Entre las imágenes que uno asocia con las películas americanas están las que generosamente proveen las historias de tribunales: la gente sigue los juicios en TV, la gente va a manifestarse delante de la corte pidiendo justicia, ya sea a favor o en contra del acusado, exigiendo que le apliquen la inyección letal o que lo liberen. La prensa, digital o física, recoge el dictamen de la opinión pública, que alegra o preocupa a los abogados. Algunas mujeres idealistas y solitarias se enamoran de los condenados a muerte. Todo esto suena familiar, ¿verdad? Sí, seguramente que en esos juicios como shows hay un poco de circo, pero no deja de ser el circo democrático.
No creo que la justicia norteña sea perfecta ni muchísimo menos, pero esa interactividad, que por demás no le es exclusiva –la gente grita también y enarbola carteles a la entrada de los juzgados en las películas europeas, hindúes, latinoamericanas; incluso los periodistas, oh herejía, se atreven a conminar a acusados, letrados y testigos para que hagan declaraciones– esa interactividad, digo, me resulta exótica. El derecho es algo con lo que por acá tenemos una relación mínima. Uno se entera del resultado de algunos juicios por rumores, por cadenas de emails o por la versión ejemplarizante que, tiempo después, recrea Día y noche o programas similares. El papel del ciudadano, su relación con el aparato de la justicia, termina cuando la policía asume el control: entonces es mejor que regrese a su casa y olvide el asunto, en especial si siente alguna simpatía por el detenido. Y como se trata de un control excluyente, para el que resulta igualmente intolerable que la ciudadanía exprese pacíficamente sus sentimientos hacia el acusado o trate de lincharlo, hemos terminado asumiendo que nuestra intervención no va a cambiar nada, y en cambio es muy probable que nos traiga complicaciones. Los juicios delicados son siempre a puertas cerradas, y la policía despeja el área frente al Juzgado. Una citación, un proceso judicial en ciernes es una salación para cualquiera.
En muchos países no sólo se sigue en los espacios informativos el proceso del día, aquel que acapara (o hacia el cual es conveniente desviar) el interés público, sino que hay canales de televisión enteramente dedicados a transmitir juicios, misas, las sesiones del Parlamento. De acuerdo, son aburridísimos, pero están ahí. Siempre hay gente interesada en esas cosas, aunque no sean más que los familiares de las víctimas, los creyentes y los políticos; siempre hay un momento en que le interesa a uno. No batirán ratings, pero el mero hecho de que existan implica transparencia y respeto al ciudadano. No se trata de que la opinión pública vaya forzosamente a cambiar un veredicto, sino que el fulano de a pie siente que no se le escamotea información, que puede expresar públicamente su adhesión o su descontento, que su parecer individual tal vez no le caiga en la cabeza a Newton y desencadene la Física moderna, pero definitivamente pesa.
Como rebaso la cincuentena, recuerdo que muy de tarde en tarde ha habido en Cuba procesos tan importantes que se televisaron. Eso sí, todos de corte político y en versiones de bolsillo, sintéticas, editadas para despojarlas de esos momentos incorrectos que podrían hacernos daño y de lo que las benévolas autoridades nos protegen. El corte del director se pasa en otros foros, para públicos escogidos. Escogidísimos.
Tomemos el caso de los cineastas cubanos abogando por una Ley de Cine. Después de tres años poco o nada se ha avanzado en firme, las autoridades le dan largas a algo tan insólito como una propuesta de ley que nace abajo, entre la gente, sin sugerencias o coerciones, sin agentes enemigos asomando la oreja peluda. El criterio que subyace sonará conocido: eso requiere de análisis muy serios, eso se mueve a otros niveles, los que tienen que saberlo ya lo saben, hay que tener paciencia y confianza. Dicho de otro modo, en cualquier democracia unos son más democráticos que otros.
La justicia tal vez sea ciega, pero a nuestra sociedad no le vendría mal una Operación Milagro.
Muy bueno. Correcto. Este tipo de artículos son necesarios en la sociedad cubana. Para promover conciencia, abrir espacios de debate, mejorar nuestra democracia. Lamentablemente, ningún medio de prensa nacional publica cosas como esta. Algunos sitios web cubanos, en ocasiones, se atreven con artículos críticos o de opinión semejantes a este. Pero ni la TV ni la prensa escrita.
Este sitio es bastante abierto a opiniones diversas, respeta al gobierno cubano, se muestra a favor de la soberanía nacional y defiende al menos los valores esenciales de la nación. La mayoría de sus columnistas son incluso intelectuales de mucho prestigio, incluyendo al autor de este artículo. Y de igual manera, la mayoría de los artículos son serios, inteligentes, de valor cultural, para pensar, aprender y reflexionar, esté uno de acuerdo con ellos, a medias , en parte o en su totalidad.
