El pasado 26 de julio se produjo un golpe de Estado militar en Níger. Este evento representa un nuevo episodio en una serie de procesos similares ocurridos a partir de 2020 en varias ex colonias francesas de África Occidental (Malí, Guinea y Burkina Faso). La multiplicidad de actores e intereses estratégicos en juego configura una situación de crisis regional y complejiza en extremo cualquier pronóstico sobre sus posibles vías de solución.
El cinturón de los golpes
Lo más llamativo, desde un punto de vista geopolítico, es que lo acontecido en Níger completa la conformación de una franja alrededor de la región del Sahel ocupada totalmente por gobiernos militares, y que se extiende a lo largo de más de 5 500 kilómetros desde la costa oriental hasta la costa occidental del continente, desde el Atlántico hasta el mar Rojo. En ella, además de los cuatro países ya mencionados, se incluyen Chad y Sudán, y ha recibido la denominación de “el cinturón de los golpes” (Coup Belt en inglés).
Esta sucesión de golpes militares ha alarmado y movilizado a los gobiernos formalmente democráticos de la región, agrupados en la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO, por sus siglas en francés), que inmediatamente ha adoptado duras sanciones económicas contra Níger y ha amenazado con una posible intervención militar para restablecer el gobierno del presidente derrocado.
A su vez, la postura adoptada por la CEDEAO ha sido apoyada por la Unión Africana, las Naciones Unidas, Estados Unidos y la Unión Europea. Esta inmediata y fuerte reacción de la “comunidad internacional” contrasta notablemente con la actitud bastante laxa asumida frente a los golpes de Estado precedentes ocurridos durante los últimos años en el continente africano, lo cual es una evidencia de los variados e importantes intereses que están en juego en la crisis nigerina.
Presidente depuesto y retenido, pero muy activo
Según la información disponible hasta el momento, el presidente constitucional depuesto, Mohamed Bazoum, permanece en su residencia de Niamey, la capital de esa nación, en circunstancias bastante extrañas tratándose de un golpe de Estado. Si bien las condiciones de su detención han suscitado denuncias por parte de sus partidarios, y el propio Bazoum se ha descrito a sí mismo como un “rehén”, al mismo tiempo se le ha permitido hacer frecuentes llamadas telefónicas para recabar apoyo nacional e internacional, a fin de conseguir su restitución en el poder.
Incluso, un artículo de opinión con su firma ha sido publicado en el diario The Washington Post, en el que ha presentado a Níger como el último bastión de la democracia, el respeto a los derechos humanos y el enfrentamiento al terrorismo en la región del Sahel, en contraposición con el advenimiento de los nuevos gobiernos “autoritarios” en los países vecinos. En la misma publicación, ha alertado que, en caso de prevalecer el golpe militar en Níger, la zona podría caer completamente bajo la influencia de Rusia de la mano del Grupo Wagner, que ya estaría operando en Malí y Burkina Faso, entre otros países africanos.
Bazoum es considerado como un fiel aliado de Francia y de Estados Unidos, países que mantienen efectivos e instalaciones militares en Níger para la realización de operaciones contra los movimientos islámicos armados presentes en la región. Igualmente, su administración había favorecido los intereses económicos de Francia, que depende de la explotación de los ricos yacimientos de uranio presentes en su excolonia para las centrales nucleares que sostienen el sistema eléctrico en el país europeo.
Los golpistas nigerinos
La junta militar establecida en Niamey, encabezada por el general de brigada Abdourahmane Tchiani, alegó que Bazoum era un títere de los intereses franceses y había sumido a los nigerinos aún más en la pobreza y la inseguridad ante el azote de los movimientos islámicos violentos. Tchiani se desempeñaba como jefe de la guardia presidencial. Según han propagado algunos medios, Bazoum habría decidido destituir a Tchiani, desatando así involuntariamente la acción golpista, como parte de una pugna interna por el poder.
En cualquier caso, el hecho es que la detención del presidente constitucional fue seguida por ostensibles manifestaciones de apoyo popular y ataques a la Embajada francesa. Fueron cancelados cinco acuerdos militares con Francia, de manera similar a lo ocurrido previamente en Malí y Burkina Faso (en el caso de Malí, además, el francés fue eliminado como idioma oficial).
Francia, la que más puede perder
La actual situación en Níger plantea un dilema particularmente complicado para Francia. Su excolonia es el último baluarte de la presencia militar francesa en la región. Estaba previsto que las tropas francesas que debían abandonar Malí y Burkina Faso se estacionarían en Níger, donde la potencia europea ya tiene alrededor de 1 500 efectivos. Con la cancelación de la cooperación militar francesa, este plan queda ahora en entredicho.
Frente a esto, la Cancillería francesa ha sostenido que la revocación de los acuerdos por parte de la junta militar no afecta su actual presencia militar, en tanto que no reconocen a los golpistas y se basa en el marco legal acordado con las “legítimas autoridades nigerinas”.
