Y ocurrió…. ¡al fin!. Una Feria en La Habana con emprendedoras y emprendedores cubanos. Y fueron muchos los que respondieron. Y no fue para nada un milagro. Ahí estuvo la voluntad política del gobierno de la Habana, el amor propio de los trabajadores de Expocuba, que todavía sin recuperarse del huracán de casi tres años “apagados” sacaron de donde no hay. Sobre todo, ahí estuvo el hambre de tener un espacio, de ser reconocidos en la práctica, de sentirse iguales a aquellos otros empresarios que antes, una vez al año, venían a la Habana a enseñar sus productos junto a las empresas estatales y donde nunca ellos, emprendedores que hoy estaban ahí, pudieron tener un espacio, salva alguna rara excepción.
Que una parte decisiva de esos nuevos empresarios privados y gestores de proyectos de desarrollo local sean jóvenes, incluso sorprendentemente jóvenes, es también muy bueno, en especial en estos tiempos en que la emigración es tomada como un recurso político. Si queremos tener una nación tenemos que tener jóvenes y sobre todo jóvenes a cargo.
Ojalá que esta pequeña gran Feria de Desarrollo Local, La Habana 2022; sirva también para cambiar más mentes, en especial las de aquellos que nunca lo han entendido y/o no lo quieren, o mejor aún, para enviar a los dueños de esas mentes a algún otro lugar, incluso con todos los gastos pagos. Cierto es que no es la primera feria de este tipo, recuerdo hace mucho que allá en Holguín se invitaba a los “cuentapropistas” a participar en eventos parecidos. También allí algunos dueños de algunas mentes lo consideraron como algo sacrílego. Pero se hizo.
La transformación del “merolico a cuentapropista y de este a empresario privado o gestor de un proyecto de desarrollo local” es quizás el guion que falta realizar para dejar constancia de un hecho vital de nuestros días. Ahora me viene a la mente Santiago Álvarez y su noticiero latinoamericano.
¿Están de moda el desarrollo local y las mipymes en Cuba? Considerarlo como una moda es lo peor que puede hacerse. No, no creo que sea una moda y expondré varias razones:
Primero, porque lo que la evidencia viene demostrando es que no parece posible imaginar el desarrollo futuro de Cuba sin un fuerte e incluso estratégico sector de pequeñas y medianas empresas y proyectos de desarrollo local, que no sólo complementen a la empresa estatal sino también que generen nuevos negocios donde la empresa estatal pueda ser complementaria.
Segundo, porque la transformación productiva necesaria para hacer sostenible el desarrollo tienen que tener una expresión concreta en los territorios y en sus estrategias de desarrollo y los proyectos de desarrollo local (PDL) y las mipymes son uno de los caminos para concretar esa estrategia.
Tercero, porque como nunca antes existe una normatividad construida que aun sin ser totalmente coherente con el propósito de fomentar mipymes y PDL —nuestro sistema tributario es el botón de la muestra, o el retardo en tener procedimientos expeditos para lograr negocios con inversión extranjera o la demora inexplicable en otorgar a los PDL la condición de persona jurídica— ha expandido los límites para que convertir buenas oportunidades en negocios sostenibles dependa, fundamentalmente, de la capacidad de las personas para lograrlo.
Cuarto, porque los territorios deben tener cada vez más protagonismo en alcanzar esa prosperidad deseada. No hay prosperidad sin desarrollo, no hay desarrollo sin transformación productiva, no hay transformación productiva sin innovación y no hay innovación sin un buen ambiente de negocios a escala territorial y ese ambiente de negocios dependerá cada vez más de la dinámica de los PDL y de las mipymes.
Quinto, porque unos y otros (mipymes y PDL) han demostrado, en estas circunstancias tan difíciles, esa capacidad de innovación, de resiliencia y reinvención que muy pocas empresas estatales han podido mostrar. Lo han hecho en las mismas condiciones de limitación de recursos externos, sin los apoyos fiscales y la permisividad crediticia que aquellas otras empresas han tenido y aquí el botón de muestra podría ser el sistema empresarial estatal de la agricultura.
