- La Habana.
Mes de julio, al mediodía.
La gente pierde energía
y se impone la desgana.
El aire de mala gana
saluda al ventilador.
El agua se hace vapor
el lunes con sol del martes.
Y un grafiti en todas partes:
“Prohibido hablar del calor”.
Todo hierve en El Vedado.
Fumata. Humo. Fumarola.
Gorriones haciendo cola
para comprar granizado.
El sol parece enfadado.
Hierve Cuba. Hay nerviosismo.
Y el Ministro de Turismo
dijo ayer en Camagüey
que está estudiando una ley
para aprobar el nudismo.
Pájaros buscando atajos.
Peces hirviendo en salmuera.
Perros con la lengua afuera
goteando sed, rabibajos.
Gorriones sobre los gajos
suicidándose a pellizcos.
Derretidos obeliscos.
Ramas que el viento no mece.
El agua del mar parece
una sopa de mariscos.
Ayer encontré una fuente
y cuando metí la mano
el aire grito: ¡Giordano,
cuidado que está caliente!
Y mi vecino de enfrente
compró una cerveza fría
y al poco rato tenía
sin haber hecho más nada
una infusión de cebada
que ni muerto se bebía.
En plena calle Galiano
un turista (hijo de Europa)
se empezó a quitar la ropa
diciendo “esto es inhumano”.
“¡Ay si yo fuera cubano”
aquel turista decía,
“me pasara todo el día
como Dios me trajo al mundo”.
Y en ese mismo segundo
se desmayó un policía.
El gallo de mi vecina
que es macho-macho (sin brumas)
ayer se quitó las plumas
y se sentó en una esquina.
No solo él: su gallina
también se quitó el plumaje.
Y al lado, con mucho aguaje,
comentaba un gallo fino:
—Te salvaste, perro chino:
viniste al mundo sin traje.
Suda la gente. El sudor
se evapora en el momento
y parece niebla el viento
por lo espeso del vapor.
Asfixia. Fuego. Sopor.
Falta cuerpo o sobra tela.
La Habana es una cazuela
que con el infierno emula.
Creo que el cuarto de Tula
volverá a coger candela.
Mi hijo fue a jugar softbol
con el uniforme puesto
y en un deportivo gesto
le prestó su cuerpo al sol.
Pero se le fue el control.
Los poros de luz heridos.
Y hoy yo pierdo los sentidos
porque ahora tengo, señores,
un hijo de dos colores:
Guambín y Guambán unidos.
Hasta el amor han cambiado:
ahora para los varones
van a fabricar condones
con aire acondicionado.
Todo es mucho y demasiado.
Hay oxígeno al vapor.
Y estando en el exterior
Juan Carlos Cuba Marchán
postea un cartel-refrán:
“Prohibido hablar del calor”.
Yo era un gordito poeta
—aún sin comer en exceso—
y estoy bajando de peso
sin hacer ninguna dieta.
A fuego lento el planeta
se cuece, largo estertor.
Y en medio de este sopor
me encontré a un adolescente
con un tatuaje en la frente:
“Prohibido hablar del calor”.
Por la falta de corriente
en el río Quibú hay rocas
que parecen duras bocas
pidiéndole agua a la gente.|
Todo el mundo de repente
se siente asfixiado aquí.
La estatua de Lady Di
se empezó a abrir el escote
y en su parque a Don Quijote
pidiendo un laguer lo vi.
Hoy caminé por La Habana
—algo que no tiene precio—
y me hallé a Milena Recio,
la periodista cubana.
—Qué bueno verte, mi hermana.
Qué alegría, qué sorpresa.
Y me quedé de una pieza
porque en ese mismo instante
se me derritió delante
como un helado de fresa.
Pero así y todo Milena
me invitó para su casa:
—Ya tú sabes lo que pasa:
me junto con gente buena.
Me dice: —Vale la pena.
Le dije: —Me apunto, hermana.
Y en casa de esta cubana
me junté —no doy más pistas—
con algunos “oncubistas”
u “oncuberos” de La Habana.
Gajes del subdesarrollo
y homenaje a lo sencillo.
Sabroso arroz amarillo
con aguacate criollo.
¡Y cervezas! ¡Vaya chollo!
Cervezas al por mayor.
Cervezas contra el sudor.
Y para evitar problemas
todos dijimos el lema:
“Prohibido hablar del calor”.
Comenzamos a charlar
y a reírnos y a beber.
Y a recordar. Y a comer.
Homenaje al paladar.
De pronto, sin avisar,
tocó el timbre un vendedor.
Y Milena: —Por favor,
dígame la contraseña.
Y el tipo (al fuego más leña):
“Prohibido hablar del calor”.
Y empezó a crecer la bola.
Ya estábamos desvariando.
¡Diez cubanos opinando
de política española!
La cerveza hablando sola
(etílicas reflexiones).
Todos cruzando opiniones
con tremenda intrepidez
porque el día 23
en España habrá elecciones.
Opinamos con valor
sobre España y su “torpeza”.
Milagros de la cerveza
o de la ola de calor.
El “cubano opinador”
es un nuevo ser viviente
que existe y da el paso al frente
con gesto altivo y enfático.
¡Esto del cambio climático
vuelve “majara” a la gente!
En fin, que los oncubistas
convocados por Milena
reímos a boca llena
y posamos de analistas.
Escritores, periodistas,
fotógrafos… lo mejor.
Y antes de irme, vaya horror,
Milena pidió (su tema)
vamos a decir el lema:
“Prohibido hablar del calor”.