El sentimiento antifrancés se ha acentuado durante la última década, alimentado por el hecho de que la permanente interferencia política y el reforzamiento de la presencia militar de la exmetrópoli colonial no han sido capaces de proveer, como contrapartida, una efectiva protección contra los movimientos extremistas que azotan a esta zona geográfica, particularmente a raíz del derrocamiento del gobierno de Muammar El Qaddaffi, en la vecina Libia.
La tragedia de Níger
Níger es un país sin litoral situado en la región de África Occidental. Ocupa una superficie de 1 267 000 km2 (más del doble que la de Francia, su ex metrópoli colonial), lo que lo sitúa en el lugar 21 entre los 194 Estados independientes existentes en el mundo. Con una población estimada en algo más de 25 millones de personas (99 % de religión musulmana), tiene la tasa de fecundidad más elevada del planeta (un promedio de 7 hijos por mujer en 2022) y una expectativa de vida de 60 años. Es también uno de los países más atrasados del planeta, al ocupar el lugar 189 en el más reciente Índice de Desarrollo Humano (solo Chad y Sudán del Sur tienen una peor clasificación).
Como consecuencia de las respectivas situaciones de conflicto y guerras civiles en países vecinos (en particular Libia, Malí y Nigeria), el territorio nigerino es azotado por variados movimientos insurgentes violentos (al-Qaeda, el Estado Islámico y Boko Haram) que han causado gran cantidad de muertes y desplazamientos masivos de población. El país también es utilizado por bandas de traficantes de personas, como vía de tránsito de emigrantes en camino hacia Europa. La presencia de estos movimientos y grupos violentos ha motivado la presencia de miles de efectivos de Francia, referida anteriormente, y de Estados Unidos.
Estados Unidos condena el golpe y amenaza, pero conversa
Desde la perspectiva del gobierno estadounidense, la crisis en Níger podría poner en riesgo la correlación internacional de fuerzas en la región.
En tal sentido, algunos medios han reportado que la junta militar nigerina ha solicitado la ayuda del Grupo Wagner, compañía al servicio de Rusia, que ya actúa en otros países africanos. Las imágenes de partidarios de los golpistas portando banderas rusas en el centro de Niamey y vitoreando al presidente Vladimir Putin, avivaron las sospechas sobre una implicación rusa en el golpe.
No obstante, por el momento, el Pentágono ha negado tener algún tipo de evidencia en ese sentido y ha expresado su confianza en que pueda encontrarse una solución pacífica que permita el restablecimiento del gobierno constitucional. También ha dejado claro que, aunque la cooperación militar con Níger ha sido puesta en “pausa” hasta tanto se aclare la situación, no tiene previsto ninguna modificación en cuanto a la presencia militar estadounidense en el país africano.
Desde el lado diplomático, una misión encabezada por Victoria Nuland, Subsecretaria de Estado, se reunió el 7 de agosto con líderes y representantes de la junta militar. Nuland reconoció que las conversaciones fueron difíciles y que sus interlocutores se mostraron firmes en su decisión de avanzar por un camino apartado del orden constitucional.
Durante los últimos años, Níger ha sido la piedra angular de la estrategia regional del Pentágono. De esta manera, ha situado en el país por lo menos 1 100 efectivos, cuenta con una base de drones en la región norteña de Agadez y ha gastado 500 millones de dólares en el entrenamiento y aprovisionamiento de armas a las fuerzas armadas nigerinas.
De ahí que, aunque el secretario de Estado Antony J. Blinken ha advertido que si el presidente depuesto no vuelve al cargo Estados Unidos podría dar por terminada su asistencia económica y militar, es poco probable que llegue a concretar esta amenaza. Una retirada de Estados Unidos de Níger crearía un vacío que podría ser llenado rápidamente por una gran potencia adversaria, como China o Rusia.
China, intereses económicos y solución política pacífica
Desde hace varios años, el gigante asiático ha estado realizando inversiones significativas en la producción y refinación de petróleo en Níger. También tiene participación en la producción de uranio.
Con respecto a la actual crisis política, la Cancillería china ha expresado su confianza en que Níger y los países de la región puedan encontrar una “solución política” e hizo un llamado a restablecer la normalidad en el plazo más breve posible.
Rusia, del Grupo Wagner a la Cumbre con África
Además de la presencia del Grupo Wagner en varios países de África, en tiempos recientes Rusia ha estado alentando un renovado sentimiento antioccidental en el continente. La Cumbre Rusia-África, celebrada hace un par de semanas, mientras transcurría la crisis en Níger, constituyó una oportunidad idónea para reforzar ese proceso y presentar a la gran potencia euroasiática como una importante aliada en la lucha de los países africanos contra “ciertas manifestaciones de colonialismo”.
