Este fin de año mexicano llega con nuevo presidente. Un hombre que después de postularse dos veces por la izquierda tradicional, armó un partido, el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y en un lustro creció y ganó las elecciones. Al final todos vienen del Partido Revolucionario Institucional (PRI): aburrimiento de una parte, más de lo mismo, dicen otros, y gran expectativa desde las trincheras de quienes apoyaron a Andrés Manuel López Obrador, conocido como El Peje, aunque con una coletilla poco convincente: “no lo van a dejar hacer”.
“¿Votar por un Presidente al que pienso que no lo van a dejar hacer lo que hay que hacer… es esa una decisión sabia?”.
Como emigrada, con la experiencia de haber escuchado ya el discurso socialista, el populista, el capitalista y el radical; como ciudadana mexicana por decisión propia (naturalizada), trato de poner en orden las ideas sobre qué es lo que necesita México. Qué lo haría un país diferente.
En mis viajes por el mundo es frecuente que me pregunten cómo está México, si no es una locura vivir aquí. Todos saben de la violencia, de los descabezados, de la lucha entre cárteles del narcotráfico y un larguísimo etcétera que inunda la prensa de otras naciones.
No voy a citar estadísticas, porque destrozarían en el acto cualquier intento de darle una oportunidad a la patria adoptiva. Ahora más distanciada de los temas políticos como periodista que lo que estuve en el sexenio pasado, trato de ver la realidad como lo que soy las 24 horas del día, una ciudadana.
En estos ocho años de vida mexicana he escuchado decir muchas veces que a México le falta identidad como país, cosa que me parece bastante descabellada. He oído también aquello de que este pueblo no tiene memoria, con lo que, sobra decirlo, estoy muy de acuerdo.
Cuando en 2016 el maestro de la lengua castellana, y mexicana, Fernando del Paso, pronunció su discurso para recibir el premio Cervantes, el más grande en lengua española, dijo: “Las cosas no han cambiado en México sino para empeorar, continúan los atracos, las extorsiones, los secuestros, las desapariciones, los feminicidios, la discriminación, lo abusos de poder, la corrupción, la impunidad y el cinismo”.
Sin irme a hechos que ya son demasiado conocidos por la historia, este sexenio que concluye se lleva sobre sus espaldas a los 43 estudiantes muertos de Ayotzinapa. ¿Y a cuántos más? “No más sangre”, “Ni uno más”, son algunas de los esloganes que han recorrido el país en un ruego sordo, porque…
Hoy puedo decir exactamente lo mismo que del Paso: las cosas no han cambiado en México… Todos los mexicanos podríamos repetirlo. Me gusta, no obstante, que quede escrito con las palabras de este intelectual, que hace unos días nos abandonó. Hay que retomar los legados, hay que entender que cuando un hombre como él se ocupa de lo que necesita México antes de hablar de su vida como escritor y del premio recibido en el 400 aniversario de la muerte de Cervantes, es porque lo que necesita México es mucho y es grave.
Andrés Manuel López Obrador tendrá que demostrar que todo ese empuje que lo ha llevado a la lucha por la presidencia por tres sexenios consecutivos puede revertirse en un mejor país. Alfonso Durazo, quien será el secretario de Seguridad Pública y Protección Ciudadana ha dicho que el Programa de pacificación de López Obrador, que es el plan de seguridad propuesto por el flamante Presidente, se presenta en un momento en que el país vive la mayor ola de violencia e inseguridad desde la Revolución Mexicana (1910-1917).
El número de asesinatos al concluir el mandato de Peña Nieto podría llegar a 154 mil. El gobierno de Calderón, que fue quien lanzó a los militares a la calle, acumuló alrededor de 103 mil asesinatos, según las cifras oficiales.
Mucha amnesia rodea la historia vieja y la reciente de este país. Obrador habla de legalizar las drogas, pero México no es el país consumidor. La mayor parte circula hacia Estados Unidos, como los migrantes… Y de allá nos llegan las armas para controlar el paso de todo lo que se trafica entre las fronteras sur y norte del país donde, por supuesto, la violencia está más exacerbada.
