ERICK SÁNCHEZ EN MADRID O A LA TERCERA VA LA CERTEZA
El acogedor bar “Ni tan tarde” en la calle Huertas –donde el clásico Barrio de Las Letras finaliza y parece mirar a los ojos al Paseo del Prado- se ha ido convirtiendo en un lugar preferido de los que gustamos de la canción trovadoresca, de los textos inteligentes y las melodías entrañables.
Ya estuvieron en este espacio (que mezcla el ambiente bohemio y una atmósfera casi familiar) Pedro Luis Ferrer y Pavel Urquiza. Ahora ha sido Erick Sánchez quien nos ha regalado un precioso concierto en la noche del viernes 6 de septiembre.
Erick junta varias de las más conocidas muestras de su creación con la interpretación personal y virtuosa de obras de otros compositores. Trajo temas de Pablo Milanés, de Silvio Rodríguez, de Pedro Luis y se asomó a los clásicos de nuestra trova.
Sánchez invitó a Julio Hernández y el cantautor cubano –residente desde hace unos quince años en Madrid- nos ofreció dos muestras de su talento. Una canción nostálgica y otra que es una joyita de costumbrismo y simpatía.
Emocionante y eficaz resultó la presencia de Juan Carlos Cuba. Este narrador oral compartió muchas tardes de tertulia con Erick en La Habana de finales del pasado siglo. Era un punto de encuentro interesante y travieso desde su nombre. Algo así como “la peña de los lunes que se celebra los martes”.
Juan Carlos estuvo acertado, sintético, logrando hacernos cómplices de la agudeza y el encanto de las narraciones que defendió.
A medida que avanzaba la noche Sánchez pareció sentirse más cómodo; sus temas se perfilaron y los registros de su poderosa voz nos inundaban de gracia y emoción. Comunicar con la complicidad única de una guitarra es asunto delicado. Si Erick lo logra es en primer lugar por la autenticidad de su trabajo pero también por la naturalidad; su limpio pero nada vulgar desenfado. Salimos de “Ni tan tarde” con la certeza de que valdrá pena volver; con la alegría de que la mejor tradición de nuestra trova está encontrando un espacio sistemático en la capital española.
