cuenta, lo “complementario” se convirtió en “estratégico” y hoy es muy difícil que alguien hable del desarrollo futuro de nuestro país y excluya de su argumentación a la IED.
A pesar de ser así de estratégica, a los economistas nos era muy difícil acceder a datos que nos permitieran hacer análisis más precisos del impacto de la IED en la economía nacional. Parecía tan imposible como ahora parece imposible estimar la inflación, quizás el más sensible de todos los indicadores que hay que conocer para poder manejar adecuadamente este proceso de ajuste llamado “Ordenamiento Monetario”. Pero lo imposible se hizo posible y hoy ya tenemos datos de la IED, quizás no todos los que deseábamos, pero ahí están. Va y un día los economistas cubanos podremos tener también los datos oficiales públicos de la inflación.
Pero el asunto no viene por esos datos que la ONEI ha facilitado y que yo agradezco mucho. A ellos volveré un poco más abajo. El asunto tiene que ver nuevamente con el calificativo de “complementario” otorgado a las pequeñas y medianas empresas (pymes). Debería entenderse que lo “complementario” también puede ser muy importante y, a veces, decisivo.
Por ejemplo, tal cual afirma el periodista Ariel Terrero basándose en datos de la CEPAL, existe una evidente asimetría en el impacto de las pymes en el empleo y en el PIB en América Latina. Ellas aportan alrededor del 25% del PIB y a la vez generan mas del 60% del empleo, por muchas razones asociadas a la estructura económica regional y a su peculiar forma de inserción en la economía internacional; es entendible. Pero el rol de las pymes en la economía es mucho más que su impacto en el PIB, porque, al garantizar mas de un 60% del empleo, generan ingresos que contribuyen a incrementar la demanda, produciendo un efecto positivo en la dinámica de la economía vía incremento de la demanda efectiva.
En Cuba, al igual que la IED en aquellos tiempos, las pymes y en general las Formas de Gestión no Estatal, son calificadas como “complementarias” a la economía estatal. Lamentablemente, al igual que no pasaba con la IED tiempo atrás, no tenemos un grupo de datos agregados que nos permitirían una mejor medición de su impacto en la economía y en su dinámica. De todas formas adelantaré una estimación que creo de interés. Más abajo la tabla indica la estructura del empleo en el año 2020 en Cuba.
Indicadores de la estructura de empleo en Cuba |
2020 |
% |
Total de ocupados |
4.643,800 |
100 |
Sector Estatal |
3.094,400 |
66,64% |
Sector no Estatal |
1.549,300 |
33,36% |
Cooperativas |
532,100 |
11,46% |
Agropecuarias |
514,900 |
11,09% |
No Agropecuarias |
17,200 |
0,37% |
Sector Privado |
1.017,300 |
21,91% |
de ellos: Trabajadores por cuenta propia |
602,000 |
12,96% |
Vayamos a los números, el sector estatal sigue siendo predominante en cuanto al empleo, sin dudas, sin embargo, el sector no estatal empleó la tercera parte de los ocupados. Ese número de más de un millón quinientas mil personas ocupadas no es para nada “complementario”, primero, porque sus ingresos son decisivos en la demanda efectiva y, segundo, porque hoy en día el Estado no tiene capacidad para generar empleo para esa cantidad de personas.
Caminemos un poco hacia dentro de esos números. Un año atrás, cuando se explicaban los problemas de empleo asociados a la Tarea Ordenamiento, se dieron los datos del empleo en el sector estatal presupuestado y en el sector estatal empresarial para el año 2019; eran 1. 478 200 (32%) del total de ocupados y 1. 600 300 (35%) en el sector estatal empresarial. Si asumiéramos una estructura parecida para el 2020 y el 2021, tendríamos que el sector no estatal emplea solo un 3% menos de personas. Vaya con la “complementariedad”.
¿Es que también la producción agropecuaria del sector no estatal es “complementaria”? Los números no dicen eso.