Sexto, porque a diferencia de la gran empresa, una de las facilidades de estos pequeños negocios y proyectos es que los requisitos de inversión son mucho menores, de alguna forma más “fáciles de conseguir” o de encontrar un “inversionista” nacional o extranjero que quiera arriesgarse en la empresa. Ese capital de riesgo que ya existe y opera, facilita su nacimiento y muchas veces su sustentabilidad.
Séptimo, porque genera empleo efectivo, no redundante, no subempleo y esta es otra gran diferencia con al menos una parte de las empresas del sector estatal. En estos nuevos actores, la burocracia, casi como que por magia, no tiene prácticamente espacio. Lo otro es lograr que muchos de ellos transiten hacia productos más complejos tecnológicamente y de mayor valor agregado, algo esencial en la transformación productiva.
Octavo, porque logran un aprovechamiento racional de los espacios que ocupan y no se permiten el lujo de tener metros y metros cuadrados de infraestructuras sin utilizar.
Noveno, porque alivia al Estado de emplearse en asuntos “no esenciales” y permite a los gobiernos locales emplear sus recursos —siempre escasos— en aquellos destinos de mayor impacto social.
Décimo, porque es y será una forma efectiva de fomentar la inserción en la economía global desde lo local, en especial cuando las regulaciones y las normas existentes hoy sean atemperadas —también gracias a la existencia de esas mipymes y PDL— a las nuevas circunstancias.
Onceno, porque es una forma efectiva de quitarle ladrillos al bloqueo y de promover mayores y mejores relaciones entre los cubanos todos, los que escogimos vivir en Cuba y los que escogieron vivir fuera de Cuba. ¿Acaso hay mejor “agente de exportación” que un cubano viviendo en otro país y ayudando a su prima/ hermano o amigo a colocar sus productos en aquel mercado? ¿Quién puede ser mejor agente de promoción del turismo que algún cubano viviendo fuera de Cuba? Es cierto que las normas en este último caso están muy divorciadas de la realidad y desperdician oportunidades, pero tendrán que ser cambiadas.
Más de 700 expositores probaron que es posible, aun cuando queda mucho por andar en términos de normas, incentivos, comprensión, eliminación de obstáculos objetivos y subjetivos, prejuicios, burocracias resistentes y resilientes, eficiencia en los trámites, y otros muchos etcéteras. Esos más de 700 expositores también hablan de la necesidad de pensar en nuevas formas organizativas, como conglomerados y zonas especiales, donde bajo regímenes específicos que produzcan mejores y mayores incentivos, se generen sinergias entre estos diferentes actores que multipliquen los resultados del esfuerzo individual, reduzcan los costos de operación y faciliten sistemas logísticos, tan deficientes hoy y tan necesarios siempre. Inducir y facilitar que surjan estas nuevas formas de negocios es una tarea del Estado y de los gobiernos locales, hacerlo cuanto antes es una necesidad.
Ahora queda otra feria más grande, la de todos esos nuevos actores desde San Antonio a Maisí y la posible participación de muchos en la Feria Internacional de La Habana, porque si se trata de fomentar los productos y servicios nacionales, entonces ellos tienen que estar presentes.
Por todo eso es que pienso que los PDL y las mipymes ni están, ni son una moda pasajera, y paso a paso ganan un espacio más decisivo en las aspiraciones de ser un día un país próspero, tiempo y esfuerzo ha costado.
Hay que hablar claro, el sistema de cuba, como quieran llamarlo, no funciona ni funcionara, ha quedado mil veces demostrado en la historia de la humanidad, el socialismo es un empobrecedor de la sociedad.
Exacto, pero es la casi secular costumbre de jugar con la cadena y olvidarse el mono…