Lissette Solórzano (1969) vive y trabaja en La Habana. Es graduada del Instituto Superior de Diseño Industrial (ISDI). Tiene, además, una maestría en Microsoft por la Universidad Cristóbal Colón, Veracruz, México (2011-2012). Durante el año 2000 participó en varios talleres organizados por la Universidad de Fotografía de Maine, Estados Unidos. En 2010 fue seleccionada por la galería estadounidense Cara & Cabezas para una residencia artística.
Sus obras han sido incluidas en los siguientes catálogos y libros: Navigating the Waves (2024); Act of Sight (2022); The Light in Cuban Eyes (2015) y Our Mothers (1996).
Las siguientes instituciones públicas y privadas han incorporado a sus patrimonios piezas de esta artista: Casa de las Américas, Fototeca de Cuba, Centro de Estudios Cubanos de NY, Universidad de Harvard, Museo de las Américas en Denver, The Gallery (Milán y Washington DC), Museo de Arte de Brevard, Colección de la Familia Plonsker, Museo Nacional de Arte de Filipinas, Centro Nacional de Fotografía de Venezuela, Jenkins Johnson Gallery NY – San Fancisco, Colby College Museum of Art, Colección de Arte de la Familia Tsiaras, Museum of Fine Art Houston y la Universidad Internacional de la Florida (FIU).
La obra de Lissette es eminentemente testimonial, aunque últimamente se desplaza, sin abandonar su vocación documental, a planos más experimentales.
Aquí nos deja su declaración de artista, y algunos comentarios sobre las series a las que pertenecen las imágenes que ha querido compartir con nuestros lectores:
“La observación y el reconocimiento de los espacios físicos y las huellas creadas por el ser humano en su comportamiento cotidiano influyen en casi toda mi obra. A través de objetos y espacios fotografiados, represento la riqueza de los detalles en una amplia gama de sensaciones. Me deleito en las texturas y la materia que me proporcionan para crear un indudable impacto en las piezas a nivel formal. Llega un momento en que la obra comienza a abandonar la narrativa para adentrarse en ese terreno donde crece el silencio y se eleva y nos suspende. Me preocupa la documentación de todos los fragmentos que componen la vida que la habita y los destaco como recursos expresivos, dimensiones precisas del uso y el comportamiento humano.”
Made in Cuba (1990-2009)
“Dentro de grandes espacios históricos de tiempo se modifican, junto con toda la existencia de las colectividades humanas, el modo y manera de su percepción sensorial”. (Walter Benjamin)
Las fotos de esta serie develan particularidades de nuestra identidad cultural, promesas utópicas y un potencial crítico sobre las vertiginosas transformaciones socioeconómicas que luego se suscitarían.
Made in Cuba está integrada por 100 imágenes impresas sobre papel fotográfico, con una dimensión de 16” x 12”. 10 ediciones.
El gran jardín (2021) (en proceso)
De esta serie el curador y crítico Nelson Herrera, ha dicho:
“El gran jardín, fotografías manipuladas de Lissette Solórzano, representa un importante giro o cambio en la trayectoria de su carrera en el campo de la fotografía cubana contemporánea. Desde sus comienzos, interesada en la fotografía testimonial de ascendencia arquitectónica colonial, hasta sus intervenciones espaciales con carácter objetual e instalacionista, en grandes formatos y en imágenes en blanco y negro, ahora se desdobla en perspectivas pictóricas de colores contrastantes en capas superpuestas, sin abandonar lo tradicionalmente fotográfico, lo cual resulta de una hibridez sorprendente e inusual. Lissette da un salto hacia delante y se lanza a explorar nuevas técnicas y estructuras ópticas, con gran libertad y soltura”.
Fantasmas efímeros (1992)
Atendiendo a un impulso de identificación con la vejez, los rostros, en su propio espacio y contexto, hablan de la soledad, del paso del tiempo y de la cercanía a la muerte. Fantasmas efímeros advierte una problemática de la existencia humana y su implicación alarmante en nuestros días.
Ensayo fotográfico compuesto por 10 obras en blanco y negro, impresas en plata sobre gelatina, con una dimensión de 16” x 12”. Se concibió en 1990, en un pequeño asilo de ancianos del Estado cubano, enclavado en Centro Habana.
Las primeras obras se imprimieron en 1991. Fantasmas…fue mención en el Premio Ensayo Fotográfico, Casa de las Américas, La Habana, en 1994.
Ferrocarril (2002)
Esta pieza instalativa contiene nuestros sueños ontológicos de movimiento, de traslación, de evolución, nuestra fe en un mañana “mejor”, sustentada ya no tanto en este imponente símbolo de la revolución industrial, la locomotora, sino en algo más sencillo y primordial: nosotros mismos. Comprendemos la historia inusitadamente no como una serie de eventos sucesivos con una relación progresiva, sino como acontecimientos que se relacionan traicionando su aparente cronología, transparentándose aleatoriamente. Junto a todas estas personas que viajan en este vagón, quedamos atrapados, en sus gestos, en sus posturas inalterables viajando incesantemente hacia ese punto inalcanzable en el infinito donde se unen mágicamente ambas líneas.
Para la exposición Ferrocarril (2002), las galerías se adaptaron con raíles, música y efectos sonoros. Las imágenes del tren, que revelan una asombrosa diversidad de personas y situaciones, se realizaron en un solo día, mientras viajaba en la línea que va desde Tulipán, en el municipio Cerro, de La Habana, hasta San Antonio de los Baños, en las afueras de la ciudad.
Paisajes urbanos (2007-2009)
Es una serie donde recreo a través de la imagen nuevos significados de esa ciudad camaleónica. Develo objetos que prevalecen en la urbe, trasmutando sus significados.
Al mismo tiempo, exploro los escenarios, como un gran contenedor que el ser humano transforma cada día.
Havana Coastlines (2004-2005). Premio Lorenzo el Magnífico, Bienal de Florencia (2017)
A raíz de la obtención de tan alto galardón, el crítico Noel Nápoles le regaló a la Solórzano estas palabras:
“Salto al vacío, de Yves Klein, se recontextualiza. No es una calle, es el mar; no es Europa, es Cuba; no es la década del 60, es el presente. La esencia del gesto, no obstante, es la misma: captar en un fotograma la película de la existencia humana. Sobre todo, el momento definitorio en que desbordamos el estar para preservar el ser. Tensión invisible entre el gesto fugaz y la imagen duradera. Movimiento congelado que suspende la vida. Suspiro eterno. Por un instante, saltar sobre el muro, flotar en el aire, contemplar las olas que han de tragarnos en un instante. Por siempre, ignorar el ojo que nos mira, el dedo que obtura, el lente que pesca aquel instante para siempre. Malecón es un salto, pero no al vacío, sino al international klein blue que rodea a la isla de Cuba”.