Pero esta vez, a diferencia de lo que ocurrió con la IED en su momento, tenemos información sobre la cantidad de pymes que se constituyen, las provincias a las que pertenecen, si son privadas o estatales, si son pequeñas o medianas y el sector de negocios que desarrollan.
De acuerdo al artículo 3.5 del Decreto-ley 46 de 6 de agosto de 2021 ”Sobre las micro, pequeñas y medianas empresas”, las mipymes tienen la obligación de rendir información estadística según se dispone en la legislación vigente.
Fuente: ONEI.
En algún momento, claro que no en los próximos meses, en tanto están obligadas por ley a rendir información, también podríamos conocer cuánto aportan estas estructuras de la economía cubana al PIB, a las exportaciones, a la sustitución de importaciones, etc. Sabremos también cómo contribuyen a la formación bruta de capital. Es algo bueno para seguir sus tendencias y, al menos cualitativamente, intentar evaluar cuánto contribuyen a los propósitos de desarrollo del país y como “complementan” al sector estatal.
Hoy gracias a la información recién divulgada por la ONEI sobre la inversión extranjera podemos constatar cuán estratégica es, por ejemplo, si comparamos las exportaciones originadas por la IED (1.760,3 millones) con las exportaciones totales de bienes (1.783,0 millones) tendríamos una idea más exacta de cuán estratégica ha sido (representan un 98,7% de las exportaciones totales de bienes). También nos podemos sorprender de cuán poco aportan los hoteles y restaurantes a la formación bruta de capital, a pesar de la fuerte presencia de compañías extranjeras en el sector con, apenas, 42 millones. O sorprendernos con el hecho de que, según los datos aportados por la ONEI, la IED solo contribuyó a la formación bruta de capital con el 5,3%, aunque en este caso habría que saber si los dólares aportados por la IED fueron valorados a la tasa oficial vigente entonces, de 1 USD igual a 1 CUP.
Datos que sirvan de “complemento” sin dudas hacen falta para estos sectores que fueron catalogados como “complementarios”.
Interesante análisis de lo ‘”complementario”. Se constata una vez más que, no obstante los decisores haberles brindado un poco del merecido espacio que en una economía requiere la producción no estatal, aún la histórica estigmatización de éste sector productivo prevalece.
Cuántos años más se requerirán para que se entienda que las pequeñas y medianas empresas no entran en contradicción con nuestro proyecto socialista.
Es casi seguro que en algunos años los datos muestren que las formas de producción no estatal sean de más peso en la economía cubana que las formas de producción estatal. Cuando esto ocurra no veremos más
que el reflejo y consecuencias de la histórica ineficiencia e improductividad de la gran empresa e industria estatal socialista cubana y del inadecuado empleo y aprovechamiento de las fuerzas productivas.
Todo saldrá a la luz, sólo es cuestión de tiempo.
Este articulo me hace pensar en lo productivo q hubiera sido si se hubieran licitado y acordado inversiones extranjeras en muchas de las fabricas q se cerraron y perdieron, con la consecuente perdida de puestos de trabajo por no ser rentables, centrales azucareros, textileras, fab de fertilizantes, fab de neumaticos, etc
Siempre agrada encontrar estos análisis de Triana.
Agrego para su valoración posterior lo que representará en nuestra economía planificada la demanda de servicios y productos de este sector al resto de la economía. Sin el ánimo de crear más mecanismos de control, creo en la necesidad de inducirr cierto balance en el proceso de creación de las MIPyMES y no dejarlo al Libre Albedrío que hoy se observa pues corremos el riesgo de aprobar más.demandantes que oferentes y en esa relación arbitraria el nivel de fracaso de las MIPyMES será alto.
Esa inducción debiera estar orientada desde las Estrategias de Desarrollo Municipal para finalmente llegar a tener los sistemas productivos o empresariales a escala territorial.
Hasta ahora, todavía son pocas las.aprobadas, no se visualiza el deaface entre demandantes y oferentes, pero si no se induce a eso creo llegaremos inexorablemente.