Play para escuchar las décimas en voz de su autor Alexis Díaz-Pimienta:
Donald Trump: —Make America Great Again!
New York Times: —Make America Great Depression Again!
El show de Trumpman no cesa.
Cada día, otro episodio.
En la fábrica del odio
siempre gana el que más pesa.
A Trump sólo le interesa
Trump, después Trump, después Trump.
Trump se siente un elecTrump
suelto, un buiTrump invencible.
Todo el mundo es reducible
a vasallo del paTrump.
Donald Trump se ha hecho viral
—no ha perdido los papeles—
por su guerra de aranceles,
su “innovación” comercial.
¿Tercera Guerra Mundial?
¿Los gringos contra los chinos?
Aranceles asesinos.
Tiemblan las economías
porque hay cabezas vacías
decidiendo sus destinos.
Ya la palabra “aranceles”
se ha hecho tendencia global.
Un treding topic mundial
en diferentes niveles.
¿Recíprocos memenceles?
Escándalo monetario
con alcance planetario.
¡Qué bueno este culebrón!
¡Viva la televisión!
¡Viva el Show Arancelario!
Aranceles asesinos:
Islas Heard: un 10 global.
Islas McDonald, igual:
que se jodan los pingüinos.
—Pingüinos, rusos y chinos
Nos están amenazando.
Y, según un Trump-comando,
los pingüinos ahora están
rearmándose para un plan:
dedicarse al contrabando.
Dicen que Melania dice
que dice Warron que dijo
Elon Musk (un nuevo hijo,
quien nunca lo contradice)
que aplicó, con dos narices
y grandilocuentes gestos
un 10 % de impuestos
para todas las naciones
porque sí, porque a Trumpones
se vive mejor… son gestos.
Y los pingüinos molestos
en el Océano Índico.
Y focas buscando un síndico
que les quite los impuestos.
Pero qué pasa… son gestos
de magnate billonario,
supermegaestrafalario
que ha convertido, al final,
la economía mundial
en show mediático diario.
El tipo del memecoin
(la falsa criptomoneda)
sube al estrado y se queda
más plano que un Power Point.
Hombre de power y enjoin.
Hombre de “meo, ergo, pienso”.
Hombre de un poder inmenso,
corbata roja y tupé.
—¿Se han asustado? ¿Y por qué?
Si esto es tan solo el comienzo.
—¿Los aranceles son locos?
¿Quién dijo? ¡El loco soy yo!
No lo dijo, lo pensó,
y rieron unos pocos.
(Warron se limpia los mocos
con un pañuelo de Dior.
Melania busca el mayor
sombrero que hay en su armario
y Trump no cree necesario
vestirse de otro color).
25 pa Corea.
34 para China
18 a Filipinas.
20 a la Unión Europea.
¿Y Rusia? Por lo que sea:
Cero coma cero cero.
¿Y a Cuba? No, compañero:
no ven ni televisión.
Apagón tras apagón:
¿Verdad, Marquito? Te quiero.
China empezó en 34
Pero, como previamente,
ya tenía impuesto el 20
llegó hasta un 54.
Lo mío es cine, teatro,
televisión en prime time.
Un nuevo show de true crimen,
pero con la economía.
Vamos, rompan la alcancía.
Más aranceles in prime.
A Japón, el 24.
A Tailandia, el 37.
A Venus, el 37.
A Malasia, el 24.
y a Brunei, el 24.
—Bróder, ¡repetiste rima!
—¡Y te pones chulo, encima!
Que se aguante y se calibre
pues yo soy un verso libre:
antirrima y anticlima.
Hay algo que admiro en Trump
(de lo que poco se habla)
y no es su cara de tabla
ni su auto-adoración
ni su trumpificación
de diferentes tamaños.
No nos llevamos a engaños:
si admirable es su poder,
más sus ganas de joder
casi con 80 años.
—Señor, los pingüinos no.
—Sí, por bailar en las rocas.
Por ser socios de las focas,
por no jugar dominó.