En cuanto a los eventos en Niamey, la Cancillería rusa ha instado “a las partes del conflicto a que se abstengan del uso de la fuerza y resuelvan todas las cuestiones contenciosas mediante un diálogo pacífico y constructivo”.
En la Cumbre de San Petersburgo tuvieron una ostensible presencia los jefes de los respectivos gobiernos militares de Burkina Faso, Ibrahim Traoré, y de Malí, Assimi Goïta, quienes abogaron por estrechar los lazos con Rusia y a la que le agradecieron su apoyo.
La CEDEAO
La organización regional ha realizado dos reuniones extraordinarias para coordinar una respuesta regional frente a la situación en Níger.
Como resultado de la primera, celebrada el pasado 30 de julio, los países miembros emitieron un ultimátum a la junta militar para restituir a Bazoum en el plazo de una semana, dejando abierta la posibilidad del uso de la fuerza en caso de incumplimiento. También adoptaron, con efecto inmediato, un conjunto integral de sanciones económicas contra Níger, incluyendo la suspensión de todas las transacciones comerciales y financieras, el congelamiento de activos nigerinos y el cierre de fronteras terrestres y aéreas. Como parte de estas medidas, por ejemplo, Nigeria ya ha cortado el suministro de electricidad a su país vecino, que representa el 70 % de su consumo total, provocando así una seria afectación a la población nigerina y su actividad económica.
Ya vencido el plazo establecido, el 10 de agosto se realizó una segunda reunión en Abuja, la capital de Nigeria, en la que, si bien se subrayó el compromiso con el restablecimiento del orden constitucional en Níger por medios pacíficos, también se acordó la inmediata activación y el despliegue de una fuerza militar regional interventora. Sin embargo, una fuente militar británica ha revelado que la CEDEAO solo cuenta por el momento con efectivos de Nigeria, y es improbable que entre en acción si a ellos no se suman fuerzas militares de otros países.
Una reunión inicialmente programada para el 12 de agosto, en Ghana, de los jefes de Estado Mayor de la CEDEAO, para informar a sus líderes sobre “las mejores opciones” para dar seguimiento a la decisión de desplegar la fuerza multinacional, ha sido pospuesta indefinidamente. Mientras tanto, un grupo de mediación de líderes religiosos nigerianos se reunió con miembros del régimen militar en Niamey el propio 12 de agosto.
¿Un golpismo militar, revolucionario e internacionalista?
Hasta el momento, la junta militar nigerina se ha mostrado firme y ha rechazado la demanda restauradora de la CEDEAO y de la “comunidad internacional”. Horas antes de la segunda cumbre extraordinaria en Abuja, la junta anunció la conformación de un gobierno de transición con 21 miembros, con una mayoría de figuras civiles y liderado por Ali Lamine Zeine como nuevo primer ministro.
Por su parte, los gobiernos militares de Malí y Burkina Faso se han alineado a favor de la junta instaurada en Niamey y, mediante una declaración conjunta, proclamaron que considerarían cualquier intervención extranjera en Níger como una “declaración de guerra” contra ellos. Por su parte, las autoridades de Guinea han declarado su desacuerdo contra las sanciones decididas por la CEDEAO, incluyendo la amenaza de intervención.
La sucesión de derrocamientos de gobiernos civiles y formalmente democráticos ocurre en un contexto de creciente descontento popular hacia los gobernantes de turno y los mecanismos neocoloniales de Francia, que, en gran medida, han sido claramente responsables por la expoliación de los recursos naturales y los niveles extremos de desigualdad, pobreza, corrupción e inseguridad a los que están sometidas las respectivas poblaciones en los países de África Central.
Por tal razón, estos procesos parecen haber contado con un significativo apoyo popular y han levantado expectativas con respecto a la posibilidad de retomar el control sobre los recursos naturales y ponerlos al servicio de proyectos nacionales orientados hacia el desarrollo económico, la justicia social, la independencia política y un renovado panafricanismo.
Esta solidaridad manifiesta entre los nuevos gobiernos militares de África ha estado revestida con un discurso reivindicatorio de la soberanía nacional y el antimperialismo. Dos días después de que el presidente constitucional Mohamed Bazoum, de 63 años, fuera detenido en su residencia en Niamey, Ibrahim Traoré, de 34 años, devenido en el jefe de Estado más joven del mundo gracias a un golpe militar, pronunciaba en San Petersburgo y frente a Vladimir Putin un discurso impactante que se hacía rápidamente viral en las redes sociales. ¿Señales de una nueva época para África? ¿Un segundo proceso de independencia?
Solo la vida demostrará si estamos en presencia de procesos con una vocación genuinamente antineocolonial, desarrollista y emancipadora, o si este atractivo discurso solo representa una cortina de humo para la entronización en el poder de nuevas figuras y sectores que a la postre terminan traicionado las expectativas populares.
Pero dicen que la esperanza es lo último que se pierde.