Hoy (pura curiosidad)
me puse a husmear en las ventas
que hacen que no den las cuentas
de la vida en mi ciudad.
¿Que hay carencia? Cantidad.
Pero en la red hay de todo.
Abro Facebook. Me acomodo.
Abro también Revolico.
“Ventas”. “La Habana”. Me ubico.
Cara de “metomentodo”.
Al poner “venta en la Habana”
sale “popular ahora”.
Quiere decir que a esta ahora
es una búsqueda “sana”.
Son mis diez de la mañana.
Mucha gente está en lo mismo.
Florece el estraperlismo,
la compraventa, el negocio.
Poco tiempo para el ocio
y mucho “contrabandismo”.
Me salen “grupos”. Montón
de grupos para la venta.
Rápido pierdo la cuenta
y llega la confusión.
Material de construcción
y casas, ropa, comida.
Venden de todo. Enseguida
surge una pregunta urgente.
¿De dónde saca esta gente
lo que vende? ¿Y no se cuida?
Venden casas en La Habana,
(con muebles, sin amueblar).
Venden carros. Y un solar.
Y un chalet. Venden “campana
de cocina”. Venden lana.
Venden ron. Venden zapatos.
Venden vasos, ollas, platos.
Venden mesas de cristal.
Todo rápido y “legal”.
Con contratos. Sin contratos.
Y mi pregunta (que asombra)
es la misma y pertinente:
¿de dónde saca esta gente
los productos? En la “sombra”
no están. La gente los nombra.
Hay teléfonos. Hay nombres.
Venden mujeres y hombres
que no están nada escondidos.
Tienen nombres y apellidos.
(“Ay, asere, no te asombres”).
Me uno a un grupo y curioseo
a ver qué puedo encontrar.
Es un tremendo bazar
lo que en mi pantalla veo.
Hay de todo. Al menudeo
y al por mayor. Dura venta.
Hay comida (suculenta)
Hay pintura de vinil.
Hay leche en polvo (a dos mil).
Hay carnes (el precio aumenta).
Venden refrigeradores.
Venden planchas y neveras.
Venden percheros, mangueras,
relojes, televisores.
Venden motos y motores.
Venden sábanas y fundas.
Las ofertas son rotundas
y la entrega a domicilio.
El bolsillo pide auxilio.
¿La vista? Heridas profundas.
Venden tenis (marca Van).
Venden aceite “Sarita”.
Venden tejas de uralita.
Venden galletas y pan.
Venden telas (tafetán,
poliéster, tul, algodón).
Venden harina y carbón.
Venden trigo y detergente.
¿De dónde saca la gente
tal diversificación?
¿Quién provee mercancías
si en el mercado oficial
no hay nada, o todo está mal?
(Las tiendas están vacías).
¡Y vaya fotografías!
Comienzo a ponerme serio.
No quiero dar mi criterio,
solo quiero ser cronista.
Pero algo salta a la vista:
La respuesta es un misterio.
¿Será la nueva cantera
de Mypimes las “culpables”
y únicas responsables
de lo que aquí prolifera?
No lo creo. Ya antes era
vox populi el “faceboquismo”
para tanto estraperlismo
“a la cara del cubano”.
Que haya productos es sano.
Es lo mejor ahora mismo.
Venta de tinas de helado
y de pintura Vitral.
Venta de agua mineral.
Venta de cerdo y pescado.
“Vendo casa en El Vedado”.
“Vendo moto y bicicleta”.
“Vendo masa de croqueta”.
“Ojo: me vendo a mí mismo”.
“Vendo visa de turismo
al Niágara en Bicicleta”.
Y en Revolico también,
tal vez de distinto modo,
venden todo, compran todo:
variedad a tutiplén.
No es que esté mal ni esté bien.
Lo asombroso es la existencia
en medio de la carencia
y la visibilidad
Y la tranqui-impunidad
de todo: su quintaesencia.
Y los que dicen que van
“a acabar con la inflación
y con la especulación
abusiva”, ¿dónde están?
¿No tienen Facebook? ¿No han
comprobado que el dinero
tiene enorme “coladero”
en la venta online y offline?
¿O se están cogiendo “un time”
a ver quién pierde primero?
Si los precios abusivos
están puestos “a la cara”
¿por qué el gobierno no para
la viveza de los vivos?
En platós televisivos
han hablado (lo he escuchado).
Pero luego en el mercado
informal todo está igual.
O es que si resuelve un mal,
¿ya no es tan negro el mercado?
En fin, es mi teoría,
día a día y mes tras mes,
que el Mercado Negro es
menos negro cada día.
¿Mercancía? Hay mercancía.
¿Precios altos? Sí, lo sé.
¿Escándalo? Sí, se ve.
¿Abusivo? Sí, abusivo.
Todo es especulativo.
¿Y la gente de a pie? ¡¡A pie!!
Eres un genio, la verdad, el verdadero cronista de nuestro tiempo, gracias por utilizar tan magistralmente,el “látigo con cascabeles en la punta”
Los que tienen que ver con ” ponerle el cascavel al gato” ,no les gustan las decimos””” de este corte cultural y humorístico,ligados con realidades.