¿Otra crisis del transporte?
¿Otra vez no hay gasolina?
Un transeúnte en la esquina
pide botella hacia el Norte.
—Vaya obstinación, consorte.
Llevo 3 horas aquí.
Salí de casa y volví.
Hace un mes que no trabajo.
Esto es tremendo relajo.
¡Me perdí!
Yo que tuve en los 90
una bicicleta china
y viajé de esquina a esquina
dando pedal —¡oh, Pimienta!—
malogré, sin darme cuenta,
mi vocación de ciclista.
La ciudad era mi pista,
rodé tanto en tantos suelos
que ahora tengo unos gemelos
más duros que un deportista.
¿Se acuerdan cuando, burlones,
criticaban los camellos?
Ahora resulta que aquellos
eran buenas soluciones.
Movieron miles, millones
de ciudadanos “de a pie”.
Tantos camellos monté
que me creí marroquí.
Y ahora los extraño, sí.
¡Hasta el camello se fue!
A inicios de los 90
yo me montaba en camiones,
bicicletas, almendrones
o coches de tracción lenta.
Pero ya cumplí 50
y así no quiero seguir.
¿Alguien me puede decir
cuándo mejora el transporte?
—Caminar es un deporte,
no seas hazmerreír.
Dice Juan que él sale a diario
y se pone en la parada
pero que no pasa nada
para ir a ganar salario.
Dice su cuñado Mario
que así pasa la semana.
Y dice mi amiga Juana
que ella y su vecino Vega
compiten a ver quién llega
de la Lisa a Centro Habana.
Entre 23 y G
y el muro del malecón
diariamente hay maratón
de gente que viaja a pie.
Dice mi amigo René
(que habla con malos modales)
que como de dar pedales
se le jodío la rodilla
le alquiló la carretilla
al que vende vegetales.
¡Nostalgia! ¡Oh, la ruta 10,
del Diezmero hasta El Vedado.
Y hasta el Lawton del pasado
llegaba la 23.
Para La Jata, la 3.
Hasta el Cotorro, la 7.
E iba la 207
del Cotorro a Luyanó.
Y a Guanabacoa (¡ño!)
llegaba la 107.
Siento nostalgia a granel
por el año 84:
la ruta 2 y la 4
de Mantilla a San Miguel.
La 32, ¡qué nivel!
La 5, ¡qué viaje fino!
La 1, ya olvidé el destino.
La 101: Jaimanitas.
La 12 de La Cuevita
a la Virgen del Camino.
Y luego las rutas P.
Del P-1, P-2, P-7
se pasó a nuestras “P-vete
(si estás apurado) a pie”.
¿Y el P-11? ¿Ent-11s qué?
¿Y el P6 para El Vedado?
P de “pasta” y de “pesado”.
P de “parada” y “persona”
P de “perdón” y “perdona”.
P de “pa’l carajo, asere”.
P de “problema” y “esPere”
P de “pasaje” y “pasado”.
¡Qué nostalgia, caballeros!
¿Habrá un museo de guaguas
con timones y “jimaguas”
y fotos de los ruteros?
¿Se acuerdan de los guagüeros?
¡Nostalgia por el estrés!
Ya no hay 2 ni 23
ni nadie que esto soporte.
Ministerio de Transporte,
¿nuestras guaguas son los pies?
Dice Luis: “Yo que he montado
bicimotos, bicicletas,
bicitaxis, patinetas
y hasta camión alquilado,
como ya estoy tan cansado
—igual que otros insulares—,
pondré anuncios singulares
cerca de las termoeléctricas:
‘Alquilo piernas eléctricas
o con paneles solares’”.
—¿Que va a haber un incremento
en tarifas de transporte
interprovincial? —¡Consorte,
esto sí es tremendo invento!
—¿Guaguas y trenes? —Lo siento,
pero yo soy de camiones.
—Y entonces, ¿los almendrones?
¿Y los taxis, los ruteros?
—Tranquilidad, compañeros.
Vendrán otras soluciones.
—¿Y que igual habrá un aumento
de la luz, el agua, el gas?
—¡Tengamos la fiesta en paz!
—Te alquilo mi descontento.
—Rebájeles un 10 %.
—Te alquilo mi “habla bajito”.
—Te vendo un viejo chavito
y un ceucé noventero.
—Consorte, eso no es dinero.
—Bróder, ¿y esto no es delito?
¿Que suben los combustibles?
¿Que subirán los pasajes?
¡Qué bien! Haré menos viajes.
Hay destinos invivibles.
¿Ir al trabajo? Imposible.
¿A las escuelas? ¡Qué invento!
Viva el Cero Movimiento.
Si tanto problema apremia
que inventen otra pandemia
y vuelva el confinamiento.
Si un habanero pagaba
255
pesos para darse un brinco
a Santiago y demoraba
(o incluso, nunca llegaba)
tras este ajuste —este “apriete”—,
tras este “asúmelo o vete”
por trayecto similar
ahora tendrá que pagar
¡717!
Pero no estamos tan mal.
Solo un ligerito aumento
de un 180 %
al viaje interprovincial.
Esperemos al final
(el miedo aquí a nadie postra).
Hay que quitarse esa costra.
y esperar sin hacer nada
la siguiente temporada
de la serie Crisis Nostra.