Algunos son realmente excelentes, de primer nivel.
Nada hay en este sitio web que no sea válido como elemento de discusión para mejorar nuestra sociedad.
Sin embargo, cuantas personas en Cuba pueden entrar a Internet y si lo hacen, conocen que existe este sitio web, oncubamagazine, les interesa y disponen de tiempo para leerlo? Lmentablemente, muy pocos.
Basta leer los comentarios para comprobar que buena parte de los que dejan opiniones son cubanos emigrados, la mayor parte, pesimistas sobre el futuro de la nación, otros extremadamente reaccionarios.
En la práctica, este sitio web, muy diferente a porquerías como catorce y medio, casi nada logra aportar para hacer de Cuba un país mejor. No por su contenido, en general positivo, sino por su mínima incidencia en la sociedad cubana. Supongo (porque nada sé de este sitio), que es un medio independiente, radicado fuera de Cuba. Desconozco si los que aqui escriben reciben dinero por hacerlo. Desconozco si el sitio está financiado por alguna organización, agencia , iglesia o lo que sea.
Creo que sería saludable, para la credibilidad DENTRO DE CUBA de lo que aquí se escribe, que Oncubamagazine tuviese una página donde se identificase y expresase su proyección periodística, cultural, de principio.
Porque en verdad, Cuba necesita sitios como este, artículos como este.
Pero hay demasiados intereses imperiales, demasiado dinero oficial y secretamente dedicado a destruir a la nación cubana y algunos miserables que por unos dólares le venden su alma al demonio.
Esa es una verdad innegable. Oncubamagazine no tiene ninguna obligación con nadie, excepto la de sus dueños consigo mismos, con su propia conciencia, al utilizar a Cuba como objeto de su trabajo.
En prinicpio, me atrevo a creer que esta web, sus editores, son personas que quieren lo mejor para Cuba, son responsables y serias. Me atrevo a pensarlo por el contenido de sus artículos.
Pero una paginita donde al menos en pocas lineas expliquen algo más sobre el sitio en si mismo, sería MUY positivo para su credibilidad. Dentro de Cuba, recalco.
Muy bueno!!! Un milagro dios mio!!!
Excelente articulo Eduardo
https://oncubanews.com/trabajar-con-nosotros/
Muy bueno este Artículo menos mal que de vez en cuando Oncuba merita de ser leido
Gracias… Me ha gustado mucho el articulo…
Muy buen artículo!!
Eduardo, desgraciadamente lo que escribes se ajusta fielmente a la realidad. El kilo no tiene vuelto. En uno de mis viajes a la isla le “di botella” a una muchacha joven que cursaba su ultimo año de Licenciatura en Derecho. Me confesó que si cuando se graduara no podía conseguir un puesto como asesora jurídica de una empresa, pues entonces no iba a ejercer como abogada, pues ha visto lo injusto del sistema “de justicia” cubano, y su ética y su moral no le permitirían ser parte del mecanismo. Triste.
El sistema de jurados, no sera la perfeccion, pero es mucho, muchisimo mas democratico que el existente en Cuba, donde un hombre, solo un hombre decide la culpabilidad o inocencia de un ciudadano, yo he visto un juez dormitando durante un juicio, despues de alomorzar. He visto a un acusado ser sancionado despues de llevar dos años, dos meses y veintiundias en prision preventiva por un delito contra la economia y al carecer de pruebas y para no absolberlo, lo han sancionado a lo mismo que llevaba en preventiva y todo ello porque el juez tendria que rendir cuentas ante el partido por la absolucion. Esa es la justicia de mi pais, esto se da de narizes contra aquella afirmacion de Fidel Castro en la Historia me absolvera cuando dijo: En cuanto a la libertad del poder judicial despues del 10 de marzo, ni hablo siquiera porque no estoy para bromas. Fin de la cita. Y por triste que resulte, ahora la justicia en Cuba es mucho mas viciada que antes de la Involucion.
Yo lo leo porque si bien no estoy de acurdo con mucho de lo que escribe si veo que usted es alguien que escribe lo que piensa respetuosamente y eso siempre es digno de alabanza y meditación. Con este articulo estoy de acuerdo aunque a mí la verdad a veces me parece que el sistema anglosajón es un tanto impreciso pues eso de que me absuelva o condenen 12 de mis pares con sus filias y sus fobias como dice el tocayo Páez me parece que distorsiona la cuestión. Otra cosa es que aquí el sistema continental nos lo pasemos por el arco del triunfo pero bueno si me parece que todo lo que corresponde a los poderes de la nación debería ser publico con sus excepciones lógicas (no me valla nadie a decir que la discusión del trazado de una calle es secreto de guerra).