El Teatro Lírico Nacional de Cuba ha presentado este fin de semana una ópera de Richard Wagner: El holandés errante. No sería una gran noticia si no se tratara de la primera escenificación de una obra de este gigante por la compañía. Pocas veces se han cantado o tocado partituras de Wagner en Cuba, era un sueño acariciado. Acostumbrados como estamos a las sonoridades italianas y francesas, venía muy bien esta incursión en la potente escuela alemana. Pero Wagner, eso lo sabe todo el mundo, es una asignatura muy compleja, sobre todo para los que no tienen tradición de asumirlo.
La Orquesta Sinfónica del Gran Teatro de La Habana, bajo la batuta del joven director general de la compañía Eduardo Díaz, se esforzó lo suyo al interpretar la música. No es que haya estado mal, pero uno espera un cuerpo sinfónico mucho más contundente. En ese acápite se hizo lo que se pudo, pero el coro sí debió haberse esforzado un poco más: en ocasiones no lució cómodo, como si los pasajes lo trascendiera.
Afortunadamente los protagonistas resultaron más convincentes, especialmente el barítono ucraniano Andrei Maslakov, que es un experimentado en estas lides. Su seguridad estuvo bien secundada por Johana Simón y Yuri Hernández, cantantes cubanos que no se amilanaron ante el gran reto.
Pero lo mejor de esta versión (una coproducción cubana, austríaca y alemana) ha sido su visualidad. Particularmente notables son los diseños escenográficos del segundo acto, responsabilidad del austríaco Harald Thor con la colaboración del artista cubano Kcho. Si se suma el diseño de luces se logra uno de los más hermosos entramados plásticos de la escena cubana de los últimos años. Una obra de arte, sin dudas.
La puesta en escena de Andreas Baesler pudiera parecer iconoclasta para los amantes de la tradición, pero a este cronista le pareció bastante coherente. Aunque algunos aspectos de esa actualización a ultranza del argumento resultaron un poco forzados.
En fin, ha sido una buena temporada. Lástima que no se llenara la sala Avellaneda del Teatro Nacional.
Wow! Que buena noticia! Ojala algún día pueda ver el anillo del nibelungo… Las cuatro… Por el teatro lírico cubano…