¿Se creen mejores que yo,
los muy hijos de Pingüinlandia
(que se vayan pa’ Tailandia)
porque visten elegantes
y entran en los restaurantes
más finos de Groenlandia?
—Xi Jiping, estás jodido,
tu imperio llegó a su fin.
Inventé el super-multín,
un arancel diferido.
Melania le habla al oído,
le susurra, sibilina:
—Darling, esto es una ruina,
un mal para el bien común:
Las gorras rojas pro-Trump
también se cosen China.
—Déjame a mí, bomboncito,
No te me sulfures, no.
Como el que manda soy yo
Yo los pongo y yo los quito.
No te acerques, que me excito.
No te opongas que me insultas.
Tengo intenciones ocultas.
Y en una pizarra (oh, yes:
nueva tabla de Moisés)
siguió dictando las multas.
Canadá y México, el 10.
A Japón, el 24.
Myanmar, el 44.
(—¿Y Cuba? —Hablamos después.
—Ah, que ahora no aplica, yes).
El 46, Vietnam.
32 para Taiwán.
Bangladés, el 37.
Filipinas, 17.
29, Pakistán.
Sudáfrica paga el 30.
Irak paga el 39.
Camboya, el 49
Lesoto, paga el 50.
Islas Mauricio, 40
y Liechtenstein, 37.
Kazajistán, 27
Guyana, hasta el 38
y Zimbabue, el 18,
e Israel, el 17.
Nicaragua, el 18
y Botsuana el 37.
Malaui, otro 17
y Túnez el 28
Laos el 48.
El 24, Brunéi.
A la India, 26.
Sri Lanka, 44.
A Malasia, 24.
Mozambique, 16.
Chipre, Croacia, Letonia
Austria, Bulgaria, Alemania,
Bélgica, Chequia, Lituania,
España, Francia, Polonia,
Dinamarca, Grecia, Estonia,
Suecia, Malta, Rumanía
Eslovaquia, Irlanda, Hungría
Todo un bloque corpulento
que paga el 20 por ciento.
¡Qué equilibrio, qué armonía!
Eslovenia, 20 igual
Y Países Bajos, 20.
Finlandia 20 (y lo siente).
Italia, 20 (muy mal).
20 también Portugal.
Malvinas, 41,
Moldavia está en 31,
Venezuela, no me acuerdo.
¿Colombia y Chad? Ya me pierdo.
¿Alguien tiene el 21?
Narnia: el 30,5.
Mordor: el 43.
Middle-Earth: el 33
Hogwart: el 45.
Westeros: el “te la hinco”.
Mars: el 80 (¿contento?)
Asgard: el 30 (por lento)
Wakanda: el 62.
Júpiter: el 32.
Plutón: el ciento por ciento.
Carnaval de los impuestos
en The Liberation Day.
Unos gritan: “¡Muerte al Rey!”
Y otros, “Rey muerto, rey puesto”.
—Al que no pague, lo arresto
o lo reduzco a mendigo.
Como un divino castigo
no se libra en esta guerra
ni Milei (don Motosierra):
—Che, creí que eras mi amigo.
Jornada Bursátil tensa
en la bolsa de Valores.
Wall Street sufrió estertores
y hay preocupación inmensa.
El señor Dow Jones no piensa
más que en su devaluación
que es una deportación
hacia un mundo de luz corta.
—Musk, si Trump gana, ¿qué importa
la caída del Dow Jones?
—Soy un genio financiero.
Por cierto, no he dicho nada;
Melania está embarazada.
Necesito más dinero.
Va a llegar otro heredero.
Otro Trump junior… ¡Candela!
Y duélale a quien le duela
estoy muy feliz con esto…
Si es varón va a ser, Impuesto.
Y si es hembrita, Arancela.
—Lo que tengo que aguantar:
palmípedos y cretinos.
Denle a todos los pingüinos
visa pa’ Madagascar.
Yo no me voy a pringar
por ningún politicastro.
El mundo está hecho un desastro
y a mí no me jode naiden.
La culpa la tienen Biden,
Carlos Marx y Fidel Castro.