Me voy al plano personal, y véase que no estoy hablando aquí, por cuestiones de enfoque y espacio, de salud, de educación, de salarios y empleos, de pobreza, de hambre; solo de seguridad, porque creo absolutamente que es el problema más terrible que enfrentamos.
Hace alrededor de dos años, regresando del gimnasio de mi barrio a mi casa, fui asaltada por un tipo con sudadera, aspecto normal y un arma blanca escondida en uno de sus bolsillos. No me sucedió nada físicamente. Entregué mi bolsa y corrí, literalmente, hasta resguardar mi vida. Me fue bien, tuve suerte…
Sin embargo, no ha habido un día desde entonces que, al salir a las calles de la enorme urbe que habito, no sienta el miedo de ser agredida nuevamente. La memoria psíquica es implacable con estos hechos, y aunque el mío es un caso de los menos delicados, ninguna persona merece vivir con miedo.
¿Nos va a garantizar el nuevo gobierno la libertad física y emocional? Quizás debí escribir una carta a Santa, o a Obrador, ahora que la Navidad se aproxima, pero cada día le tengo menos fe a los cuentos de hadas. Me gustaría seguir creyendo en los sistemas de gobierno, de justicia, en la democracia, pero no sé…
Lo que necesita México es que sus ciudadanos podamos caminar por la calle sin temor a ser asaltados, extorsionados, baleados, secuestrados, asesinados…
Toda América parece una réplica de insatisfacciones .
De acuerdo con el comentario de Gabriela Guerra: Mexico necesita ofrecer seguridad, los ciudadanos merecen sentirla. Pero no solo Mexico. Esto debe ser extensible a todos los países. Vivimos tiempo de violencia física y mental. Creo en la educación desde la más temprana edad para combatir los males que hoy nos azotan. Hasta cuándo esperar para que se cree un sistema de educación en los paises que aborden todos estos problemas y eduquen y formen un ciudadano mejor?
QuiAs
Felicidades Gabriela por tan sincero y claro de este artículo,estoy totalmente de acuerdo en que es el mayor problema para resolver e México. Es una pena que un país tan lindo y con gente tan maja tenga que soportar a diario está incertidumbre de vivir. Yo personalmente que conozco México desde hace tantos años ,me duele oír hablar de ese país como si todos fueran traficantes,delincuentes o asesinos. Como en otros muchos países latinos también existen problemas de esta índole,pero lo preocupante de México es que han ido creciendo estos índices cada vez más,y eso sí es preocupante. Ojalá y llegue algún gobierno que pueda poner fin a esta escalada de violencia para siempre,sería muy feliz si llegara ese día. Yo adoro México y a sus ciudadanos,que Dios bendiga a México y los mejicanos. Amén.
Excelente, como siempre, yo añadiría que como viejo manipulado por la “izquierda” yo apostaría a que NO se va a resolver en el próximo sexenio. Solo que no hago apuestas en que si gano pierdo y si pierdo gano, porque comparto contigo el país adoptivo y quiero lo mejor para él.
Excelente nota. Comparto el escepticismo de la periodista. Yo no veo ninguna razón para esperanzarse, ni por México ni por el resto de Latinoamérica. No hay más que mirar un poco alrededor. La situación presidencial de Brasil, la de Argentina y la de tantos otros países a nivel mundial.
Por estos días se dio un hecho en Argentina que, lejos de ser anecdótico, se ha transformado en una gran alegoría de nuestros tiempos: la final del campeonato de fútbol conocido como Copa Libertadores de América que debía disputarse en Buenos Aires, por razones de corrupción y violencia, se ha trasladado a Madrid.
Al mismo tiempo, en Buenos Aires, se celebra una reunión del G20… huelgan las palabras pero por sobre todas las cosas, las ilusiones.
Cada país con sus problemas … a México le hace falta un Comandante que llegue … y mande a parar!! Lo demás es muela. Saludos y buenos días.