—Soy un genio. Soy un mago.
Un economista inmenso.
Cada vez que meo, pienso.
Cada vez que pienso, ca(i)go.
¿Que vendo armas? Lo hago.
¿Que compro Teslas? También.
Quiero abrir otro Ten Cent
en la Trump Tower de Gaza.
(Gaza es mi Segunda casa).
Y a los demás, que les den.
—Aranceles, Aranceles.
¡Sueño con esta palabra!
Arancel y… ¡abracadabra!
Arancel y… “¿tú qué quieles?”
Xi Jinping, no me canceles
el juego de golf, consorte.
Tengo visa y pasaporte
bróder, y soy bueno en esto.
He dejado sin impuesto
a tu Pingostán del Norte.
—Yo arancelo, tú arancelas.
Nosotros arancelamos…
Tengo una mipyme y vamos
a importar rones y chelas.
Ay, Xi Jinping, no te duelas.
Ay, Xi Jinping, chinitín.
¿Tú quieres guerra, pillín?
¿Xi? Te invito al Monopoly.
Juega y no seas finolis.
Arancélate, Jinping.
—Arancélate conmigo.
Ponte una corbata roja
y juega a la pata copia
con Putin, tu buen amigo.
Arancélate y te sigo.
Arancélate… feliz.
Perdón, que voy a hacer pis
(Baño del Despacho Oval.
Interior/Noche. Orinal
con forma de Otro País).
—Para esto soy presidente.
O sea, Rey. Bueno… Zar.
Por cierto, volví a mear:
—Ponle a China el 120.
“Si tengo a Jinping de frente
les juro que me lo trinco.
Si hay que delinquir, delinco.
Lo demás me importa un huevo”.
—Ey, volví a mear de nuevo:
¡Ponle el 125!1
—Y ahora, todos los demás
aman a Estados Unidos.
Me llaman arrepentidos,
están besándome el ass.
En esto no hay marcha atrás.
Soy el mejor. El más bueno.
El más grande. El pleno, pleno.
El Presidente Dorado.
Soy un Dios Arancelado.
Ningún país me es ajeno.
Pero ahora tiembla el trumpismo
porque el dúo más bizarro
(Elon Musk – Peter Navarro)
se divorció… ¡cataclismo!
—¡Complotes del comunismo!
¡Nos echaron a fajar!
—¿Y Cuba? ¿Y Madagascar?
—¡Asere, cállate un poco
que me estás volviendo loco!
¡Marquito, ven a mear!
—Melania, ¿y mi peluquín?
—Melania, ¿y mi traje largo?
¿Y mi corbata pro-embargo?
¿Y mi spray anti-Putín?
—Melania, ¿y mi ron Xinping?
—Melania… ¡que estás ausente!
¿Tú no serás otra agente
ruso-chino-coreana
-cubano-venezolana
que actúa pingüinamente?
Detengan los aranceles
que puse ayer por la noche.
Y también los de antenoche.
Necesito más Bukeles.
Tengo cistitis, me duele.
Llama al Rey de los Pingüinos.
Vende el Tesla a mis vecinos.
Y sí, Xi Jinping está loco.
¡125 es poco!
Súbelo, que hay muchos chinos.
—Este es un juego muy chulo
—comenta Trump en voz baja—.
Unos pasando por caja
y otros besándome el… moño.
Yo les hago caso nulo
(para eso soy presidente).
¿No me votó tanta gente?
Pues, ¡yo mando! ¡Y se acabó!
Si no pensar como yo
go home, buena malagente!
Hasta aquí este reportaje
o crónica editorial
sobre la guerra mundial
de aranceles. Mi “homenaje”
en versos al personaje
que lidera el Trumpirato.
En su segundo mandato
(o segunda temporada)
hay saga garantizada.
Nos vemos dentro de un rato.
Coda:
Y mientras pasan los títulos
Rubio pregunta, asustado:
—¿Y Cuba? —Ay, no seas pesado,
que faltan muchos capítulos.
1. era un 125 / cuando mandé a publicar / pero Trump volvió a mear / y es 145